《$ιํກøρຮιํຮ》
Naruto, un chico que parece normal, pero que en realidad se comporta como un completo anormal, tiene dieciséis años de edad. Vivía de la vida como una fiesta a pesar de ser huérfano y ser excluido por todos por no ser como los demás. Na...
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Izuku se quedó callado y yo estaba igual. El ambiente se ponía más y más incómodo, tanto que el solo mirarlo a los ojos, me daba vergüenza por lo sucedido.
Me calmé un poco al pensarlo mejor. Toqué mi pecho con mi mano izquierda y estaba latiendo muy fuerte. Lo peor, es que me suda las manos de lo nervioso que estaba yo. ¿Eso es lo que provoca un simple beso? Esas sensaciones me hace tener tanta curiosidad; ¿Debería besarlo de nuevo? Quizá me ayude a aclarar mi mente y saber con exactitud esta nueva faceta que acabo de tener hace unos momentos.
Me di la vuelta y él estaba apenado, mirándome a los ojos. El sonrojo de sus pecosas mejillas se extendía hasta sus orejas. Esos ojos verdes, grandes y saltones... Tiene algo que brillaba con intensidad. Sus labios delgados y finos estaban entreabiertos dejando ver sus pequeños dientes que daban ternura a simple vista. Me acerqué a él por inercia y quedamos frente a frente inspeccionando los detalles del rostro de cada uno de los dos. Ver sus cabellos alborotados y rizados siempre me brotaba los deseos de tocar su pelo. Es por eso que cada vez que lo veía, acariciaba su cabecita y es relajante tener sus cabellos entre mis dedos. Suena raro, pero siento esas cosas extrañas cuando estoy cerca de él.
—Izuku — mencioné mirándolo fijamente —, ¿Me dejas besarte? Es para un experimento.
—¿¡QUÉ!? ¡D-DIJISTE QUE FUE UN ACCIDENTE! ¿¡T-TE ESTÁS A-APROVECHANDO DE MÍ!? — gritó retrocediendo velozmente hasta chocar contra el mueble donde se situaba el tornamesa.
El tocadiscos se tambaleó e Izuku miraba como este estaba a punto de caerle encima. Yo me levanté y agarré la pletina antes de que cayese encima de él.
—¿Estás bien? — pregunté preocupado mientras nuestras narices se rozaban.
Él se coloró rápidamente. Parecía un tomate con patas. Sus labios temblaban y los sonidos de balbuceo que provocaba con su boca se entendía perfectamente bien que este se quedó patitieso. Al ver que era por mi culpa, por estar tan cerca de él, desvié la mirada avergonzado. Me levanté y acomodé el tocadiscos dejándolo como estaba en el mueble.
—¿Para qué querías que nos besáramos otra vez? —Interrogó —. Me hablaste ese día en la tienda como un loco y siempre que me ves, me persigues... — recordó agachando la cabeza — ¿Qué es lo que realmente quieres de mí?
Tragué saliva. Me sentí regañado y que estaba a punto de recibir un coscorrón. No sabía qué responderle. Sé que parezco un acosador yendo tras él, pero quiero salir con él. No sé ni recuerdo cómo me fijé en él. Ahora que está diciendo eso... Tengo un mal presentimiento de esto.
—Es... complicado — contesté nervioso.
Izuku se levantó de su sitio. Sus pasos hacia a mí hicieron que los nervios hagan presencia. Esa mirada decidida y ese aspecto de irritación me daban escalofríos. Este levantó su cabeza para poder verme fijamente, debido a que soy muy alto. Tomé una bocanada de aire preparándome para lo peor. Sentía que cualquier cosa que dijera, lo diría en un tono amenazador y mi miedo es que me aleje de él, que me arrebate lo que es acercarme a él la mayoría del tiempo. Yo no quiero dejarlo... Aún, aún tengo oportunidades, ¿Cierto?
