26. 계획

186 32 23
                                    


Notita: con este cap empieza la continuación de lo sucedido en el capitulo uno.

Pov's Jimin

Le di una patada a la puerta hecho una furia. Otra vez con su maldito aun no.

Me acerque a la fila de lavamanos y moje mi cara, en un intento de tranquilizarme.

Levante la vista, y enfoque mi mirada en mi reflejo, en las gotas de agua que resbalaban por mi rostro.

Sumergiendome en una amalgama de pensamientos. Desde aquel fatídico día donde puse en marcha la apuesta, totalmente arrogante, confiado de ganar.

Hasta siete meses después, cuando cedi, y perdí.

Narración de hechos pasados

.

.

.

El primer mes después de la apuesta, fue fácil de sobrellevar.

Habiamos decidido tomar las cosas con calma. Es decir, nada de encuentros sexuales.

Aunque esta decisión fue mas por mi inseguridad, que por opiniones de yoongi. Despues de todo, era yo el que no se sentía cómodo llevando las cosas tan rápido.

Pasábamos el tiempo juntos cada que podiamos, alternando entre cortas estadias, hasta largas horas en un cita.

No fue sino hasta que cumplimos el aniversario del mes juntos, que tuvimos un roce mas allá de los besos.

El cual consistió en suaves caricias sobre el colchón, acompañadas de masturbación.

En el segundo y tercer mes, los encuentros seguian siendo iguales. Con la leve diferencia de que ahora el mayor, le gustaba tomarse su tiempo acariciando mis nalgas, y pasando de vez en cuando la llema de sus dedos por mi apertura. Como quien tantea una zona.

Al cuarto mes empezo a frotarse contra mi entrada. Delineando los bordes de mi agujero con la punta de su glande, llegando a veces a golpear su erección, exactamente en ese lugar.

Para ese punto, ya me atrapaba a mi mismo, empujandome contra su erección sin notarlo.

En el quinto mes, empezó a follarse mis muslos. Acción que aumentó en gran medida el deseo de tener su polla enterrada en mi culo. El deseo de sentir, el constante golpeteo de sus pesadas bolas contra mi perineo.

Al sexto mes llegaron los dedos. Uno por uno fueron profanando mi castidad.

Al principio fue un bajon, pues era incómodo y aveces doloroso, Pero a medida que me fuí estirando, quería mas y mas. Adaptandome mejor al grosor de sus dedos, aceptando sin cuidado a aquellos invasores que ahora solo me provocaban placer.

Que después de tanto probar, el mayor reconociera mis lugares favoritos.

Haciendome empujar las caderas con salvajismo pidiendo por mas.

Así fue que llego el séptimo mes, cuando exactamente el último día de abril, no pude reprimir mas mis deseos.

No cuando el pelinegro tomo la costumbre de embestirme por sobre la ropa, tentandome hasta lo imposible.

¿Pero que paso?

Rogue, rogue porque me invadiera de una vez por todas. Rogue porque me llenara y me hiciera sentir bien con su polla. Rogue para que esa estupida apuesta acabara, y al fin pudiera sentir en carne propia, lo que tanto habia deseado.

𝙰ú𝚗 𝚗𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora