"R e e n c u e n t r o" Sashanne AMPHIBIA

Casa

Anne dormitaba sentada al lado de Hop Pop, si no se equivocaba habían pasado los tres días y llegarían pronto a casa.
Era noche y hacía frío, por suerte estaba cubierta por una calurosa y cálida manta.

Un tope la despertó abruptamente, molesta maldijo lo que fuese la haya despertado de ese modo.

-Maldición -musitó encabronada estirándose para volver a dormir.

-Anne, estás despierta -habló entusiasta Hop Pop.

-Estaba -corrigió volviéndose a acunar en el asiento. -Pienso dormir hasta que lleguemos.

-Pues creo que eso no se va a poder -objetó el anciano. -Mira al frente.

La morena acató la orden de mala gana, pero su humor cambió al mirar al frente. Se trataba de la entrada de Wartwood.

-¡Estamos en casa! -chilló entusiasmada mientras comenzaba a saltar constante en su asiento. -¡¿Podemos bajar, podemos bajar?!

-¡Anne, deja de saltar sobre el asiento! -regañó Hop Pop. La menor sonrió apenada y detuvo su acción.

-Lo siento, H.P -habló abochornada. -¿Pero si puedo bajar? Realmente quiero llegar a casa.

-No, no puedes -contestó firme.

-¡Oh, porfavor! Hop Pop -exclamó enfadada. -¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo?

-Anne... -llamó a regañadientes.

-Porfavor -imploró alargando la o y mirándolo con enormes ojos.

-Anne... no es no -regañó de nuevo. La morena agrandó más sus ojos. -Anne, no... no.

-Hop Pop -llamó con cariño. El anciano estalló.

-¡Ya, pues! -exclamó rendido. -Puedes irte a la casa.

-¡Gracias, gracias, gracias! -chilló emocionada y abrazó al mayor para después tomar impulso y saltar de la carroza. -¡Los alcanzo allá!

Hop Pop sólo observó como la chica corría dirección al pueblo con una enorme sonrisa, rodó los ojos con fastidio para después sonreír levemente.

-Niños -musitó encariñado. -Talvez pueda ir con los niños a comprar antes de llegar.

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Anne corría con emoción por las calles cansándose en ciertos momentos para después respirar profundo y seguir corriendo.

-¡Hola Anne! ¿Ya regresaron? -preguntó Wally.

-Sí, Wally ¡Hablamos luego! -respondió sin dejar de correr.

Al doblar la esquina se encontró con una enorme araña, encima de ella se encontraba la señora Croac. Se quedó en el mismo sitio trotando.

-Oh, Anne. Están de vuelta -habló tranquila la mujer. -¿Hopedaia ya va a abrir el negocio? Ocupo algunas cosas.

-¡Seguro, señora Croac! -respondió optimista. -Venga a buscarlo por la tarde.

Nuevamente comenzó a correr, estaba cerca de la granja. Casi todo el mundo la saludaba, después de todo habían estado variado tiempo fuera, todavía se sentía halagada de ser aceptada en el pueblo después de tantos problemas.