Room [Yandere Trafalgar Law x Lectora]

IX. Acecho

Capítulo 9:
Primas

Lyris se sintió observada por cuarta semana consecutiva, también había notado que algunas pequeñas cosas suyas desaparecían y no estaba segura donde había dejado un par de prendas de ropa, tal vez las haya perdido incluso con lo ordenada que era.

Una sonrisa surcó en sus labios mientras miró a una chica azabache de ojos azules que se le acercaba, la mujer era alta y esbelta, con un rostro maduro y un cuerpo de modelo, su largo cabello negro como la noche estaba suelto enmarcando su pálida piel junto con un vestido ceñido a su cuerpo el cual dejaba a la vista sus lechosas piernas bien formadas.

—Un gusto volver a verte, prima —sonrió la albina y la azabache le correspondió.

—Igualmente —sonrió la mujer y la miró a los ojos para luego cambiar a una sonrisa picara con una mirada observadora—. Me dijiste que te volviese a encontrar con Torao.

—¡Sí! Law y yo nos encontramos nuevamente en la facultad de medicina y planeamos hacer nuestra pasantía en el hospital de Drum, si tenemos suerte quizás nos contraten —habló extasiada la albina.

—Seguramente que te contratarán, no todos tienen tu basto conocimiento y tus habilidades —habló la azabache mientras ambas caminaban hacia el centro comercial.

Ambas mujeres siguieron conversando tranquilamente, soltando algunas risillas y chismes que habían pasado y poniéndose al día con todo lo que la otra no sabía de la contraria, aprovechando al máximo para estar juntas en ese tiempo. Robin sonrió mirando lo feliz que se veía la albina, sin mostrar ninguna expresión sombría ni nada por el estilo, estaba feliz por su prima.

Las dos pasaron una tarde maravillosa, vieron una película en el cine, se adentraron en un salón de juegos, luego fueron a un parque en donde hicieron un picnic improvisado, hablaron de sus sueños y metas, jugaron a juegos infantiles que se perdieron, finalmente fueron a un restaurante a comer y se dirigieron a la casa de la albina ya que era muy tarde para que Robin volviera a su apartamento.

—Me alegro de que ahora estés bien y feliz —habló la azabache mientras se acomodaba el pijama.

—...Yo también, Law ha sido la parte fundamental junto con los chicos, aunque no he visto a Shachi, Bepo y Penguin en un tiempo. Quisiera volver a verlos —sonrió con nostalgia la chica.

—Ya los verás algún día —consoló la azabache—. ¿Cómo has llevado toda esta vida?

—Bien, bien.

—¿Has ido al psicólogo? —preguntó Robin con interés.

—No he ido —respondió con simpleza la albina.

—Nico Lyris —regañó la azabache.

—No lo necesito, he estado bien y puedo mantenerme a mi misma —habló con confianza.

—Lyris, sé que no quieres ir, pero es necesario —habló suavemente la azabache—. Yo no supe de lo dañada que estaba hasta que mis amigos me obligaron a ir a uno y ahora me siento más libre que nunca.

—No lo necesito, yo viviré mi vida como me plazca. No importa lo que ellos hayan hecho, no son de mi incumbencia y no voy a retrasar mi vida por culpa de esos idiotas —habló con firmeza Lyris—. Vamos a dormir, la habitación de invitados está al frente de la mía, si quieres cualquier cosa puedes llamar, siempre y cuando no sea esta conversación de nuevo.

—Está bien, pero te recuerdo que todo el daño que te hicieron no se va a ir en una noche.

—¡Robin! ¡Ya basta! —exclamó enojada la albina.

—Solo piénsalo.