𝖗𝖊𝖘𝖕𝖔𝖓𝖘𝖆

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SABRINA SPELLMAN se encontraba en su habitación con la compañía de su familiar Salem, un gato negro delgado que inspeccionaba cada movimiento realizado por su compañera; sobre un par de velas rojas, unidas por una mecha, tallaba dos nombres

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SABRINA SPELLMAN se encontraba en su habitación con la compañía de su familiar Salem, un gato negro delgado que inspeccionaba cada movimiento realizado por su compañera; sobre un par de velas rojas, unidas por una mecha, tallaba dos nombres. El suyo en una, y en la otra el de Nick.

Nicholas Scratch ahora era su ex-novio. El chico que tanto amo había terminado con ella tan solo hace unas horas, pero el dolor del rompimiento era tan insoportable que decidió desaparecer su afecto hacia él con un hechizo para cortar el vínculo, como Prudence se lo había sugerido.

Salem maulló, y Sabrina bufó por lo que su gato le dijo.

—No, Salem, tengo que hacer esto por mi bien —respondió, dejando las velas a un lado para mirarlo—. Quiero que mis sentimientos por él desaparezcan.

Salem maulló nuevamente. Sabrina frunció el ceño.

—Sí, claro que hablo de Nick. ¿Quién más?

El gato volvió a hablarle con un maullido.

—¿Harvey? No. Es decir, siempre querré a Harvey, pero no creo que aún...

Su familiar volvió a maullar. Al final, Sabrina accedió y comenzó a tallar el nombre de su antiguo ex novio del lado opuesto de la cera. Era mejor prevenir que curar.

Al prender el cerillo y acercarlo a la vela, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, pero no podía dejar de mirar cómo la llama consumía la mecha, y también consumía el sentimiento que alguna vez tuvo por ellos. ¿Acaso siempre tendría mala suerte en el amor? Una presión en su pecho se hizo presente. Sentía un nuevo vacío, la soledad la carcomía viva... Pero, en realidad, ella no estaba sola. Por lo menos, no en su habitación. No solo Salem se encontraba ahí, sino también Lilith, quien apareció entre las sombras y Sabrina no lo notó hasta que ella habló.

—¿Nadie te lo dijo? —susurró Madam Satán acercándose a ella—. Las reinas no pueden llorar. —Tomó el rostro de la niña para limpiar sus lágrimas—. Vamos, te esperan en el infierno.

Sabrina se encontraba sentada delante una gran mesa, vagando en sus pensamientos sin prestarle mucha atención a los demonios del tribunal, quienes reían y gritaban haciendo un completo escandalo

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Sabrina se encontraba sentada delante una gran mesa, vagando en sus pensamientos sin prestarle mucha atención a los demonios del tribunal, quienes reían y gritaban haciendo un completo escandalo. Los gritos de Lilith pidiendo orden eran audibles, a pesar de que se encontraba en la silla adjunta. Cuando por fin logró silenciarlos a todos, la misma subió la voz enfadada.

Sabrina Spellman 𖤐 Harry Potter And The Chilling Adventures Of SabrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora