Conociendo A La Abuela

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— Lady Afrodita— Dijo alguien pero no presté atención a quien fue porque me concentraba en ver a la mujer.

— Verán, el no es un semidios— Dijo la mujer pelirroja— Pero su madre si lo era—

— Espere ¿Qué?— Pregunté al oír aquello— ¿Mi madre era qué?—

— Si, es una historia algo atropellada— Dijo la mujer acercándose más a mi— Hola Harry soy... Tu abuela—

Me quedé de pie ahí, aún apoyado en Percy al oír aquello.

— ¿Abuela?— Pregunté algo confundido.

— Afrodita, diosa del amor, el deseo, la belleza y demás— Respondió la mujer... La diosa... ¿Mi abuela?

Bien, esto está empezando a causarme dolor de cabeza.

— Entonces, ¿Harry es su legado?— Preguntó Percy.

— Así es Percy, Harry es hijo de Lily Evans, una hija mía que murió hace casi 18 años— Explicó Afrodita mirándome a los ojos— Tienes los ojos de tu madre—

En ese momento voltee la cabeza y vi que Percy estaba un tanto pensativo ante eso, luego miré hacía el frente de nuevo viendo a Afrodita sonriendonos a ambos, una sonrisa más amable que la de Hécate, pero igual de malvibrosa.

— Percy si no te molesta ¿Puedes soltar a mi nieto? Necesito hablar con él— Comentó Afrodita con una voz coqueta.

— Si, si, si— Dijo Percy apartándose de mi rápidamente de mi— Lo siento—

— Gracias, acompáñame Harry—

Yo asentí, de cierto modo su presencia no me generaba nada que fuera amenazante, era como si algo dentro de mi me dijera que era seguro caminar con ella.

Empecé a caminar y ella sonrió empezando a avanzar a la salida, voltee un segundo justo para ver a Hécate mirándome fijamente con una sonrisa.

Entonces las voces sonaron de nuevo.

"Te veré muy pronto Harry Potter"

Sentí un escalofrío recorre mi espalda y luego salí de aquel lugar junto a Afrodita, al salir pude sentir el aire fresco golpear mi cara y la luz dar directo en mis ojos.

Cuando baje la vista por la luz, observé como a cada paso que Afrodita daba, varias flores crecían del suelo en cuanto sus pies se tocaban la tierra.

Luego volví a levantar la vista y pude observar todo el lugar, era inmenso y había muchos adolescentes por ahí usando camisetas naranjas.

— ¿En donde estoy?— Pregunté mirando a unos chicos jugando voleibol.

— Es el campamento mestizo, hogar temporal para los hijos de los semidioses, ya sabes, hijos de los dioses griegos— Me explicó Afrodita— Vienen aquí a entrenar sus poderes y estar a salvó de los riesgos que hay fuera de aquí—

Tras eso no pude evitar pensar en Hogwarts, tal vez cuando vuelva a casa le pueda sugerir a la profesora McGonagall abrir un campamento de verano para magos.

Pero en ese momento el tema era otro.

— Entonces tu... Usted ¿Es madre de... Mi madre?— Pregunté intentando usar las palabras correctas, es que no todos los días te enteras que tu abuela es una diosa.

— Así es Harry—

— ¿Y como fue? Quiero decir ¿Cómo es que llegó a pasar?— Pregunté.

— Bueno, todo empezó hace años, fue a finales de los años 50 cuando conocí a un atractivo mortal en Inglaterra, de llamaba Reginald Evans— Comenzó a relatar— Era pelirrojo, tenía unos ojos hermosos verdes que brillaban por si solos, tenía buen cuerpo y tenía un...—

— Suficiente información— Dije antes de saber más detalles sobre el atractivo físico de mi abuelo.

— Cierto, bueno, nos conocimos, él obviamente cayó rendido ante mi, obvio— Comentó encogiéndose en hombros— Con el tiempo llegó Lily, pelirroja, piel perfecta, ojos hermosos,  era preciosa, creí que sería una niña semidiosa normal, pero desde que la vi supe que sería muy especial—

— Y resultó que era una bruja— Dije adivinando lo que pensaba decir.

— Exacto, eso fue una gran sorpresa— Dijo mientras miraba a los demás jóvenes— En la historia no han habido muchos brujos semidioses, son contados los casos, Lily fue la primera en años y nunca lo supo—

— ¿Ella nunca te conoció?— Pregunté mientras la observaba.

— No lo ví necesario, yo ya había causado problemas en el matrimonio de Reginald, además la protección mágica ya era suficiente para alejarla de los riesgos a los que los demás semidioses están expuestos, ella sabía defenderse sola, tenía una gran habilidad para la embrujahabla, es una habilidad heredada de mi— Comentó Afrodita— No me conoció, pero yo la veía, la vi crecer, la vi enamorarse, la vi casarse y la vi tenerte—

Suspiré mientras miraba al frente, ahora estábamos caminando cerca de varias cabañas.

— ¿Por qué me lo dices? ¿Por qué si nunca quisiste conocer a mi madre quieres conocerme a mi?— Pregunté.

— Porque esta vez si lo ví necesario, mentiría si te todo que no tuve algo que ver en la vida amorosa de Lily, ella se enamoró a los 15 años, pero no quería hablar hasta que le ayude a ver a tu padre como el galán que era— Comentó con una sonrisa.

— ¿Y entonces por qué si ves lo necesario en mi?—

— Porque te espera algo grande para ti Harry, un gran amor espera a ser descubierto, lo sé— Ella se detuvo y me miró, luego tomo mi mano derecha entre sus 2 manos que se sentían demasiado suaves— Solo tienes que esperar ya lo verás—

Al separar sus manos de la mía observé algo que había aparecido en mi palma, era un anillo, un anillo de oro con una piedra preciosa de color azul, tan azul como el mar.

— ¿Un anillo?— Pregunté al tomarlo entre mis dedos.

— Te será muy útil en un futuro— Dijo mientras miraba al frente, levanté mi vista también solo para toparme con que estábamos de vuelta en la gran casa de donde salimos al inicio del recorrido, en el porche de la casa estaba Percy y la rubia charlando.

— Creo que es momento de que regreses a dónde te estás hospedando— Dijo sin mirarme— ¡Percy querido! ¿Podrías acompañar a Harry al lugar donde está durmiendo?—

— ¿Qué?— Pregunté.

— Eh s-si claro— Respondió Percy.

— Suerte— Susurró Afrodita a mi oído antes de irse, yo me quedé de pie ahí con el anillo en las manos.

¿A qué se refería con suerte?

Continuará...

Guía De Como Salir Con Un SemidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora