𝖋𝖎𝖉𝖚𝖈𝖎𝖆𝖒

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SABRINA SPELLMAN no pudo evitar fruncir su ceño con esa palabra tan extraña que había salido de la boca de Harry; amaba su acento inglés, pero eso no significaba que fuera fácil entender lo que decía de vez en cuando

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SABRINA SPELLMAN no pudo evitar fruncir su ceño con esa palabra tan extraña que había salido de la boca de Harry; amaba su acento inglés, pero eso no significaba que fuera fácil entender lo que decía de vez en cuando.

—¿«Quilich»?

—Quidditch —le corrigió Harry con una risa que no pudo suprimir. Sabrina intentó no sonrojarse de la vergüenza—. Es este sábado, y quería saber si vendrías. Soy el buscador del equipo.

—Cuenta conmigo —accedió al momento, y tomó un sorbo del zumo de calabaza—. ¿Es un deporte, entonces?

—Me gusta que seas como de otro mundo. —Harry río. Sabrina lo comprendió pues ella pensaba lo mismo de este "otro mundo"; era reconfortante estar en un lugar donde los demonios no estuvieran pisando sus talones, arriesgando su vida cada cinco minutos, como siempre le sucedía en Greendale—. ¿Acaso no juegan Quidditch de donde vienes o...? —curioseo de pronto.

Sabrina trató de no echar un sonoro suspiro mientras negaba la cabeza, prestando una detallada atención al pedazo de pastel en forma de caldero en su plato.

Preguntas así eran muy comunes últimamente de parte de Harry, Ron e, inclusive, de Hermione. En las pasadas semanas, los tres chicos hacían interrogantes personales a la chica que no sabía cómo responder sin mentiras. Le cuestionaban seguido respecto de dónde vivía, por qué había venido aquí, cómo era su anterior escuela, qué les enseñaban y qué eran las "Artes Ocultas" (ésta última provino de una sospecha de Hermione después de opinar que Artes Ocultas sonaba muy similar a Artes Oscuras). Sabrina comenzaba a fastidiarse, y sabía que no podía decir excusas por siempre, y lo mismo ocurría en sus clases, pues le pedían que demostrará su habilidad en los hechizos muy seguido.

Numerosas veces pensaba en confesarle todo a Harry, ya que su estimo hacia él se volvía más intenso mediante el tiempo, sin embargo temía que no le creyera y que, al final, terminaría accediendo con Hermione a su teoría de que ella era una mortífaga, por lo cual, decidió cambiar de tema esa noche y el resto de la cena en el comedor fue placentera.

La semana del partido de Quidditch, Harry y Sabrina se encontraron la mayoría del tiempo solos pues Ron y Hermione habían discutido; ambos siempre parecían estar de mal humor y se marchaban cada que se encontraban, yéndose por lados opuestos. Y, por supuesto, esto secretamente alegraba a los dos chicos.

Ambos se dirigieron al lago el viernes por la tarde. Harry estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en un árbol alto y Sabrina a su derecha, con las piernas cruzadas mientras recogía la hierba seca. El aire era fresco, pero soportable, aunque el suéter rojo que la chica vestía ayudaba a que eso fuera posible. Por otro lado, el castaño entusiasmado contaba la historia de su primer partido de Quidditch, así que no estaba muy consciente del frío. Para Harry, era la primera vez que relataba su experiencia como buscador a alguien que no hubiera estado en el partido, así que había un brillo en sus ojos que Sabrina consideró adorable.

Sabrina Spellman 𖤐 Harry Potter And The Chilling Adventures Of SabrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora