Volviendo a la "normalidad"

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Quién diría que iba a conocer a una sirena en un intento de vacaciones por mi parte, era simplemente algo absurdo de contar, aunque sabía que no se lo podía mencionar a nadie, ella confiaría en mi algún día y primero debía demostrarle de que soy capaz de hacerlo por ella.

Volví a la casa y por suerte esta playa es muy solitaria, al menos por ese lado era bueno, fui a darme una gran ducha para quitarme el agua salada que tenía, una vez dentro de la ducha, con el agua tibia cayendo sobre mi cabeza, mis pensamientos fueron hasta donde Hannah, pensaba que era un mito cuando dijeron que existían y más aún que parecen unas diosas, en definitiva me había atrapado su físico, después al escuchar su voz, una linda voz melódica que me dejaban un poco extasiada, llevaba tanto años en la industria de la música, pero diría que su voz es de las mejores que he oído, aunque no sé si ella canta, son cosas que me dejaban en duda.

Seguía enjabonando mi cuerpo e hizo que recordara el suyo, cómo era posible que existiera alguien tan perfecta cómo ella, decidí dejar de pensarla o mi mente se iría a otro lado muy oscuro.

Salí de la ducha un poco más tranquila y relajada, aunque también caliente, sabía que pensarla me traería esta mala jugada, me vestí con lo primero que vi ya que sería suficiente agua por hoy y planes de salir no tenía. Me senté en el sofá y fui cambiando los canales hasta encontrar algo que me entretenga, sentí mi celular vibrar, era una llamada, vi el número y se trataba otra vez de Valentina, ¿no se cansaba? contesté la llamada de mala gana.

-Dime-

-¿Puedes ser más cariñosa?- lo dijo con algo de sarcasmo.

-No, ¿qué quieres? Tengo cosas por hacer-

-¿Cómo qué? ¿Ver todo el día la televisión? vamos, levanta tu estúpido trasero y ábreme la puerta- después de decir eso, no me dio chance a responder porque colgó. Genial ahora tendría una loca en mi casa.

Abrí la puerta y ahí estaba ella con muchas bolsas de compras, primero acude al estúpido y tarado de mi hermano para obtener mi número y dirección, después llega cómo si nada hubiera pasado y ahora se invita sola a mi casa.

-Tienes una vida muy solitaria, y vine para hacerte compañía- dijo entregándome varias bolsas para ayudarla, la guié a la cocina y ahí las dejamos.

-Estoy muy bien sola- 

-Y eso está bien, pero tampoco es malo un poco de compañía. Tratemos de empezar de nuevo, quiero volver a ser tu mejor amiga y que tú seas la mía- estaba un poco disgustada porque no esperaba a nadie en mis felices vacaciones pero trataría de convivir con ella.

-De acuerdo- vi cómo saltaba de la emoción cómo una niñita, después de tantos años, sus expresiones siguieron intactas -pero nada de fiestas- ahora aparecieron los pucheros por su parte y yo reí.

-Se supone que ya somos adultas y nos sabemos cuidar-

-Si, pero a mí siguen sin agradarme las fiestas-

-Tan aguafiestas cómo siempre, tú no cambias-

-No soy la única- le guiñé el ojo y nos pusimos a preparar comida, ya que ninguna había comido aún, es lindo volver a recordar los viejos tiempos, aunque estuvimos sin hablarnos por mucho, antes de eso llevábamos una amistad de años, muchos años, no estudiamos nunca juntas por la diferencia de edad que eran dos años, obviamente yo soy la mayor, pero siempre fuimos las dos contra el mundo. Recuerdo yo haber estado sola en recreo, y esta pequeña tonta no se fijó por dónde pasaba hasta que su jugo dio con mi camisa y la suya, ella estaba muy apenada, yo no podía molestarme por su cara de tonta, más bien largué la risa y ella estaba un tanto desconcertada, algo tímida por lo que terminamos el recreo hablando solas en el baño, después de ahí, empezamos a buscarnos, teníamos un lugar fijo en dónde pasar los recreo, hablábamos de todo y nada, y así fue cómo nuestra amistad empezó.

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