Dulcis Amans

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Perdón la demora estaba enferma y no podía escribir, eso sin contar que estaba viendo que proyecto sigue en los fanfics... el elegido es el que explica porque nacieron los velos y el porque Amón puede moverse entre estos mundos sin afectar su flujo... digamos que es el mundo original.

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El tiempo se detuvo por completo, reteniendo el oxígeno en sus pulmones contuvo el aliento de forma inconsciente, tanto su mente como sus ojos se encontraban atrapados en una intensa mirada azul.

El añejo anhelo atrapdo en su corazón comenzó a filtrarse poco a poco en sus entrañas, milenios añorando el regreso del hombre parado solo a unos metros tan cerca y ala vez tan lejos de su alcance. Conteniendo el impulso de ir en busca de sus brazos, mantuvo la espalda erguida proyectando la mayor seguridad que poseía, escondiendo de la vista sus temblorosas manos.

Estaba aterrado de lo que podría pasar en ese momento, su débil alma no podría soportar un rechazo... siempre fue débil ante su amante, el amor que sentía lo había dejado vulnerable.

Horus finalmente había regresado.

¿Estaba ahí para recriminarle? La ansiedad comenzaba a carcomer el centro de su pecho, oleadas de dolor se extendieron desde el centro inundando cada rincón de su cuerpo. La sola idea de ser odiado por el hombre que amaba resultaba insoportable,  se había torturado día a día por miles de años su alma con la idea de ser despreciado por su pareja ¿Podría superar ese odio? Conocía muy bien la debilidad de su alma, no soportaría ser rechazado por Horus.

Si solo Horus recordará el motivo de porque dejo Egipto, si solo recordaba el amor que ambos se tenían.

-¡No voy a justificar mis acciones! Todo lo que  hice, todo a lo que renuncié fue por nuestro bien… lo creas o no jamás actué intentando usarte, se que mi palabra puede no significar nada ahora y no puedo  culparte por no creerme.

El temblor en sus extremidades comenzó a extenderse por todo su cuerpo, un profundo sentido de vacío se instaló en su estómago ¿Podría ser el miedo algo tan aterrador?. Aquellos ojos azules parecían no tener ningún cambio, el sonido suave de los pies descalzos ahogó el incómodo silencio que los envolvía. El leve crujido de la paja bajo aquellas sábanas ásperas, delató la cercanía que ahora poseía Horus… si extendía su brazo, seguramente podría rozar la piel caliente de quien fuera su amante.

-¡¡Di algo!!... ¡Maldice me, reprocha todo lo que hice! No, te quedes ahí callado… Por favor, no hagas esto.

Las lágrimas salieron de sus ojos, las finas gotas de aquel líquido resbalaron por sus frías mejillas. No imaginó que el silencio fuera aún más doloroso que recibir un golpe, la indiferencia del hombre que amaba resultaba aún más insoportable. Tratando de ocultar su humillante llanto, agacho la cabeza dejando que su largo y desordenado cabello cubriera parcialmente su rostro… apretando sus labios formó una delgada línea, conteniendo los sollozos que amenazan con escapar de su boca.

Fue cálido…

Una suave caricia, así percibió tener las manos de Horus sosteniendo su rostro y obligándolo a mantener la mirada en alto, con gran cuidado los pulgares de su antiguo amante limpiaron las lágrimas que habían manchado sus mejillas.

-No tengo nada que reprochar, Seth.

Fue un mero impulso esconder su rostro en el pecho de Horus, ocultando sus ojos llenos de lágrimas, dejó escapar todo el dolor acumulado por tantos siglos, todo el dolor que nunca pudo exponer ante la situación tan delicada que pasaban… ¿Cómo podría ser egoísta con su dolor? Ante la partida de Horus y el vacío creciendo en su pecho, no podía simplemente buscar a Thot y exponer sus quejas ante el dolor que sentía por verse separado de su amante.

Nigrum Paladinus Ángelus Mortis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora