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Ya había pasado un mes desde el rencuentro de nuestros jinchuurikis. Y, unas 3 semanas y algunos días desde la reunión con el Kazekage.
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Un pequeño resumen de lo que ocurrió en esas tres semanas y algunos días.
Algunas cosas habían cambiado, como el hecho de que Utakata decidió dejar nuevamente la aldea por un tiempo desconocido, y por lo que dijo se debía al hecho de que una chica logro convencerlo de que sea su maestro, una tal Hotaru. Prácticamente los que conocían al jinchuuriki del 6 colas, no entendían del todo como la joven convenció al jinchuuriki, este despreciaba a los maestros a gran escala, por lo tanto traía muchas dudas a sus conocidos. Entre ellos Yagura, Fuu por otro lado no le importo en lo más minino, más allá de que ella supiese o no los desagrados del jinchuuriki, a ella no le importaban y ni le importarían las razones de su retirada.
Otra cosa que había cambiado era una un tanto física en la mujer. Ahora llevaba un clip naranja en su cabello turquesa, y se podría decir que todo comenzó por el simple motivo de que en momentos de entrenamiento, con su mechón cubriendo su ojo, ella no tenía mucha visión a su alrededor, ahora sin embargo, eso había cambiado, tanto sus reflejos como visión habían aumentado. Además, su control sobre Choumei había aumentado, ya estaba cerca de liberar la próxima cola.
Por otro lado, se podría decir que Fuu ahora se llevaba mejor con los habitantes, la mayoría la trataban como a cualquiera persona normal, pero debes en cuando en su nombre utilizaban un honorifico un poco más educado. Y todo por el simple hecho de saber que ella residía en la mansión del Mizukage y muy a menudo hacían actividades juntos. Tales como : Entrenar, recorrer la aldea, interrogar gente, y relativamente cosas típicas de un equipo de ninjas.
Volviendo al tema de la relación con el pueblo. A ella le gustaba, por una vez se sentía bien, nunca había sentido ese trato y menos lo había experimentado. Aun así ella sabía que era una extranjera, y que sentir el afecto de un país el cual no era su país natal, era como la nada. Ella quería la aceptación de todos en su aldea, pero a la vez no quería tener nada que ver con ella. Eso la confundía, tampoco sabía porque todavía llevaba su banda de ninja. ¿Para representar la aldea que tanto odio y miedo le tenía?, Definitivamente no quería saber nada con su aldea. Un día simplemente despertó y su banda ya no se vio nunca más en su brazo.
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Era temprano por la mañana, la espesa niebla rodeaba el pueblo como era habitual, el viento que entraba por la ventana pegaba de forma fría y secante en los objetos.
En el comedor de la mansión, la sopa de miso estaba servida, acompañada por tazones de arroz y algunos vegetales. Ambos dos jinchuurikis sentados en extremos de la mesa, degustando los platillos.
Por lo general las comidas eran silenciosas, salvo cuando algo acerca de los entrenamientos u otras actividades quedaban en duda y discutían sobre eso.
Ambos, callados. Fuu pensaba y una pegunta llego a su cabeza, miro al Mizukage aun lado de ella y espero a que terminara de beber de su sopa para preguntar.
El tiempo de espera parecía eterno. Las gotas de sudor caían por su cara mientras esperaba impacientemente. Yagura sentía una atmósfera inquietante a su alrededor, abrió uno de sus ojos para mirar a la jinchuuriki impaciente que aguardaba a que terminara.
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Two Lifes
FanfictionUna historia acerca de dos jinchuurikis y como pueden variar los casos de la sociabilidad, una vida totalmente antisocial con una amada y respetada tratando de convivir con ciertas dificultades, pero, ¿ Quien cambiara a quien ?. Mientras la historia...