Capitulo 2: El inicio de Heidi

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Es una mañana soleada y calurosa en Arendelle, las aves y abejas disfrutan del preciado sol y vuelan por el aire. Entre tanta alegría algo más feliz y juguetón está pasando en el patio del castillo — ¡Te voy a atrapar! ¡No corras! — Era nuestra querida Elsa corriendo por el patio, pero ¿qué está persiguiendo?... un pequeño niño de cabello güero corría escapando de ella — ¡Tía Elsa! ¡No puede atraparme! ¡Ha ha ha! —, Elsa corrió más y más rápido hasta atrapar al pequeño niño y dejarse caer en el suelo con él, tan sólo para abrazarlo y acariciarlo — Ohh... ¡Joseph! cada vez estas corriendo más y más rápido, casi y no te atrapo... — Dijo Elsa abrazando a su sobrino — Hubiera sido más divertido con mamá aquí... ¿dónde está mamá tía Elsa? — Dijo Joseph a su tía Elsa a lo que ella respondió — Ah, bueno... mamá está ocupada ahora, ella está trayendo al mundo al pequeño bebé que será tu compañero, jugará contigo de ahora en adelante... hay que dejarla que se relaje un poco, por eso me pidió que te cuidara mientras termina — En eso una de las mucamas corre hacia el patio y grita — ¡Reina Elsa! ¡Ya llegó, ya llegó! — Elsa y Joseph voltean y Elsa queda anonadada, rápidamente toma a Joseph y lo coloca en su espalda, Elsa se para del piso y comienza a correr rápidamente, entra al castillo y rápidamente sube las escaleras hasta llegar al pasillo donde estaba el cuarto de Anna y Kristoff, deja de correr y entra al pasillo caminando lentamente... al entrar al cuarto Joseph se baja de su espalda y corre hacia la cama del cuarto donde se encontraba Anna acostada de espaldas junto a Kristoff, Joseph tan rápido como se subió a la cama dijo — ¡WOW! — Elsa... sólo estaba ahí parada algo nerviosa. Anna voltea a verla y le dice — Vamos Elsa, no temas... ven a ver a tu nueva sobrina... —

Elsa comenzó a caminar lento y al llegar a la cama, vio a una hermosa bebé llena de pecas en su rostro, Elsa se sentó justo al lado de Anna y dijo —Anna es, es... es hermosa... es idéntica a ti... es muy bonita... ¿cuál es su nombre? — Kristoff le respondió a Elsa y le dijo —Anna y yo pensamos en llamarla Heidi — Elsa sonríe y dice — Heidi... es un bonito nombre... — Entonces Anna pasó a Heidi a los brazos de Elsa, a lo que Elsa se inquietó un poco, pero la tomó en sus brazos — Ey... pequeña Heidi, hola hermosa... — Heidi abrió sus ojitos y dio un pequeño estornudo, a lo que todos comenzaron a sonreír, para ese momento, el mundo de todos en el castillo era perfecto.

Pasaron los años y Heidi ya tenía ocho años de edad, — ¡¡Tía Elsa!!... ¿¡Tía Elsa!?... Joseph, ¿no sabes en dónde está la tía Elsa? — Dijo Heidi en medio del salón principal del castillo de Arendelle, Joseph quien se encontraba sentado en el sillón del lugar, le dijo — No lo sé hermanita, tal vez mamá lo sepa... ve con ella, está en el comedor — Heidi dio media vuelta y se dirigió al comedor del castillo, a entrar a él Heidi gritó fuertemente — ¿¡EN DONDE ESTÁ MI TÍA ELSA!? — Anna quien comía un poco de sopa se asustó y gritó — ¡Heidi! No grites por favor... Tu tía Elsa no está... tuvo que salir... ¿para qué la necesitas? — Heidi tan pronto oyó eso se desanimó y contestó — Ahh.... Ella me prometió jugar hoy conmigo a las escondidas... — Anna al oír eso dejó de beber su sopa y le dijo — ¿Jugar?... ¿ella te lo prometió sabiendo que hoy saldría a una reunión con los duques?... — Heidi levantó la cabeza y le dijo — Yo no sabía que iría a una reunión... — Anna se quedó pensando, tomó la servilleta, se limpió la boca y dijo — ¿Qué tal si tú y yo salimos a jugar? ¿Eh? —

Heidi rápidamente se disgustó y casi gritando le contestó a su mamá — ¡Pero no es lo mismo!, ¡¡Yo quiero a la tía Elsa!! — Anna se molestó y le dijo regañándola — ¡Heidi! ¡No me contestes así!, pues si no quieres jugar conmigo... ¿por qué no sales a jugar afuera del castillo?, tal vez eso te agrade... toma un poco de Sol ¿no? — Tan pronto como Anna dijo eso Heidi molesta le contestó — Eso haré — Dio la vuelta y salió corriendo hacia las puertas principales, las abrió y salió corriendo al patio.

Anna al ver irse a su hija algo disgustada y con prisa, se sintió algo mal consigo misma, comenzó a darse cuenta que su hija para divertirse necesitaba de la compañía de su tía Elsa y no de su propia madre; Anna, pero lo que Anna ignoraba en ese momento era que Heidi no sentía por ella lo que Anna si hacia Heidi, al parecer Heidi prefería más la compañía de Elsa que de Anna.

Heidi comenzó a reír y correr alrededor del patio, en eso escuchó cómo había risas y voces fuera del castillo, ella le dio curiosidad y se dijo así misma — Mamá dijo que saliera a jugar afuera del castillo, y que tomara sol... pues, ¡eso mismo haré! — Y con una gran sonrisa en su cara corrió hacia las puertas y los guardias las abrieron para que la pequeña Heidi saliera. Tan pronto como salió no paró de correr y reír, se divertía mucho, llegó a un local donde vendían flores, y el caballero que las vendía le dijo — Hola princesa Heidi, ¿desea una flor? Tenga pequeña... se la regalo — El vendedor tomo una flor rosa y se la colocó en el pelo, Heidi le sonrió y siguió corriendo, llegó a una gran plaza en donde a lo lejos vio como un grupo de niñas jugaban a las atrapadas, Heidi no dudó en preguntar si podía jugar, se acercó y de inmediato las niñas la aceptaron. Después de jugar con las niñas, las madres de ellas llegaron para llevarlas a casa, Heidi se despidió de ellas.

Comenzó a caminar de nuevo, esta vez lo hacía con tranquilidad observando las casas y a las personas que caminaban a su alrededor, siempre sonriéndole a todos, en eso llegó a un gran puente, un puente que cruzaba un gran lago, el puente llevaba hacia las afueras de Arendelle. Heidi, nunca había pasado por ahí, dio unos pasos atrás y se quedó pensando si pasar o regresar al castillo, ella a punto de dar la vuelta recordó que si volvía no encontraría aún a su tía Elsa, así que se armó de valor y comenzó a cruzar el puente, ella se sentía algo nerviosa, pero a la vez algo curiosa por saber qué cosas había más allá de Arendelle. Antes de darse cuenta llegó al final del puente y en ese punto del camino, el piso de piedra acababa y comenzaba el zacate y los grandes pinos del bosque, ella se puso a observar los grandes árboles y nerviosa comenzó a caminar, caminó y siguió caminando, ella sin saber qué se encontraría en el bosque siguió caminando por descubrir nuevas cosas.

Después de caminar por diez minutos, estaba caminando en un lugar donde los árboles se comenzaban a hacer más espesos y tétricos, eran tantos que la luz del sol no tocaba el suelo, en eso se comenzaron a escuchar crujidos, Heidi se asustó cuando los oyó, pero en eso, los crujidos se le hacían conocidos, eran parecidos como cuando su tía Elsa sacaba de sus manos hielo y nieve, tan pronto como pensó eso ella dijo — ¿¡Tía Elsa!? — Heidi comenzó a correr siguiendo los sonidos de los crujidos, ella con seguridad creía que su tía Elsa estaba haciendo esos sonidos, corrió tanto hasta llegar a un claro, donde no había árboles, sólo un gran pastizal, y justo al frente de ella un río que cruzaba el claro,

Heidi se maravilló con el claro, y comenzó a ver alrededor, en eso volvió a escuchar los crujidos y rápidamente volteó a su izquierda, en eso vio al otro lado del río una mujer alta de cabello negro y con una gran capa azul conjurando con sus manos una magia de hielo, creando unas grandes y hermosas rejas de hielo, rodeadas de nieve. Heidi se sorprendió mucho cuando vio tal cosa, se sorprendió que lo nuevo que quería descubrir no era lo que ella se esperaba, había encontrado a otra mujer con poderes de hielo como su tía.

— ¡Increíble! ¡¡Alguien más congela como mi tía!! — Heidi lo gritó impresionada y tan rápido como lo hizo la mujer resaltó asustada y volteó a ver quién había dicho eso, cuando volteo dejó ver su rostro asustado. Esa mujer resultaba ser Rebecca.

Frozen Decisiones de Amor (Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora