De esto se trata mi vida

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El despertador de mi celular empezó a sonar, maldije el momento en que se me había olvidado desactivarlo, me sentía con mucho sueño, la cama estaba muy cómoda para dejarla aún, Hannah estaba a mi lado, plácidamente dormida, su brazo recorría toda mi cintura para que su mano cayera en mi abdomen, su cuerpo se sentía muy bien, decidimos dormir desnudas, aunque obviamente no hicimos nada, a petición de ella, y yo simplemente la complacía.

Me volteé para verla, sus pestañas eran pobladas pero no muy largas, sus cejas algo gruesas, su nariz fina con un poco de pecas en ella, sus labios gruesos y rosados que provocaban perderse en ellos, su cabello estaba todo desordenado y por toda la almohada, su respiración era muy tranquila, era una maravilla verla dormir, parecía un ángel.

Comencé a delinear su rostro con mis dedos, los pasaba por su cabello, luego sus cejas, nariz, ojos, y por último su boca, me perdía en ella, le di un beso en su mejilla y sentí cómo se iba despertando, su ceño se arrugó y escondió su cara en mi cuello mientras me pegaba más a ella.

-Es hora de que nos levantemos- dije acariciando su cabello.

-No, todavía es temprano-

-Y ¿a qué hora se supone debemos pararnos?- dije con algo de gracia mientras mis manos iban de su hombro a su brazo.

-Más tarde-

-Eso no es una hora- quién diría que mi linda sirenita me iba a salir algo floja.

-Para mí si lo es- sonreí por sus respuestas y decidí dejarla dormir un rato más.

-De acuerdo, te dejaré dormir- intenté levantarme pero un lindo y fuerte brazo no me dejaba ir.

-No entiendo cuál es la manía en correr de mis brazos- dijo ahora ella por fin abriendo sus hermosos ojos y viéndome -por lo que he visto podemos pedir el desayuno o salir por ello, más allá de eso no tienes mucho por hacer más que estar conmigo en esta cama- puso la cara más tierna que pude ver y ya con eso estaba convencida de quedarme, besé sus labios y me quedé un buen rato en esa gran delicia, hasta que nos dormimos de nuevo por una o quizás dos horas.

Después de nuestra "siesta" decidimos pedir algo de comer porque no tenía ganas de cocinar y ella por suerte sabía voltear un huevo, poco después de unos minutos, llegó nuestro pedido y nos dispusimos a comer. Ambas estábamos disfrutando del dulce silencio y también de la exquisita comida.

Fui a ordenar los platos mientras ella se duchaba, así ganábamos algo de tiempo para salir, cuando terminé mi tarea, me percaté que justo ella iba saliendo y yo iba ahora por la buena ducha.

Iba conduciendo por la ciudad, Hannah estaba a mi lado, tenía su mano entrelazada con la mía, ella iba viendo los edificios que cruzábamos, era ya algo normal verla así, nos dirigimos al centro comercial más visitado del lugar, no me iba a caber duda de que estaría repleto de personas cómo siempre lo estaba, solo esperaba que el día nos pudiera alcanzar por las compras.

Estacioné el auto y ambas bajamos, agarré su mano y la fui dirigiendo dentro del centro comercial, sabría que se iba a quedar más impresionada por las cosas que este tiene dentro, y dicho eso así fue, una vez cruzada la puerta principal, ella al instante se quedó observando todo, su cabeza parecía un ventilador, mientras yo intentaba caminar y sonreía por su expresión.

-¿Te gusta lo que ves?- me burlé de ella tanto cómo ella también lo hacía conmigo, golpeó levemente mi hombro y yo reí -Ven, vamos primero a esta tienda- le dije dirigiéndonos a una tienda de ropa casual.

A decir verdad, todo era muy lindo, hasta yo quería remodelar mi closet, pero hoy venía única y exclusivamente por y para Hannah, veíamos varios atuendos, unos que pudieran combinar con otros y a decir verdad sería un largo día, esta chica muy pocas cosas le gustaban, pero al final, terminó por llevarse unos pantalones y shorts, con dos blusas.

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