Te lo prometo [George Weasley]

hogwarts

Narra Alice Black

Los cuatro nos adentramos en el tren y nos metimos en un vagón, me senté al lado de la ventana y George a mi lado, no sin antes haber echo un duelo de miradas con Lee, estas un poco asesinas por parte del pelirrojo, no entendía que le pasaba. Estaba raro desde el momento que Fred nos presentó con Lee... Supuse que serían cosas mías, que estaba imaginando o mal entendiendo cosas que no eran. Lee y Fred se sentaron en frente nuestra.
Por la ventana veíamos a nuestras familias saludándolos y tirandonos besos cuando el tren ya había arrancado. Este avanzaba y nosotros estábamos riendo por algo que los gemelos contaron o las ocurrencias de Lee.
En medio de la conversación escuchamos un llamado y abrimos la puerta del compartimento para ver de que se trataba.

- ¡El carrito! ¿Queréis algo del carrito, niños? — era una señora mayor, con una expresión amigable en su cara y una sonrisa que trasmitía simpatía.

Entonces vi las ranas de chocolate, que siempre me gustaron y decidí comprar una para cada uno.

- Si, cuatro ranas de chocolate. ¿Queréis algo mas chicos? — Los gemelos negaron con la cabeza y Lee asintiendo se compró grageas de todos los sabores. Cuanto las odiaba, bueno las odio. Odiaba las grageas porque, por desgracia para mi, las pocas veces que las he probado siempre me tocaron las malas asi que cuando Lee me ofreció me negué a probarlas, no queria llevarme un mal sabor de boca, literalmente.

Ofrecí las ranas a los chicos, a Fred le tocó Nicholas Flamel, a Lee, Garrick Ollivander, a George, Albus Dumbledore y a mi, Herpo el Loco, lo recuerdo porque hice un intercambio con cierto pelirrojo y porque, joder, eran las primeras ranas de chocolate que me comía en el Expreso de Hogwarts.

- Jo, ya lo tengo repetido. — me quejé y viendo la carta de George hablé — Que suerte George, a mi todavía no me ha tocado Dumbledore. — dije bufando por la carta repetida.

- Pues en realidad, suerte la tuya. Yo ya tengo a Albus, unas de las que me faltan es la de Herpo el Loco así que si quieres nos las podemos intercambiar.

- Me parece buena idea — y ambos nos intercambiamos las cartas.

Cuando terminé de comerme mi rana de chocolate empecé a tener sueño, y sin querer apoyé mi cabeza en el hombro de George por inercia pensando que era la ventana.

Narra George Weasley

Estaba pensando en básicamente nada. Lee estaba persiguiendo a la señora del carrito para comprar mas ranas de chocolate. Gracias a Merlín que se ha ido, Alice era mi amiga y Lee no me daba buena espina cuando lo conocí, tan alargador... adulador... pensaba que quería ser su novio, el típico romance de niños pequeños, que se dan la mano en los pasillos y se dan besos en las mejillas. Aunque todo eran ilusiones mías.
Yo no quería que nada malo le pasara, de pequeña era tan inocente y se la veía tan buena que aunque tuviéramos la misma edad sentía ese impulso de protegerla a toda costa y Fred... Bueno, él estaba haciendo algo, creo que mezclando algo de tinte azul con el champú de Percy. La idea del tinte la tuvimos hace semanas y estábamos deseando de hacerla pero no podíamos porque estábamos en casa y mamá nos mataría, así que decidimos que gastaríamos la broma en Hogwarts. Tan sumido estaba pensado en la nada y mirando por la ventana que no sentí que Alice se apoyó en mi hombro para dormir hasta que Fred me avisó de lo que pasaba.

- Pssst... Tú, galán, la tienes coladita. — dijo Fred señalando la escena con una sonrisa en su cara.

- Imbécil, cállate que esta durmiendo, además, me conoce de tres días Fred, estas loco. — estaba literalmente alucinando, en mi cabeza no tenía ni pizca de sentido lo que estaba diciendo.

- Pues tú no paras de hablar de ella, listo. — tengo que decir que tenía explicación. La verdad era que me llevaba bien con ella, pero él no paraba de sacar las cosas fuera de contexto, me estaba poniendo nervioso con tantas tontearías.

- Porque es muy buena amiga y me gusta estar con ella, Fred por dios la conocemos desde hace tres días, ¿que vamos a hacer darnos besitos cuando nos veamos por los pasillos? Y que además, su padre es Sirius Black, ¿qué quieres? ¿Mi muerte?

- Muy bien, lo que tu digas. Pero algún día me darás la razón.

Estaba exagerando, Fred lo sacaba siempre todo de contexto. Eso pensaba yo. Já, iluso de mi... Que razón tenia Freddie... Pero eso yo no lo sabría hasta dentro de unos cuantos años.
Alice estaba dormida en mi hombro, se veía inofensiva, aunque no lo fuera. Me negaba a despertarla, así que la dejé ahí, durmiendo y cuando íbamos llegando a Hogwarts la intenté despertar suavemente moviendo mi hombro hacia arriba y hacia abajo.

Narra Alice Black

Empecé a sentir mi cabeza moverse hacia arriba y abajo

- Que asco de tren, que arreglen las vías, esto es viejísimo — dije todavía somnolienta y me volví a acurrucar en el hombro de George.... Espera, en el hombro de George, ¿qué hacía yo ahí? Rápidamente me quité de su lado y me puse en pie dentro del vagón pareciendo más rara de lo que ya podía haber parecido.

- Ey Alice, relájate, que George no muerde. — Fred intentaba aguantarse la risa con mi reacción mientras yo leía su mente — ~Estos dos, dentro de unos años acaban juntos seguro.~

- Fred, una mas como esa y no llegas a la selección de casas — literalmente, lo asesiné con la mirada.

- Pero si yo no he dicho nada... — entonces recordó lo que pensó y entendió el porque de que yo me hubiera enfadado — Te odio... — lo dijo mirándome con cara de que claramente había "perdido" y yo lo miré con cara de superioridad. Debo decir que sus palabras nunca fueron enserio, sabía que me tenía ese pequeño aprecio que le tienes a una persona cuando la conoces pero siempre le gustó picarme y verme enfadada.

- Ey chicos, ya estamos aquí — de pronto Lee habló y Fred, George y yo nos asomamos a ver el castillo desde la ventana, era magnifico — Esto es increíble, vamos bajando, el tren acaba de parar.

Nos fuimos bajando uno por uno. En la salida del tren nos recibió un hombre grande y robusto, con barbas y pelo alborotado, de color negro. Iba vestido con unos pantalones marrón oscuro, una camiseta marrón avellanado y un chaleco sin mangas del mismo color que los pantalones, por lo visto se llamaba Rubeus Hagrid y él fue quien nos llevó hasta el interior del castillo.

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