Algo inesperado.

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Sentí las manos de Hannah recorrer de mi abdomen, abrí mis ojos y ahí estaba ella, perdida en mi cuerpo, ella no se había percatado aún de que ya estaba despierta, así que entrecerré los ojos y me dediqué a verla, su mano subía y bajaba, siempre quedando al borde del último paso pero sin pasarse, una parte me decía que ella quería atreverse a cruzar al abismo, pero sin embargo ahí quedaba, sólo en su mente.

-Disfrutas mucho de la vista por lo que veo- dije abriendo los ojos y asustándola por mi inesperada acción, agarré su mano y la atraje hacia mí, pasé mis dedos por su cuello hasta su nuca y la besé, íbamos lento pero un poco apasionante, mordí su labio inferior y la seguí besando, poco a poco fuimos subiendo de tono, ella terminó encima de mí, mis manos subieron peligrosamente por sus piernas pero me detuvo.

-Buenos días pequeña traviesa- dijo cortando el beso y levantándose de la cama.

-Buenos días cruela- dije y suspiré porque realmente quería tenerla debajo de mí, ella se echó a reír.

-Yo te lo advertí, por cierto, te toca una ducha fría, ya sabes, para bajar la calentura- dicho eso se fue al baño, me levanté de la cama y la seguí, mi entre pierna se sentía húmeda, y desgraciadamente me tocaba una ducha fría. La abracé por detrás mientras ella cepillaba sus dientes, comencé a molestarla besando su cuello y pasando mis manos por su cadera, para apretarla y pegarla hacia mí -¿nunca te cansas?- dijo ella terminando con su pequeña tarea y volteando para quedar frente a mí.

-No, es algo muy importante que debes saber-

-De acuerdo, voy a tener que hacerte sufrir- su sonrisa se veía malévola, cosa que me hizo dudar, abrió el chorro y empezó a controlar el agua, yo me fui alejando de ella con las manos en alto.

-Me rindo, no quiero arriesgarme a que toda mi casa termine inundada- dejó de jugar con el agua y cerró el chorro, suspiré y ella salió, me fui a dar una ducha, ya que debía de quitar la evidencia de cómo me ponía Hannah.

Ya lista de la ducha, me puse algo de ropa y comencé a preparar el desayuno, Hannah aún no agarraba la costumbre de ponerse algo de ropa, así que andaba por todo el apartamento desnuda, solo espero que nadie venga del más allá a visitarme. La vi acercarse y se sentó en uno de los bancos de la isla, para verme, traté de no verla por mucho o terminaría distraída cómo me pasó en el baño.

-¿Qué se supones que haces?-

-Empanadas, ¿quieres ayudarme?-

-Si- dijo levantándose y yendo a donde yo estaba, le puse un delantal con doble propósito, uno, para que no se queme, y dos, para no distraerme, y así nos pusimos manos a la obra, realmente pensé que lo haría mal por ser su primera vez, pero era todo lo contrario, lo hizo excelente, y hasta mejor que yo.

-Veo que se te da muy bien la cocina- le dije mordiendo y comiendo un poco de mi empanada.

-Lo veo divertido-

-Eso es bueno, ¿quieres aprender más cosas sobre la cocina? puedo llevarte para que veas clases de eso-

-No, prefiero que tú me enseñes-

-De acuerdo, cómo usted diga majestad- hice una clase de reverencia y ella rió.

Después de comer, limpiamos todo y decidimos no salir hoy de casa, me acosté en el sofá y ella me siguió, elegí una película al azar y la empezamos a ver, a mitad de película me fijé que Hannah es mala para verlas, se había quedado dormida, decidí dejarla dormir y yo trataría de terminar la película.
Una hora pasó y ya había terminado de ver la película, decidí seguir con la maratón de the good doctor que había dejado por la mitad, bajé un poco el volumen para no despertar a Hannah que aún seguía dormida abrazada a mí, aunque no pasó mucho tiempo cuando la sentí moverse.

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