Room [Yandere Trafalgar Law x Lectora]

II. Niños

Capítulo 2
Hambriento

Law miró a la niña delante de él con los ojos vacíos, su cuerpo estaba lleno de dolor y había algo de sangre en sus ropas raídas y sucias. Los grandes ojos azules de la niña le miraron con preocupación, pero después de verlo despertar se llenaron de ilusión y felicidad, entonces ella corrió torpemente hacia la puerta mientras gritaba un nombre.

El niño observó detalladamente la habitación en la que se encontraba, había un escritorio, un acuario en donde nadaban peces dorados y una gran chimenea que albergaba fuego ardiente, lo suave que le cubría era una manta algo esponjosa y él estaba acostado en una cama, había sido llevado a un hogar mientras él estaba inconsciente.

—Veo que estás despierto —habló un hombre viejo de aspecto sospechoso y detrás estaba la niña de antes que le miraba tímidamente escondida detrás del hombre.

—Debes estar hambriento —habló la niña mirándolo con unos hermosos ojos azules profundos.

Los ojos del azabache le miraron fijamente haciendo que las mejillas de la niña se espolvorearan de rosa y ocultara más su rostro en la camisa del viejo hombre.

—T-te encontré en una cueva por tus gritos —habló la chica—. Me p-preocupé por si algún animal salvaje te estaba haciendo daño así que arrastré a Volff-san a que nos acompañara hasta la cueva en d-dónde estabas inconsciente y casi congelado.

Law miró a la niña que sin darse cuenta estaba hablando de más junto con responder todas las preguntas que él tenía en mente sin siquiera decirlas, ella no parecía estar mintiendo en nada de lo que decía junto con el hombre el cual puso el plato de comida en el escritorio mientras veía la interacción de la niña hecha un manojo de nervios con diversión.

Cuando su estómago rugió pidiendo comida, la niña se mortificó y le entregó el plato de sopa que anteriormente había sido dejado en el escritorio, él desconfiado miró con los ojos entrecerrados y la niña se metió la cuchara a la boca y le dijo que no estaba envenenado ni nada por el estilo, solo un poco sin sal porque no sabía si debía echarle o no a la sopa y se le terminó pasando el tiempo.

—Supongo que crees que hay algo raro allí, ¿Eh? ¿No puedes confiar en extraños? Deberías ser capaz de decir a estas alturas que no tiene veneno, tranquilo, no somos tus enemigos. No estoy del lado de la "justicia" tampoco, pero no soy la clase de basura para sacar provecho de un niño moribundo y la niña de aquí es demasiado inocente como para hacerle daño a una mosca, incluso si les teme.

Rápidamente el niño comió mirando de reojo al hombre y la niña, había sido en inicio algo extraño pues en cierto punto el pequeño azabache había sido azotado contra el suelo cuando intentó amenazar al hombre el cual lo derribó fácilmente mientras la niña gritaba que no le hiciera daño con los ojos levemente empañados por la preocupación hacia él.

Fue raro, muy extraño para el azabache, ¿Por qué eran tan amigables con él? ¿Qué querían? Simplemente no lo entendía, la única persona que le había mostrado cariño después de la muerte de sus padres había sido Cora-san

Y Cora-san estaba muerto.