Sacris Verbi

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Sujetando fuertemente la empuñadura de la espada espero pacientemente en su lugar, la punta del acero yacía clavada en el suelo otorgando un ligero apoyo y estabilidad. La tierra bajo sus pies retumbó con la pisada de cientos de hombres podía escucharse el choque de los aceros, manteniendo una postura digna espero la aparición del ejército en la cima de la llanura.

El aire frío arrastraba partículas de polvo levantadas por las pisadas haciendo que estas motas chocarán directo contra su cara, teniendo que cerrar sus ojos ante el dolor e incomodidad. Un escalofrío frío recorrió la extensión de su piel cubriéndose con una fina y espesa capa de sudor, pudo sentir un vacío en su estómago y una sensación poco conocida para él: miedo,terror puro recorriendo su sistema.
Sus músculos se tensaron anticipando el estrés por el que sus músculos pasarían, no podía hablar por el nudo doloroso cerrando su garganta y haciendo difícil el poder respirar.

Mantenía los labios abiertos intentando hacer pasar oxígeno a sus pulmones, el dolor en su pecho se incrementa con cada minuto, nunca antes sus brazos habían estado envueltos en un fuerte temblor apenas podía contenerse.

La molesta sensación de miedo, empezaba a extenderse por todo su cuerpo. Un método de preservación inconsciente formado por su cuerpo al bajar tanto su divinidad, su instinto entraba en acción moviendo sensaciones que nunca antes experimentó y resultaban molestas.

El sol despuntó finalmente, los rayos de color rojizo ocuparon todo su campo de visión, obligándolo a cubrir sus párpados con la mano derecha. Un ligero dolor recorrió el interior de sus ojos, la molestia duró varios segundos empeorando el ardor que las motas de polvo dejaron minutos atrás forzando la salida de un par de lágrimas.

Una larga hilera de manchas negras comenzó a formarse en el horizonte delatando la llegada del ejército enemigo.

-¿Te arrepientes? Puedo sentir la presencia de más de mil soldados...son más de lo reportados, ¿Crees que 2 hombres puedan contra ellos? Esperábamos a un máximo de 700, dudo que salgamos vivos de esto..Cinis.

-¿Tienes miedo? Dentro o fuera de la fortaleza terminaríamos muertos y lo sabes bien, capitán. Somos un simple cebo para ellos, necesitamos ganar tiempo y es fácil para nosotros soportar al menos un par de minutos...debemos confiar en que tus refuerzos llegarán.

-¿Sirve sentir miedo? Un ente pagano como tú debería saber que terminaríamos muertos antes del atardecer si vulneran la puerta... Realmente no tenemos salvación, fuimos abandonados para morir en este lugar.

-Capitán que duras palabras, tan pesimista y desagradable... morir hoy para salvarlos no es un mal trato, 2 vidas a cambio de mil inocentes ¿No es mejor así?.

La mirada en los ojos dorados se endureció, sus labios se apretaron negándose a emitir algún sonido, una sonrisa se forma en sus labios al ver esa reacción en el orgulloso capitán pocas veces lograba ganarle en argumentos y dejarlo sin habla. Aunque no sabía exactamente qué era Gael podía sentir su origen divino, el aura a su alrededor era demasiado parecida a la suya, contando con eso y su debilitado poder divino esperaba poder salvar la vida de los humanos dentro de esa fortaleza... 15 minutos sería lo máximo que podría soportar en su estado.

Observando con descuido su mano temblorosa, se preguntó si debía romper el límite impuesto en sí mismo. Tal vez si liberaba su poder de la atadura autoimpuesta podría salvarse de la muerte inminente, el miedo extendido por todo su cuerpo le impedía hacerlo... si hacia algo imprudente "ellos" lo encontrarán, una punzada de dolor pálpito en su cuello sobre aquel viejo y casi borrado tatuaje hecho con hierro al rojo vivo, cubriendo el lugar con su palma ejerció presión en un intento de frenar el dolor.

La piel ardía igual al día en que fue marcado como esclavo, el día en que fue llevado por la fuerza ante ese hombre y tratado como un animal.

La sensación de miedo se sentía tan fresca aún, sus memorias se mantenían tan nítidas en esos momentos como estar viviendo todo de nuevo... ese mismo día pudo verla en medio de la multitud, recordaba perfectamente cómo su cuerpo entero tembló presa del terror al reconocerla entre la muchedumbre. Asustado se dejó caer al suelo, escondiendo su rostro y abrazando su propio cuerpo en un desesperado intento por calmarse... "ella" no lo vio y pasó de largo el sucio callejón donde él estaba escondido.

Nigrum Paladinus Ángelus Mortis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora