Charlotte tomo el control de la situación. Apolo no podría, no sabría, aunque tuviera que simplemente “embocar”.
Comenzó lento. Apolo sabía cómo y dónde besar. Bajó a su cuello y ahí se quedo, mientras que ella le quitaba la chaqueta. Apolo se quitó la camisa casi después de eso.
Charlotte se coloco sobre él y empezó a besarlo. Era raro, se dijo, que nunca lo hubiera hecho, pero hasta donde habían llegado no estaba tan mal.
Se besaron un largo rato, hasta que Apolo le quito la camisa. Charlotte se había quitado el corpiño cuando se puso la camisa, y la expresión de Apolo la hizo sonrojarse. Para ser sinceros, ella sentía que era su primera vez también.
Siguieron besándose, hasta que Charlotte le quitó los pantalones a Apolo. El joven comenzó a sonrojarse, y Charlotte pensó que se estaba arrepintiendo, pero no lo quería decir para no lastimar sus sentimientos.
–Apolo…–Comenzó. Pero el muchacho la beso más apasionadamente. Se sentó en la cama, las rodillas de Charlotte rodeando sus caderas, mientras la besaba más rápido, más ansioso.
Charlotte se dejo llevar y gimió levemente, cuando Apolo le mordisqueo un poco los hombros.
Se quito lo que le quedaba de ropa, y Apolo siguió su ejemplo. No recordaba cómo, ambos habían quedado debajo de las sábanas, Charlotte aún sobre él.
Charlotte se acomodó un poco, para que ambos estuvieran cómodos con la situación en sí.
Apolo abrió mucho los ojos cuando comenzaron, pero no se detuvo, no se avergonzó y lo que hizo que Charlotte se pusiera feliz era el hecho que Apolo lo disfrutaba.
¿Y cómo no hacerlo? Ella también lo disfrutaba y mucho. No se parecía nada a su primera vez, esta era mucho mejor, y rogaba que Apolo sintiera lo mismo.
Apolo gemía su nombre, y Charlotte se sentía feliz, se sentía completa. Por primera vez, le daba gusto estar con alguien en la cama.
En el momento final, Charlotte se recostó en el pecho de Apolo, y éste la estrecho contra sí.
–Charlotte…–Le dijo en un susurro.
La chica estaba asustada. Temía que Apolo dijera las palabras incorrectas. No porque estuviera equivocado, si no porque tal vez, estaba confundiendo cariño.
–No lo digas sólo porque te sientes presionado. El amor presionado no sirve y no es bueno.
–Te quiero Charlotte. –Le dijo sin tapujos. –No espero que me quieras de la misma manera que yo te quiero. Pero espero que lo sepas. Que te quiero, y que esto fue maravilloso y me has hecho el chico más feliz del instituto, o mejor, del mundo. Como sea, Char, yo te quiero.
Charlotte sonrió y se acerco más a él, pero era imposible. Ella sentía que no había más forma de acercarse a él.
–Apolo… Yo también te quiero. –Era verdad. Le quería, había aprendido a quererlo. A querer sus cosas de nerd, porque ella también las tenía. A entenderlo, a apreciarlo, a tal punto que ya no podía ocultarlo nunca más.
A lo largo de los días, lo había besado, había almorzado con él, habían hablado hasta altas horas de la noche, y no se arrepentía. Estaba feliz de haberlo conocido.
–Estoy feliz de haberte conocido. En serio. Gracias a la fiesta de James yo te conocí.
–De hecho fue el hecho de que estabas ebria como una cuba y caíste en mi puerta.
Charlotte abrió los ojos de par en par.
–¿Estás de broma? ¿Me desmayé en tu puerta?
–La fiesta fue en casa de Nathaniel, el es mi vecino. Escuche a alguien caminar y fui a ver quién estaba. Estaba solo así que debía ser cuidadoso. Miré por la mirilla, y te vi, con pantalones cortos y camisa y abrí la puerta porque creí que algo te había sucedido. Al abrirla me dijiste algo así como “¿Qué diablosh querres?” –La joven lo miró inexpresiva. –En serio, Char, estabas mal. Luego de eso te desmayaste y te entré, ya que no sabía cómo habías llegado, con quién habías estado y demás.
Charlotte se quedo muda. Está bien, el desmayo lo recordaba y había sucedido, pero ¿Cómo había llegado a la casa de Apolo? Eso era un misterio que nadie podría responder.
–¿Char? –Le preguntó Apolo. –¿Es normal, tener sueño luego de… Ya sabes…?
Charlotte sonrió.
–Es lo más natural del mundo.
–De… acuerdo…–Dijo mientras bostezaba. –Me dormiré. ¿Segura que tus padres no dirán nada si se enteran?
–Cuando cerré la puerta, coloqué mi cartel de “No Molestar”. Mis padres lo entienden y lo respetan. Seguramente irán a trabajar mañana.
–¿De qué trabajan?
–Papá es médico cirujano. Mamá es médica de emergencias. Atiende de todo. Por eso cuando James me empujó y caí contra las mesas, mi mamá estaba al lado mío intentando que despierte. Me hizo todos los estudios que después presentamos en la escuela.
–¿En serio?
–¿Cómo crees que pagamos la casa? ¿Siendo narcotraficantes?
–Sería bueno ser narcotraficante. –Dijo Apolo soñador.
–Cierra la boca. ¿Y tus padres de que trabajan?
–Mi padre es contratista, y mi madre artista. Son muy disparejos entre sí, pero se aman.
–Qué lindo… Mamá y papá no han dormido en la misma cama hace años. Siempre están trabajando y yendo a cursos, y yo debo quedarme en casa con “damas de compañía” –Marcó la comillas. –, son molestas, realmente, además, ni que viviera en el siglo XX. A Judith, la detesto. Mañana seguramente vendrá Cassandra. Y esa es testaruda, pero al menos hace buenos desayunos.
–Oye, Char… Me encantaría seguir hablando. Pero tengo sueño.
–De acuerdo…–Dijo la joven mientras bostezaba, y quedaba dormida con la cabeza en su pecho.
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Despertando con un extraño.
Teen FictionCharlotte siempre supo lo que quiso. Era la chica fiestera del grupo. Siempre iba de fiesta en fiesta. Pero cuando Charlotte despierta en la cama de su compañero "nerd" de secundaria decide dejar un poco de lado los excesos. Sabiendo que eso podría...