Fuego

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Los dos años que estuve ahí fueron como un preludio para lo que habríamos de vivir en el 71.

Entonces, habría sabido porque mi hermano no quería que fuera a la ciudad, ni que me involucrase en los grupos clandestinos de estudiantes. Ambos habíamos telefoneado a mi abuelo y a mi padre reiteradamente. A veces los dos me hablaban preocupados de mi madre, que seguía sin hablar. Mi abuelo ya empezaba a creer que el asunto del 68 había sido mas serio de lo que se había contado en los medios, gracias a que hablaba con sus amigos en el ejército, y a su propia experiencia con el ejército. Mi padre me decía que tuviese cuidado, tanto con las marchas como con los muchachos. Creo, temía que quedase embarazada y que eso me privase de continuar mi carrera. Sin embargo, no tuve novio hasta unos meses antes del Halconazo. Era una chica muy taciturna en los primeros meses de escuela y casi no hablaba con nadie. No sabría que lo que ocurriría posteriormente me cambiaría la vida. Pero claro, ¿quién es capaz de predecir esos cambios?

Unos meses atrás había conocido a César, un músico de la FAM, citadino originario de Azcapotzalco. Estudiaba en Coyoacán y se dedicaba al canto y a ayudar en la renta donde vivían una buena parte de sus primos y tíos. Sus padres habían decidido emigrar a Yucatán una vez que él y sus hermanos se hicieron independientes.

Habíamos forjado la amistad mientras me encontraba estudiando en la biblioteca Vasconcelos. Estaba con un grupo de amigos y él estaba entre ellos. Ambos estábamos estudiando un tema en común; la teoría anímica y la interacción entre la psique y la capacidad mágica.

Yo estudiaba el tema por tratar un tema de la psicología de los taumaturgos. Él por una cuestión de usar magia en la música. Decidimos compartir el libro, y así seguimos frecuentando la biblioteca y leyéndolo juntos. Sabía por mis amigos que en cierto momento él ya había acabado su investigación, pero aún seguía viniendo a leer el mismo libro conmigo. Y la verdad, es que no me molestaba. Desde el comienzo no me molestaron sus comentarios inteligentes; no me molestaba la manera en que se acomodaba la playera en el cuello, su mirada concentrada, sus bromas ocurrentes que siempre estaban entre lo vulgar y lo serio, la manera en la que fluctuaba su trato entre adultos mayores y estudiantes... no me molestaban en absoluto los pequeños vistazos que nos echábamos mutuamente durante la lectura, o incluso la cara de cachorro enojado que hacía cuando perdía un argumento o cuando respondía una ofensa.

Al final, tras las primeras salidas acompañados de amigos, luego solos, yo misma había dejado ese carácter taciturno para ser mas activa, aunque seguía siendo hosca. Pero el supo aceptarlo. Creo que incluso le agradaba, así como a mí me daba ternura cada vez que hacía su cara de cachorro enojado. Creo que mi hosquedad se transformó en una manera de provocar sus apapachos antes que en hosquedad genuina.

Finalmente se me declaró en un parque, con una canción compuesta por él mismo, mientras algunos pajarillos de papiroflexia revoloteaban alrededor de nosotros, entre figuras de colores cálidos que emergían alrededor de él, una consecuencia natural de la magia musical.

Fue el primer beso serio, por decirlo de alguna manera, que daba a alguien. Mis romances de la secundaria los había vivido una niña inmadura y enojada con la vida. Tal vez aún era esa chiquilla, pero ya no del todo. Él era casi de mi misma edad, pero ya iba en la universidad por haber entrado un año antes. Yo apenas estaba cursando el segundo semestre de la preparatoria. Fue un tiempo en el que fui irremediablemente feliz. En mi futuro tenía a César, a mi hermano, a un buen grupo de amigos y una carrera que estudiar en una de las mejores universidades del país.

No me había involucrado para nada en los grupos estudiantiles hasta entonces, pero descubrí que de hecho, mi hermano estaba bastante metido en el asunto. Era muy entrada la noche cuando entré en mi departamento después de estar con César, y encontré a Rodrigo y a varios otros discutiendo cosas como el presupuesto de la universidad, la posición del gobierno y la represión que había ocurrido con los estudiantes de Monterrey.

Inquilinos y recuerdos; un relato de magia mexicana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora