Sobre el hielo || +18 ✔️ [BORRADOR]

Capítulo XI

La música que sale del Alexa llena mis oídos en mi habitación estoy tratando de sacar esa asquerosa imagen de mi cabeza de Axon y Deane besándose. Ahora entiendo del por que Deane es tan sobreprotectora con Axon.

Que asco.

No puedo creer que esto este pasando.

Sacudo mi cabeza para quitar la asquerosa imagen de ella.

—Alexa, sube el volumen a diez.

La canción Still into You de Meadowlark empieza a sonar en el pequeño aparato, canción que me hace pensar en Nicholaas y yo.

Maldito Nicholaas MacCarthy, él es demasiado imperfectamente imperfecto que me hace querer vomitar.

Nicholaas MacCarthy fue mi segundo amor, después de Eloise.

Nicholaas siempre fue muy atento en nuestra relación, Nicholaas era el mejor amigo de mi padre, le dolió mucho su partida, aun recuerdo que mientras yo seguía en shook Nicholaas lloraba como si fuera su padre.

Nicholaas nunca ha tenido una buena relación con sus padres, así que entiendo porque le dolió tanto. Nunca había tenido una figura paterna a su lado.

La canción termina, mientras una lagrima se desliza por mis ojos, me la limpio suavemente, siento una presión en el pecho la cual me hace tomar un bocado de aire, siento como que no puedo respirar.

La respiración se me hace difícil de controlar, siento escalofríos.

Me levanto de la cama, para pararme en medio de mi habitación, miro a mi alrededor buscando algún objeto en el cual concentrarme, justo en el medio de la habitación encuentro un tapiz morado que tiene un mandala.

Me concentro en ver cada detalle de este, la forma hay seis círculos, el circulo de afuera esta lleno de corazones al revés, el segundo circulo este hecho de triángulos, el tercero tiene varios círculos que conforma, el cuarto tiene forma de diamantes, otro circulo le sigue el cual este compuesto de flores con diez pétalos luego le siguen mas círculos, es de un color amarillo oscuro junto con un fondo morado oscuro. Este tapiz me lo regalo Nicholaas luego de que mi padre muriera, dicen que ayuda a sanar.

Cuando por fin puedo controlar mi respiración me siento en el suelo, tomando mi cabeza entre mis manos, estoy sudando.

❄️❄️❄️

No sé cuando tiempo duro en el suelo mirando hacia la nada, pero el sonido de mi teléfono me saca de mi viaje hacia la nada. Me levanto perezosamente del suelo para dirigirme donde esta mi teléfono, el cual esta encima de mi cama.

Me tiro en esta para tomarlo, sin mirar quien me esta llamando.

—Hola, cariño—se escucha la voz de mi madre del otro lado de la línea.

—Hola, mamá.

Y allí empieza mi conversación con mi madre sobre la vida, no le digo que acabo de tener un ataque de pánico, hace tiempo que no me pasaban, desde que mi padre murió.

Mi madre me habla sobre sus nuevos modelos y que tiene grandes ideas para la nueva colección, yo le sigo el ritmo de la conversación, pero mi cabeza no esta en ello, estoy en mi propio mundo. Cuando la conversación esta por terminar mi madre me pregunta algo que no me esperaba.

—¿Cómo va todo con Antonieta Bianchi?

—Bien, me gusta como entrenadora.

—¿Y Nicholaas?

—Él esta bien, es un buen amigo.

—No puedes ser amigo de alguien que fuiste su pareja.

—Si se puede, ya te lo demostrare.