Suspiro por milésima vez, mientras miro el reloj colgado en la pared y tamborileo con mis dedos sobre el libro de algebra.
Estoy comenzando a desesperarme y, al parecer, la persona que está delante de mí también, porque me mira como si lo estuviera hartando, cosa que probablemente estoy haciendo.
En cuanto pienso decirle que me iré y que pienso regresar en otro momento, o en cuando él me llame, la puerta es abierta.
Ambos giramos a ver a Ezra ingresar por esta, con su aire cargado de confianza por sí mismo y egocentrismo.
Al verme, se detiene y frunce el ceño, sin llegar a comprender por qué estoy en la misma habitación que él.
Pienso en salir corriendo, no por él, sino por lo que estoy por hacer, pero la voz de Tess resonando en mi cabeza diciéndome que ni piense en abandonar esto, hace que me quede sentada en mi lugar sin moverme ni un centímetro.
—Tome asiento, señor Mackey, no tenemos todo el día —asegura el director Díaz, mientras señala la silla que está a mi lado.
Ezra sin dejar de verme comienza a caminar y no es hasta que toma asiento, que aleja su mirada de mí para centrarla en el director.
—¿Qué pasó? —cuestiona Ezra, con un tono de voz tan relajado que me sorprende.
Si yo fuera a la que llamara el director, estaría temblando como buen chihuahua.
Pero claro, él debe estar muy acostumbrado, ya que el director lo llama siempre.
Mi mirada está centrada en el director, porque realmente el ver a Ezra me pone nerviosa y no porque él me intimide o algo por el estilo, sino porque si lo veo me voy arrepentir de todo esto y me sentiré realmente mal por ser una pésima persona.
El karma me va a cobrar esto, por estar apostando con Sierra a espaldas de Ezra.
—¿Vio sus calificaciones del año pasado? —cuestiona el director, viendo fijamente a Ezra, quien niega con su cabeza totalmente desinteresado—. Bueno, déjeme decirle que dan pena. Son un tremendo asco. —Abro mis ojos al escucharlo decir eso. Si yo fuera el pelinegro a mi lado, estaría quejándome porque el director no puede decirle algo así a un alumno, pero de reojo puedo ver a Ezra acomodarse mejor en su silla, plenamente aburrido y sin interés alguno—. Así que, a la señorita... —Carraspeo fuerte para que sepa que no debe decir nada y al parecer él lo comprende porque asiente con la cabeza disimuladamente—. La señorita Malkovich será su tutora por todo el año, o por lo menos, gran parte de este para que pueda graduarse.
Siento de inmediato la mirada de Ezra sobre mí, haciendo que yo gire a ver a otro lado.
Esto fue algo que se me ocurrió anoche y a Tess le pareció una forma correcta para acercarme a Ezra, sin que parezca muy extraño mi repentino "interés" hacia él. Así que esta mañana vine a la oficina del director y se lo plantee. Le dije que me gustaría ser la tutora de Ezra y, a pesar de que él lo dudo por unos momentos puesto que sabe mi relación con él, terminó aceptando e hizo llamar de inmediato a Mackey.
Pero él llegó treinta minutos después de que lo llamaran, sin importarle en lo más mínimo.
—¿Y si yo no quiero una tutora? —habla Ezra, luego de varios minutos.
Su pregunta logra sorprenderme, ya que creí que diría algo sobre que no quiere que yo sea su tutora. Pero veo que le da lo mismo quien sea, porque la verdad es que no quiere una.
—Desaprobará y no podrá graduarse junto a sus compañeros —responde el director de manera calmada y sin despegar su vista de Ezra.
—¿Y por qué ella? —inquiere, señalándome con su dedo pulgar. Ahí está, justo ese es el comentario que estaba esperando—. ¿No puede ser otro ya que no me queda alternativa?
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La apuesta del patito feo ✅
Teen Fiction"Todos tenemos un lado bello, pero no siempre es externo". Una apuesta. Una "fea". Un Bad Boy. Un triángulo amoroso.