Por fin te conozco

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Salí a correr temprano por la playa, aprovechando que el sol a esa hora no quemaba, las olas era una buena música para mis oídos, hacían relajarme y sentir que corría entre las nubes. Al cabo de 30 minutos decidí parar, estaba un poco alejada de mi casa, veía que varios negocios empezaron a abrir, terminé por comprar un jugo y una empanadas, mala idea para mi cuerpo pero mientras iba de regreso, al menos podría bajar algo o eso esperaba.

Ya estaba desayunada cuando escucho que llaman a la puerta y solo podía pensar en una sola persona, Valentina, ahí estaba ella detrás de la puerta, se veía muy cambiada, casi que irreconocible, me hice a un lado dejándola pasar pero me abrazó de imprevisto, lo hacía tan fuerte cómo si no quisiera soltarme, yo me dejé llevar y la abracé de vuelta, se separó de mí y terminó pasando.

Vi su cara de asombro al ver mi casa, puedo decir que la adultez le sentó muy bien, no parecía tener hijos, se notaba a leguas que el gym no faltaba ni un día, su rostro cambió bastante, si la viera pasar por mi lado, nunca me daría cuenta que es ella.

-Ha pasado tanto tiempo- por fin se giró hacia mí, yo estaba de brazos cruzados mirándola fijamente.

-Si, se puede decir que muchos años- le hice una señal de que se podía sentar -¿quieres beber algo? Tengo agua, jugos, soda, cervezas, lo que decidas-

-Agua estaría muy bien-

-De acuerdo- fui por una botella de agua para ella y se la di -¿ahora si me puedes decir por qué después de tantos años vienes a verme para pedir disculpas? Creo que todo quedó muy claro cuando te alejaste-

-Lo siento, sé muy bien que estuvo muy mal revelar tu secreto así cómo lo hice, no me di cuenta lo drogada que estaba...-

-Espera, ¿drogada? ¿desde cuando te metes drogas?-

-Desde nunca, me habían echado una jodida pastilla en la bebida- me paré de golpe, la rabia empezaba a dominarme y sabía que esto no iba a parar a nada bueno y en cierta parte me siento culpable de haberla dejado sola y drogada sin darme cuenta.

-Por favor dime que no...-

-No, no llegó a tocarme, los vecinos llamaron a la policía por el ruido, mi estado llamó la atención de los oficiales y me llevaron a una comisaría, llamaron a mis padres y ellos estaban enojados por mi falta de conciencia, obviamente me hicieron pruebas, ellos me tenían bajo mira esperando a que les dijera que ¿qué había consumido? Yo estaba atónita, les dije que del alcohol nunca llegué a pasar- ella tomó un gran respiro, sus lágrimas corrían por su mejillas, aún le dolía contarlo a pesar de que los años habían pasado, aún le era difícil aceptarlo -ellos me dieron un papel el cual decía que había dado positivo para una maldita droga que no recuerdo, desde ahí había cambiado mi hábito, me alejé de ti porque no quería que calleras en mis problemas-

-Sabes que siempre estuve ahí para ti-

-Lo sé, eso lo sé muy bien, pero tú siempre fuiste una chica buena, y quería protegerte, alejarte de lo malo, y yo nunca fui la mejor amiga del mundo aunque tú así lo dijeras-

-Entonces ¿todo esto lo hiciste para que yo no te siguiera a las fiestas por su alto contenido de alcohol y drogas? En serio eres estúpida, sabes que siempre iba para cuidarte-

-¿Cuidarme? ¿vas a seguir engañandote y engañándome con esa vil mentira de cuidarme? Sé sincera de una buena vez-

-¿Qué quieres decir?-

-Que es demasiado obvio que estuviste enamorada de mí- solté una carcajada, no podía creer lo que estaba diciendo justo ahora.

-Joder Valentina, que sea lesbiana no quiere decir que me gustan todas las mujeres- ella se levantó del sofá y fue directamente a donde yo estaba, se detuvo a unos mínimos centímetros de mí, mi sonrisa se hizo nula y ahora ambas estábamos mirándonos fijamente a los ojos.

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