capítulo cuatro

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❝ el amor es como una hermosa flor que no puedo tocar, pero cuya fragancia hace del jardín un lugar de deleite de todos modos ❞

- Te extrañé.- dijo Emilia mientras Embry la abrazaba con fuerza.

- Yo también te extrañé, Lia.— respondió.

A medida que pasaba el tiempo, Emilia visitaba Forks con más frecuencia. Al principio, no entendía qué la atraía tanto, pero a medida que iba más a menudo, sabía que era por Embry.

Embry, el mismo chico que había cumplido su promesa de esperarla en su lugar.

La segunda vez que lo visitó, los dos intercambiaron números y ahora todos sus se pasó tiempo enviando mensajes de texto o pasando el rato. A Emilia le encantó. Le encantaba cómo Embry la hacía sentir.

Finalmente, los dos entendieron que su relación era más que una simple amistad. Los amigos no actuaron como lo hicieron. Los amigos no se abrazan como lo hacían. Y los amigos no se besaban como lo hacían.

Emilia besó a Embry profundamente, riendo mientras él le hacía cosquillas en los costados.

- ¡Em, detente!— ella exclamó mientras él se reía con ella. No pudo evitarlo, adoraba escucharla reír

- ¡Nunca!

Los dos cayeron al suelo en ataques de risa, y ella aterrizó encima de él. Ambos dejaron de reír, él metió un mechón de cabello detrás de su oreja. Se inclinaron hasta que sus labios se tocaron y el mundo a su alrededor se detuvo. En ese momento, eran solo Emilia y Embry, no Emilia Cullen y Embry Call.

- Tengo algo que decirte.— exhaló mientras ella se apartaba, mirándolo a los ojos. Se sentaron, ella inclinó la cabeza confundidos.

- ¿Qué es?—  Emilia asumió que Embry finalmente le diría que era un lobo, pero no quería adelantarse.

- Date la vuelta.— hizo lo que le pidió y escuchó un movimiento y luego, silencio.

Sintió que algo le empujaba la cadera y se volvió, viendo a un lobo gigante frente a ella. Sin embargo, sus ojos eran los ojos de Embry, los ojos por los que se había enamorado.

- ¿Em?

El lobo asintió y ella le acarició la cabeza, acariciándolo con la mano.

- ¿Puedo decirte algo?

Otro asentimiento.

- Sabía que eras un lobo desde el día en que nos conocimos.

El lobo retrocedió con los ojos muy abiertos. Emilia aprovechó la oportunidad para darse la vuelta y después de un minuto, escuchó la voz de Embry.

- ¿Cómo? ¿Por qué no me lo dijiste?

Emilia suspiró y se sentó al borde del acantilado, mirando hacia el agua. Sintió a Embry sentarse a su lado, su brazo tirando de ella hacia su pecho.

- ¿Qué pasa?— murmuró mientras ella se volvía para mirarlo.

- Soy una Cullen. Los Cullen me adoptaron cuando nací porque nací con poderes. Mi madre era una especie de bruja y tuvo que renunciar a mí por eso.

✓ | SUNFLOWER 🌻 embry call Donde viven las historias. Descúbrelo ahora