Capítulo 1 Dilema

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"Ya no sé en que creer". Pensaba yo recostada en mi cama, a pesar de que he tenido dentro de mis posibilidades  todo cuanto me he propuesto...

No se quien soy, a donde ir, agggggghhh!

Miraba el techo sobre mi cabeza, "No es lo que quiero". Decía una y otra vez. "¿Qué hago aquí?"

Veía las paredes que me rodeaban, aun sin pulir, piso de cemento algo desgastado, ventanas sin terminar.

"¿Cuándo tomaré el siguiente paso?" Ése que me impulsará, como el helio impulsa un globo y se deja llevar por el viento, volando libremente, surcando los cielos. Así seré yo cuando tome una decisión.

Volaré hacia lo desconocido, pero seré feliz, conociendo y experimentando todo cuanto quiera.

Patrick: Hola! ¿Cuándo nos vemos? Te extraño.

Leí el mensaje de texto que acaba de entrar.

Mi mente siguió divagando hasta que testeo la repuesta.

MI PELEONA: No lo sé, dime tú.

Su respuesta no tardó en llegar.

Patrick: ¿Te parece... El viernes, luego del trabajo?

Hice los cálculos pertinentes.

MI PELEONA: Okey. ¿Dónde nos juntamos?

Patrick: En el parque del centro.

MI PELEONA: Ok. Estamos en contacto entonces.

Ja ja ja, no pude evitar reírme, Patrick me llama su peleona, porque cuando nos conocimos fue peleando.

- Escúchame bien lo que voy a decir, porque estoy muy enojada, ahhhhh... ¿Cuál es tu nombre? Lo siento es que ya lo olvidé.

-Je je. Tuve que admirar su sonrisa que le iluminó el rostro, es como si el estubiera deseando que le dirigiera alguna palabra.- Mi nombre es: Patrick, ¿qué hice yo ah...

-Bien Patrick. -Dije impidiendo que terminara la oración. -No me parece que envíes algo que no he solicitado, así que, oh ejecutas bien mi pedido, o...

-Je je. -Ríe de nuevo, interrumpiendo mi diálogo él ahora y moviendo su cabeza de lado a lado, como diciéndose a sí mismo: Wow! que loca.

-No me interrumpa que no he terminado, Jum. -Dije levantando mis manos, para evitar que me volviera a interrumpir, pero lo vi, su mirada brillaba, me miraba fascinado, queriendo saltarme encima y devorarme los labios, me puse nerviosa. -Bien, no me mandes disparates, recuerda que soy quien paga.

-je je je.  -Esa sonrisa mortífera que se carga el malvado, uff!! -Aun no sé a que se refiere señorita. -Dijo mientras se acercaba a mí, y yo me ponía más  nerviosa.

-Ay! No. Ya no quiero seguir peleando. -Fue mi respuesta, en lo que ordenaba mis pensamientos. Es que perdí los argumentos que tenía y debía parar esta pelea absurda antes de que terminara perdiendo. -Pero recuerda algo, aun estoy enojada. -Él, solo movió la cabeza negativamente, con una media sonrisa tomó la nota que le extendí con el pedido.

Seguí en mi trabajo, mientras él realizaba el pedido que debía llegar al día siguiente, se mantuvo de pie, desechó desde un principio la silla que le ofrecí.

OMG! Es imponente, ese cuerpo escultural, de un metro ochenta, todo el, cual rey del pecado encarnado, mirada profunda descriptiva, detallando todo en su entorno, oh! Por Dios, reposó su abdomen en el escritorio para acercar su rostro al mío.

¡Ufff! Que calor hace. Yo lo observaba fascinada, con mi mirada por debajo, anhelando que en realidad hiciera todo cuanto deseaba, lo veía en su mirada lasciva.

-Toma. -Me extendió la nota del pedido que antes le había entregado, anotó su número. -Para que me digas si llega algo mal. -Susurró, para que nadie más escuchara.

Lo miré, con ojos excitados y una leve sonrisa en mis labios, - ¡Ah! ¿Sí? Está bien, perfecto.

-Anota el tuyo ahí. -Me miró a los ojos acercando más su cuerpo al mío, el tiempo parecía haberse detenido para los demás, solo eramos el y yo.

Qué día ese, ja. ¡Ay! Patrick, cómo quiero disfrutar de tu cuerpo, aunque sea pecado.

Debo admitir, que luego de ésta breve charla textual me sentí más animada, ¡uhiii! Más, luego de tan grato recuerdo. Aun lo veo como si fuera ayer.  ¡Oh! Patrick ese cuerpo que te gastas, de infarto, ¡rayos!

Me dirigí a la ducha y me di un largo baño, para quitar el poco ánimo que tenía, debo admitir que funcionó, salí de la ducha con el ánimo repuesto por completo. Según yo.

Me puse una ropa cómoda y bonita, un poco de polvo a mi cara y labial rosa.

Definitivamente me sentía mejor.

Qué dilemas los míos y mi existencia.

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