Capítulo 12 Para el estrés

5 3 0
                                    

-Oh! Por Jesucristo santo Gill. ¿Qué fue lo que le dijiste a Marc para que reaccionara así? - No podía contener el rubor y la risa, Gill mucho menos, y tenía la cara roja de tanto reír.

-Que un beso de un chico guapo te haría feliz. - No podía ser cierto Gill se pasa, estamos muy locas.

Sí que me agarro desprevenida, pero de verlo otra vez Lo haría de nuevo. Como por arte de magia ahí estaba observándonos reír, con una risa de lado que lo hace ver muy sexi, sí que está súper guay este Marc, esa mirada profunda y la forma de mover sus cejas a modo de coqueteo, todo él es impresionante.

-Gill, tengo que tocar ese trasero. - Dije en un susurro para que Marc no escuchara. Fue el turno de Gill quedarse con la boca a mas no poder, coloque mi dedo índice en su barbilla para cerrársela.

-Diablos. - Fue lo único que dijo antes de reír nuevamente, Marc se acercó nuevamente, esta vez estamos en una parte sola de una tienda, es un área poco visitada. Yo lo observo a cada paso que da, Gill me observa a mí al igual que él.

-Tendrás que disculparme. - digo antes de tomarlo por el trasero y besarlo de nuevo, el sorprendido fue el, pero no tardó en reaccionar, cuando nos separamos me miro con ojos penetrantes se acercó a mi oído y susurro casi imperceptible.

-Deléitate preciosa. Jadeé no lo pude evitar su aliento fue una caricia muy sensual y sexual en esa área de mi cuerpo. El al notar mi reacción me dijo: - en verdad no me cuesta hacerte feliz, te ves hermosa, más que hace un rato ahí fuera, ahora con ese rubor y ese brillo en tu mirada pareces...- Levanto su mano y desato mi coleta mal hecha. –Ahora sí, pareces una ninfa.

Tapé mi rostro por la vergüenza, Gill se había movido supuestamente mirando artículos para nada femeninos.

-Que oso, no soy así, discúlpame Marc, cuanto lo siento, ¡Oh! Santo cielos, que vergüenza. - me recosté de una columna, no podía sacar la cara de mis manos. Él lo hizo por mí.

-Descuida, hay ocasiones en que un par de besos a un desconocido es muy buena medicina para el estrés y para sentirse uno mismo. Créeme, te lo digo por experiencia, no pasa nada, además me lo pase muy bien con ustedes, busco a Gill con la mirada y no la encontró, solo levanto sus hombros en respuesta y yo dibuje una sonrisa en mi rostro.

-Gracias. - fue lo único que dije.

-Un placer, preciosa. - extendió sus manos hacia mí, a modo de despedida, las tomé y el las llevo a su boca para depositar un beso en cada una, mi cara debe estar ocre, lo sé por el ardor que siento.

Me miró una última vez y se marchó del lugar sonriendo y yo quede como tonta sonriendo también, que guapo y elegante. Además de que tiene mucha razón, me siento mucho mejor, no siento ese peso en mis hombros y mes siento hermosa y deseada. Empoderada.

-Waooo, waooo! Cuantas chispas, tuve que alejarme para no quemarme, picara. Espera, ¿qué es lo que veo aquí? - Gill toco mi rostro e inmediatamente me preocupe y lleve mis manos al mismo lugar. - Tonta, esta roja aún. - nos echamos a reír.

Salimos de esa tienda, pues allí no había algo que nos interesara ahora, solo entramos porque fue el primer lugar en nuestra huida.

-------------------------------------

Me quemo, ¿lo sienten también? ¿O solo soy yo?

Bien que le hacía falta a Leah una loquera de estas para reponerse.

Besooooooossss.

simple o perversa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora