Cinis Meam

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La sangre fluía filtrándose atravesando el precario vendaje, hecho con una muy vieja y raída sábana la única a su alcance las manchas de moho eran visibles por todo la tela, sin una gota de agua en el lugar no podía darse el lujo de lavar el viejo trozo de tela antes de usarlo como venda.

La carne abierta palpitaba de dolor, dejando una desagradable sensación de ardor e irritación en su piel. Cansado se dejó caer sobre el frío suelo, sosteniendo con su mano libre la tela bañada en sangre, aplicando presión intentó detener el profuso sangrado ya era suficiente  pasar hambre y cansancio, para añadir un colapso por falta de sangre.

El polvo flotando en el sucio y descuidado cuarto daban fe del deterioro de ese fuerte, las polillas ya habían devorado por completo los muebles de madera dejando innumerables hoyos y pequeños pedazos de madera  cayendo al suelo formando una pila de fino polvo café. La tenue luz del atardecer se filtraba por las extensas ventanas, dejando pasar el aire nocturno que arrastraba más partículas de polvo al interior.

La cabeza le dolía por el cansancio y la falta de sueño, el hambre ya también jugaba en contra de su agotado cuerpo. Su última comida 4 días atrás, poco antes de verse forzado a salir de nuevo al frente, fue trozo de pan duro y rancio que había dejado un desagradable sabor en su lengua.

Si los refuerzos tardaban más en llegar no podrían seguir resistiendo y la fortaleza caería dejando indefensos a los pobladores del lugar. Las punzadas en su cien dificultaban mantenerse concentrado en su entorno, quería descansar adecuadamente y tener una comida decente algo que no había podido tener en los últimos 100 días.

Recargando su cabeza contra el muro de roca, cerró sus ojos intentando conciliar el sueño debía dormir y recuperarse lo antes posible. 

Los pasos silenciosos del hombre evitaron que lo notara al entrar a la estancia del cuarto, podía sentir su mirada pesada sobre él aún con sus párpados cerrados. Sabía de la aversión que su compañero sentía por él, al desconfiar de sus motivos para estar en ese lugar después de todo no podía ser normal tener a un Dios de  tierras lejanas peleando por otro dios.

-¿Qué planeas? No confío en ti, sin importar  lo que diga Kaleth no eres de fiar. Eres un dios de la antigua creencia de la fe ya extinta, sin duda estás aquí para manchar nuestra meta en estas tierras.

-Te lo he dicho antes,no estoy aquí porque crea en tu dios o me mueva la fe por él y tampoco por los  ideales que pretenden defender, estoy aquí porque  quiero morir de forma digna y noble.

-No me engañas con tus mentiras, un Dios jamás se rebajaría a ser un simple sirviente. Escondes algo, no puedes solo abandonar tu divinidad y pretender ser un humano.

-¿Un dios?, estas equivocado solo soy un idiota  al que le rompieron el corazón, me equivoqué en enamorarme de  una persona cruel y egoísta, no dudo en burlarse del amor que le profese. Le entregué todo el amor que poseía  hasta no tener nada para mí, me quedé con las manos vacías y un corazón destruido...no soy un Dios ni un humano, solo soy un estupido al que engañaron.

-Por eso te llaman  Cinis meam...tu alma ya fue destruida y reducida a ceniza. Kaleth mencionó algo de eso, tu contrato te ata a Tierra Santa.

-Es una buena forma de describir cómo está mi alma y cuerpo entero "son cenizas", ya no queda nada en mi que pueda ser salvado. Tampoco deseo ser  rescatado, quiero aliviar mi dolor de la forma más rápida que exista pido una muerte en la batalla...por eso estoy aquí.

Apoyándose en sus palmas logró levantarse  del frío y polvoriento piso de roca parcialmente destruida, limpio el pantalón de las partículas de polvo consciente que no servía de nada hacerlo, la tela ya raída por el desgaste tenía manchas de suciedad extendiéndose por todo el pantalón.

Nigrum Paladinus Ángelus Mortis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora