《🌘●••Memories of a Questioned Mind••●🌨》

Memorias.

Supongo que estuve demasiado tiempo sentado en el mismo lugar sólo contemplado un abismo interior mental.
Me encontraba algo perdido en todo el vacío que generaba el silencio ensordecedor, mi garganta estaba seca y rasposa, mis ojos cansados rodeados de insomnios pesados de noches deseando perder los colores opacos que mi mente presentaba sin sentido.
Pensaba tan rápido que las cosas me absorbían lentamente o rápidamente, ¿qué era real y qué no? Me cuestioanaba mi propia certeza de estar existiendo, aunque de alguna manera sabia que estaba muerto, solo el sece de mi existencia casi nula sobre un desgastado sofá con vista a un jardín con flores igual de muertas que mi piel.
Todos recuerdos que me hacían explotar la cabeza.

- deberías dejar de venir aquí, la soledad se siente pesada - habló le chico de ojos avellana a un lado de donde yo estaba.

- es el único lugar en donde mi soledad puede pasearse libre entre los árboles - respondí con mi vista en nada particular.

- deberías intentar salir más, quizás más allá de la puerta de tu cuarto - me dijo en un tono amistoso, el que siempre solía usar.

- Para qué - respondí - recuerdas que no soy capaz de estar entre gente sin sentir que me falta el aire...?

- de poco a poco se vencen los miedos. - caminó mas acercándose a mi, quería que me tocara.

- mis miedos son lo único que me quedan - respondí ido de todo.

- entonces deberias buscar nuevas pertenencias, tengo fé en que podrías encontrar cosas mas valiosas - lo miré y me sonrió con esa calidez que calentaba mi pecho.

- no sé si debería hacerlo, ¿para qué? De todos modos terminaré de nuevo sentado aquí con pedazos esparcidos - volví a contemplar el paisaje.

- solo quisiera verte de nuevo caminando como si nada en realidad importara más que pasar el rato y leer libros sobre personas que jamás existirán en la vida real - dijo ahora recostandose por la pared cercana.

- ahora solo estoy atrapado entre cuatro paredes, con mis manos siempre juntas y lastimadas, mientras veo como pasa la vida por esta enorme ventana.

- quiero que vivas tu vida - habló en tono preocupado.

- no tengo nada por lo que vivir.

- por ti, por tus amigos, por la música que creas, por los colores que inspiras, por la armonía que sueles escuchar en las mañanas al levantarte...por todas las cosas por las que nisiquiera sabías que podías vivir - respondió algo con desesperación.

Solté un risa áspera, sin nada de gracia.

- yo sólo existo, los amigos que tengo son como fantasmas o las sombras de las personas que se fueron, los colores se volvieron opacos e inservibles para una pintura, la armonía se volvió un ruido blanco que hace querer enterrar la cabeza entre las almohadas y no levantarse...- contesté con amargura en el paladar.

- que es lo que te pasó...- dijo con un tono de decepción.

- morí...- respondí en un susurro.

- no estas muerto si estas aquí...- me contradijo.

- no, sigo aquí. Aquel día en donde todo explotó y la sangre recurrió por las ventanas del auto destrozado...mi cuerpo no murió...- dije con los recuerdos en la lengua - pero el tuyo si...Frank.

Él sólo soltó un suspiro pesado.

- tú te llevaste mi vida contigo dentro de esa caja negra con rosas encima - seguí hablando - y desde eso te fuiste y nunca volviste aunque yo vea que sí. Pero no es así.

Ya se había ido para cuando me di cuenta, volví a contemplar el jardín sin ningún sentimiento de por medio. Solo escuché decir a mis padres detrás de mi lo usual.

- de nuevo está hablando Sólo.

- está otra vez en su trance - escuché decir.

- deberíamos recostarlo, antes de que vuelva a delirar.

No, no estoy delirando, o quizás si, quizas esas flores no están muertas, quizás yo si, tal vez ese día morí yo y no él, quizás sólo soy un recuerdo atrapado dentro de la mente de mis padres dolidos por la partida. Quizás siempre estuve sentado ahí frente contemplando el abismo de la nada, o quizás estuviera muriendo al igual que ese día en donde deje de vivir. Ese día en el que te alejaste de mí.