Charlotte

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–Castigada. –Dijo Charlotte a la hora del almuerzo. –Castigada por el “Rarito” Evans.

Dylan y Cameron la miraron.

–No importa te esperaremos. –Le dijo Cameron. Pese a que Charlotte las quería a ambas, Cam le caía mejor porque no la hacía perder la cabeza.

–Te dije que ese chico es raro. No sé porque te esfuerzas en hablarle. Ignóralo como siempre. –Le dijo Dylan comiendo un poco de ensalada.

Charlotte miro su hamburguesa y papas fritas. Tomo una y la comió lentamente.

–Cuando te vuelvas a despertar en la cama de tu próxima aventura de una noche, asegúrate que no es una especie de acosador.

Dylan se atraganto con la comida. Cameron miro a Charlotte con desaprobación, pero ella no se inmuto y comió un pedazo de su hamburguesa.

Al finalizar las clases, Charlotte se dirigió al aula de castigos. Sus zapatillas resonaban en los pasillos vacios.

«Está bien. Hoy descubriré que quiere Apolo. » Se dijo.

«Apolo no es tan raro. Es raro que un chico lea demasiado, pero seamos sinceros. Yo antes era como él, leía y leía y nada me paraba. ¿Qué me paso?»

En ese momento, Charlotte choco contra alguien.

Era nada más ni nada menos que Apolo.

–Char. Ten cuidado. –Le dijo.

–Suéltame.

–Vamos para la sala de castigo. Tendríamos que haber estado ahí hace más de 5 minutos.

–Como si el profesor López nos dijera algo.

Reímos. Charlotte le quedo mirando. Él nunca reía. O era raro que él lo hiciera.

–¿Qué sucede? –Le pregunto mirándola con esos ojos azules.

Negó con la cabeza.

–Nada, es solo que, jamás te había escuchado reír.

–Char. Te sorprendería las cosas que suelo hacer y nadie me escucha. –Se quedo un rato en silencio. –Okeeey, eso sonó mejor en mi mente.

Charlotte rió de nuevo. Apolo se la quedo mirando un rato largo. Ella le sonrió y Apolo se acerco un poco más.

–¿Sabes que es lo que quiero por mi silencio? –Pregunto despacio y calmado. Sus ojos azules se mostraban ansiosos.

–¿Qué? –Preguntó Charlotte.

–Esto. –Dijo y la tomo por la cintura acercándola a él. Charlotte coloco los brazos alrededor de su cuello y Apolo la beso.

Apolo besaba bastante bien, se dijo Charlotte. Era agradable besarlo. Sus labios suaves parecían encajar con los de ella.

Se besaron un largo rato, hasta que escucharon pasos.

Se separaron rápidamente y una voz detrás de ellos los hizo voltearse.

–¡Señores! –Era la profesora Jackson. –Deberían estar en el salón de castigos. Vengan conmigo y agregare diez minutos más.

Charlotte miro a Apolo y él se acerco mas a ella. Pero Charlotte le miro y siguió a la profesora Jackson hasta el salón.

–Profesor López. –Dijo la profesora con su voz estridente.–Estos jóvenes deberían haber comenzado a cumplir su castigo hace diez minutos. ¿Dónde estaba?

El hombre sentado en el escritorio tenía cara de dormido, se froto los ojos.

–Durmiendo. Hay gente que tiene nietos pequeños y una hija que trabaja de noche. Así que si me disculpa, dormiré otros diez minutos más.

La profesora dijo algo que nadie entendía y se fue golpeando la puerta al salir.

Charlotte se sentó al fondo, y Apolo la siguió.

–Bien. –Le dijo ella. –Ya compré mi silencio. Ahora cada uno puede hacer su vida.

–No tan rápido Char. –La ceja de la joven se levanto violentamente.

–¿Y ahora qué?

–¿Qué crees que dirían las personas cuando se enteren que me besaste?

–¿Estas de broma?

–Nunca.

–Apolo, ya compre mi silencio. ¿Ahora quieres otro?

–Depende. Si quieres que tu reputación quede destruida o se diluya lentamente.

–Maldito chantajeador.

–Leer sirve para algo, Char. Aprende del mejor.

–Esta bien. –Dijo sacando la billetera de uno de los bolsillos de la mochila. La abrió y saco un par de billetes. –De acuerdo, aquí hay alrededor de $250 dólares. ¿Suficiente?

–No deberías andar con tanto dinero. –Le advirtió Apolo.

–Calla y tómalos.

–No es eso lo que quiero.

–Vale, ¿qué es?

–Te dejare con la intriga. Hasta mañana o dentro de dos días. Yo aprovechare que el profesor López está profundamente dormido y me iré. ¿Me sigues? –Le tendió la mano

Charlotte se encogió de hombros, le tomo la mano y salieron sin hacer ruido.

Antes de separarse, Apolo la hizo girar y la beso de nuevo. Charlotte no se separo, pero tampoco se acerco.

Se separaron un poco.

–De acuerdo. Con respecto al segundo beso no diré nada… Pero el primero… Me temo que sí.

Charlotte puso los ojos en blanco y se fue, dejando a Apolo atontado.

Despertando con un extraño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora