Penumbra en el olvido.

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Muchos me decían que de alguna manera estaba totalmente mal de la cabeza, que algo estaba fundido en mi cerebro; pero para mi eran solo palabrerías de gente que no lograba entender la complejidad de mis actos, ni siquiera era cosa de otro mundo, yo solo amaba a alguien con todo mi ser, eso es algo maravilloso de todas las formas existentes habidas y por haber, yo sabia que no estaba mal, ellos lo estaban.
     Mi esposo era una de las más bellas almas que conocía, siempre sonriéndome y hablándome despacio al oído mientras cuidaba de mi, hace mucho tiempo  que no nos prestábamos atención, luego de un accidente que acabó con la vida de nuestra pequeña hija de ojos verdes como las hojas recién brotadas,   después de ese percance de alguna manera él y yo nos unimos mas que nunca, pasábamos todo el tiempo juntos, consumiéndonos entre los dos, cargando nuestros pesos en el otro, llegamos al punto de no necesitar palabras para comunicarnos entre los dos, bastaba con una mirada significativa para entender lo que queríamos expresar, él era algo así como mi medicina y mi droga a la vez, me curaba y me hacia decaer unas cuentas veces al día y más por las noches o madrugadas donde se ponía a llorar con fuerza mientras se mantenía sentada en una de las sillas en donde solía mecer a nuestra hija.
    Yo por otro lado sentía la ausencia de mi niña, veía su habitación decorada con colores cálidos mientras recordaba con nostalgia su sonrisa, tanto me la pasaba muy ido en mis pensamientos que podía escucharla llamarme con su infantil voz, sintiendo sus manos en las mías como si quisiera llamar mi atención, pero no podía ser posible, porque ella no estaba ahí, porque ella estaba muerta. Mi esposo siempre llegaba para arrastrarme lejos de aquella habitación, mientras sentía como la esencia de sus manos se alejaban, volvía a mi cama para sentarme a mirar por la ventana, haciéndome ver el cielo de afuera, viendo como todos vivían su vida plena mientras yo seguía estancado, pero cuando sentía sus manos suaves en mis hombros de alguna manera algo del peso en mis hombros disminuía.
   Los días pasaban demasiado lentos, los dos nos consumíamos en la soledad de la gran casa ya cubriéndose de algo de polvo por no limpiarla, no teníamos las ganas de hacerlo, todo se sumía en oscuridad, yo lo hacia, solo estar con mi Frank hacia que de alguna manera todo mejorara, no me hablaba desde hace tiempo, yo tampoco lo hacia, hasta creía que mi voz se había perdido en el fondo de mi garganta, me la pasaba sentado admirando el cielo con formas en las nubes tan blancas como su piel, mientras sentía escuchar su voz llamándome una y otra vez frente a mi, pero mi amado me decía que solo era mi cabeza, que estaba bien que pasara eso, era normal por extrañarla.

    Mis padres solían venir de vez en cuando para ver si aun seguía con vida, o si me mantenía en mis propias casillas, era estúpido escucharlos porque solo decían   que tenia que superarlo, que tarde o temprano tendría que seguir con mi vida, pero ellos parecían no tolerar a mi esposo, ni siquiera la miraban, dentro  de mi algo decía que ellos creían que el accidente había sido su culpa o incluso mía, pero fue un accidente, el único con culpa fue el alcohólico que choco contra  nuestro auto. De todos modos un día llegaron mi padres como cada semana, ignoraron el desorden que me rodeaba, mi Frankie ni los miro, se metió al cuarto de nuestra difunta hija para sentarse en aquel grande sillón que hacía un chirrido cada vez que soportaba peso; mis padres me miraban con desaprobación mientras fingían hablar con alguien mas, como si quisieran verme la cara de loco, como un demente al que trataban de ayudar indiscretamente, pero lo que dijeron esa vez me hizo  responder de mala manera.
  
   "Si sigues así vamos a llevarnos a tu hija"

    Los observe con los ojos enormes, ¿Cómo se llevarían a mi hija?, ella ya no estaba, solo quedaba yo con mi Frank en esa casa con aires vacíos melancólicos, les   dije que no me tomaran como idiota, que no jugaran con algo tan serio como aquello, que mi hija estaba enterrada a metros de la tierra mientras yo sufría   cada día de mi existencia, ellos se quedaron mirándome con lastima en sus ojos, negando como si lo que había dicho fuera lo mas absurdo del mundo, me di cuenta que a ellos no les importaba que yo extrañara a mi hija, no les importaba que mi esposa estuviese parada en el marco de la puerta mirándonos con el rostro serio ocultando sus ganas de gritar y ponerse a llorar ahora mismo, mis padres trataron de decirme que dejara de comportarme así, que me levantara de aquella silla, porque solo perjudicaba a mi niña, lo peor es que seguían con la idea firme de que mi hija estaba sufriendo.

    "La estas asustando...tienes que salir, quizás a tomar aire fresco y a consultar con algún psiquiatra.."

    Frank pareció indignado, tiró uno de los cuadros al piso con fuerza rompiéndolo en pedazos, mis padres miraron la escena con mucho miedo, yo no le tomé  importancia, estaba en su derecho de enojarse por los comentarios inapropiados, como si no le lastimara también que hablaran como si mi hija aun estuviese viva, cuando no es así, porque yo lo se, porque ella me había dicho que nuestra pequeña se había ido, que si la dejaba ir ella se quedaría siempre conmigo.
    Mis padres salieron rápido de la casa, estaban decididos a llevarse a mi hija, pero les grite una y otra vez que dejaran su crueldad, que nos dejaran en paz a mi amado y a mi, que superaríamos la muerte de la niña, y se fueron asustados.
   Los días seguían pasando entre mis dedos como gotas de agua salada,  indigeribles, suspiros desperdiciados consumidos entre olas de desesperación, él estaba conmigo siempre, las sensaciones de las cálidas manos de mi hija las sentía mas constantes por días y días, sus cosas se movían de su lugar, mi esposo solo me   sonreía diciéndome que era tiempo de dejarla ir, por mucho que lo intentara su voz seguía presente en mi cabeza, cada vez que intentaba deshacerme de todo lo  referente a ella todo parecía ser mas fuerte que yo.

Finalmente mis padres volvieron un día en el que las voces ya no solo susurraban, sino que gritaban, me dijeron que se la llevaban con ellos, a mi querida niña, sus rostros fingiendo preocupación, diciendo que era lo mejor, pero yo solo les gritaba que acabaran con esa idea, que estaban mal de la cabeza ellos, porque seguían firmes con la idea de que se llevaban a mi hija, Frank  volvió a explotar, esta vez tirando todo a su paso, no le dije nada, estaba en su derecho , reviviéndonos el dolor de nuestra perdida, como si no fuera real.
     Ellos estaban aterrados, pero no lo entendía, no entendía como es que no se daban cuenta que mi Frankie estaba frente a ellos llorando a lagrima viva, pero ellos    ni siquiera lo miraron, se fueron con el dicho de que se llevaban a mi hija, pero no la vi en ningún momento.

    Ahora estaba aquí, entre cuatro paredes blancas que me hacían retumbar la cabeza, con mis manos juntas sobre mis piernas en una posición encorvada, respirando pausadamente un aire pesado, mi mirada se sentía perdida en frente, mi Frank, mi querida alma estaba acompañándome como siempre, sentada frente a mi, sonriéndome.
   Ya había hecho esto hace días, sentarme pensado en todo, consumir mis pensamientos, tratar de buscar explicaciones a mis actos, tratar de superar todos mis obstáculos, pero nada tenia sentido, solo verla a ella me aligeraba el peso en la espalda.

    La puerta de la habitación se abrió, como todos los días la mujer de blanco entró, me dedicó una mirada sonriendo, yo solo miraba a mi querido ángel, a nadie mas que a ella, después de todo mis ojos solo podían mantenerse en los suyos. La psiquiatra habló, tratando de sacarme de mi concentración pero no le tomaba mucha importancia hasta que me llamó la atención.

   "¿Sabes por qué estas aquí?" me preguntó mientras movía su lápiz sobre aquella libreta negra con hojas blancas y garabatos. No respondí.

   "¿Quieres hablar de lo que paso?" seguí sin responder, mi Frank me sonrió con calidez, le devolví la sonrisa, la psiquiatra se giro para mirar donde yo tenia la mirada.

   "¿Puedes decirme a quien le sonríes?" me dirigió la mirada, esta vez si se la devolví, tragué saliva con pesadez.

   "A...a mi esposo" la voz me salió rasposa, como un gruñido mientras apretaba mis ojos para ver con mas claridad.

   "Dices que estas viendo a tu esposo …" repitió la psiquiatra, yo asentí mientras volvía a mirar al mismo lugar en donde estaba sentado él.

   La señora anotó algunas cosas en su libreta mientras el silencio envolvía el ambiente incómodo, la cabeza me estaba doliendo mas que antes y el susurro de su voz me  hizo cerrar los ojos con fuerza, un pitido resonó en mis oídos y otra voz me logro hacer reaccionar.

   "Tranquilo, estas a salvo. Ten, bebe un poco" me paso un vaso con agua, mis temblorosas manos la tomaron con parsimonia.

   "Ahora, dices que tu esposo esta aquí con nosotros, dime...¿donde lo ves?" preguntó, pensé que se hacía la bromista pero el tono de su voz era serio, con desgano  apunte hacia una de las sillas en donde mi amada estaba mirándome.

   "Ahí no hay nadie, Gerard.." me dijo mientras se acomodaba en su asiento, la mire de manera incrédula, ¿como no podía verla si estaba sentada justo ahí?¿a caso todos conspiraban para llevarme la contraria?.

    "Yo lo veo, ahí esta. Sé que ahí esta." respondí con seguridad, la psiquiatra suspiró.

    "¿Sabes por qué estás aquí?" repitió la primera pregunta, yo le dediqué una mirada ausente. "estas mal por lo del accidente, tu mecanismo de defensa te traiciono, decaíste mucho, entraste en una depresión profunda cuando la perdiste"

    "No quiero habar sobre mi hija." respondí tajante, no quería entrar a ese tema y mucho menos con mi esposa presente.

    "Tu hija esta sufriendo tanto como tu, ella los perdió a los dos aquel día" me dijo como si me comprendiese en realidad, estaba empezando a molestarme, sentir como trataban de entrar a mi cabeza para sacar mis pensamientos, como querían manipularme, pero yo no los dejaría, no me apartaría.

    "Tu hija...ella.."

    "¡Ella esta muerta! ¿que tan difícil de entender es eso? ¡se ha ido!...¡se ha ido!" remarqué cada sílaba con fuerza mientras golpeaba la mesa con furia, estaba harto de todas las voces que gritaban en ese momento, quería que pararan.

    "Gerard...tu hija no está muerta" me lo dijo con toda la calma del mundo, yo negué con fuerza mientras suspiraba entrecortado. " Aquel día...en el accidente ella no murió” dijo, yo solo intentaba alejar todo.

     "¡No!" grite "ella se fue, me dejo a mi y a su padre solos, yo lo se"

     "No, tu mente se defiende de ese modo. Pero te estas engañando" me lo dijo pasivamente, yo negaba y negaba, no.

     "Estuve en el funeral, vi el ataúd, las rosas sobre este, la tierra húmeda, las gotas de lluvia y el ambiente frio, lo recuerdo bien" tragué saliva.

     "SI hubo un funeral...pero no fue el de tu hija" dijo pausadamente, levanté lentamente mi mirada para encontrarme con sus ojos, temiendo las palabras.

     "el cuerpo que enterraron no fue el de tu hija...fue el de tu esposo Frank"

      Solté una risa sarcástica, la miré como si lo que salía de su boca eran cadenas de mentiras, estaba jugando conmigo.

     "No quiera tomarme de tonto, yo se quien se fue, mi esposo es el único que siempre está a mi lado" hablé.

     "Tú crees que él aún está a tu lado, pero él murió en el accidente, intercambiaste los papeles, Gerard. Tu hija esta bien, pero se vio afectada por la perdida de uno de sus padres y de alguna forma también la perdida de su otro padre, tú; si bien ella intentaba llamar tu atención, estabas mas concentrado en tu cabeza creyendo que   tu esposo aún estaba con vida, pero la realidad es que él se ha ido y tu no puedes lidiar con eso, por eso alteraste tu propia realidad"

     "Yo lo veo, hablo con él, lo siento conmigo." hablé decidido.

     "Me temo que todo eso, solo esta dentro de tu cabeza"

     Trate de buscar a mi esposo en el asiento en donde desde el principio estaba sentada pero no estaba, Frank ya no estaba, entonces en ese cuarto de segundo las imágenes volaron a mi cabeza, propasando mis ojos mientras sentía una sobrecarga de emociones fuertes, las explosiones, el choque, los gritos variados y luego el ruido blanco en mis oídos, el día en ese cementerio lleno de lapidas sucias, el ataúd con el cuerpo frio de labios azules, mi mente procesando el dolor y la confusión.
     La voz de la psiquiatra estaba lejana a mi, sentía que algo dentro iba a explotar en cualquier momento, una sensación rara que me impedía respirar con normalidad, como si la oscuridad de alguna manera se hiciera mucho mas fuerte, mucho mas potente.
     
     Todos los escenarios tuvieron sentido para mi, la voz de mi hija llamándome, sus manos sobre las mías tratando de llamar mi atención, tratando de sacarme de mi propio mundo, mis padres asustados, ignorando a mi esposo que ni siquiera estaba ahí pero estaba ahí, los llantos nocturnos, los sonidos en la noche, los tan largos insomnios.

     Porque todos los que me decían que no estaba ahí, que él se había ido, no era mi hija, no era mi pequeña.
     El que se había ido para siempre era el que solía sostenerme en las noches, mi Frankie, el amor de mi vida, mi luz...
Estaba teniendo un colapso nervioso, estaba hiperventilando, sentía que me hundía en algo casi invisible, estaba perdido sin él, aún mas ahora. Mucho mas.

     "Te daré algunas pastillas de hoy." habló por último la psiquiatra antes de levantarse.

      Estaba perdido y lo sabía, porque él se había ido, sentía que estaba conmigo pero ya no, solo era mi cabeza ya fundida, solo eran recuerdos pasados. Él ya no me besaría, ni abrazaría, ya no escucharia su voz, ni veria sus tatuajes mientras le sostenía. Estaba completamente perdido...
      Porque no solo lo perdí a él, perdí también a mi hija, y también me perdí a mi mismo.

***

For god.

Escribo mucho, mucho, mucho, pero no es lo que debería.
Es difícil tratar de sacar todo lo que tengo en la cabeza porque se vuelve a perder al instante, en fin. Espero que les guste y le den la pinche estrellita y comenten, los the loviu.

Besos en sangre♥️♥️♥️🔥



《🌘●••Memories of a Questioned Mind••●🌨》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora