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XXIII. Bebes Y Bodas

El tiempo avanzó en un abrir y cerrar de ojos. Aquellos días de ajetreo quedaron solo como un recuerdo. Lan Zhan y Wei Ying iban de vez en cuando a casa de los padres de Lan Zhan de visita. La relación evolucionó con el tiempo, y las mejoras crecían día a día, Baoshan Sanren seguía sin poder aceptar a la familia de Lan Zhan, pero al menos ya no había pleitos. Lan Qiren y Cangse Sanren hablaron más del tema, pero en privado con quienes debían hacerlo, aunque decidieron ocultar detalles que no consideraron necesarios, solo dijeron lo esencial para resolver todo malentendido.

Por otro lado, Lan Zi-Teng solo había mostrado un verdadero cambio cuando Lan Zhan le mostró el ultrasonido de Wei Ying. Era alguien que no sería fácil de cambiar, y quizás nunca lo haría verdaderamente, ya había vivido así durante décadas y más allá de eso, era una educación de generaciones. Lan Zhan y Wei Ying decidieron dejar el asunto por la paz, mientras no se metiera con ellos o con su futuro, todo estaba bien.

Muchas cosas permanecieron igual, otras cambiaban lentamente, pero el amor que mantenía unidos a quienes debía mantener juntos, continuaba y evolucionaba. Es por eso que la unión más importante y más esperada, estaba al fin aquí. Después de largos meses de preparación y espera, la boda Jin y Jiang estaba por suceder.

El lugar del elegante, exclusivo y fabuloso evento ya estaba repleto de personas que movían cada mesa, cada silla, cortina y mantel. Los novios no se habían visto en todo el día anterior. Dentro de unas horas, Jin Zixuan y Jiang Yanli estarían al frente de muchas personas para celebrar su unión matrimonial.

En casa todo era una locura, todos terminaban por atender los más mínimos detalles de la boda. Nadie estaba libre ese día, todos tenían planes para que, a la hora indicada, nadie tuviera retrasos.

- Lan Zhan. – llamó Ying a su esposo que seguía arreglando su corbata. – Vas a tener que comprarme ropa nueva, dudo que me pueda seguir vistiendo con esto. - Wei Ying le mostró a su esposo su estómago ya bien abultado

- Mi esposo se ve hermoso. – dijo Lan Zhan abrazando a Ying, teniendo cuidado con su bebé

- Adoro cuando me dices así. – Wei Ying apresó los labios de Lan Zhan.

Zhan sintió la lengua de Ying invadir el interior de su boca, sus movimientos eran intensos y desesperados. Lan Zhan sabía que el líbido de su esposo se había intensificado con el embarazo. Y después de que Lan Zhan le dijera que podían seguir teniendo relaciones con precaución, Ying se tiraba a sus brazos cuando su deseo lo invadía.

Normalmente Lan Zhan cedería al apetito de Wei Ying, pero ya iban un poco tarde. Aunque ahora el embarazado exigiera atención, luego se quejaría que llegaron tarde a la boda de Jiang Yanli. Por lo que Zhan tuvo que detenerse a sí mismo y separar a su esposo.

- Te lo haré después de la boda... - decía Zhan entre cada respiración, aunque ya estaban recostados en la cama

- ¿No quieres? – volvió a besar Wei Ying.

- Sí... - Lan Zhan no quería que pensara que no lo deseaba, solo que no era el momento.

Wei Ying tomó eso como una señal para continuar y bajó sus caricias a la zona baja de Lan Zhan. Wei Ying recibía el camino de besos que dejaba Lan Zhan por su cuello cuando de reojo vio en el calendario la fecha de ese día marcada.

- ¡A-Li! – gritó Ying empujando a su esposo. – Tienes razón, es tarde. – Wei Ying siguió terminando de arreglarse y Lan Zhan cerró sus ojos y respiró hondo, esto era malo.

Con todo tipo de contratiempos, Zhan y Wei lo lograron. Luego de algunos sobornos que Zixuan tuvo que darle a la escolta de su novia y un par de juegos y risas en casa de los Jiang. Los invitados llegaban al lugar donde el resto de la ceremonia seguiría. Todo el lugar estaba adornado con elegancia y distinción, la mezcla entre la ostentosidad de los Jin y los detalles cálidos y únicos de la familia Jiang se veía realmente bien. Jiang Yanli lucía majestuosa en su vestido blanco y su rostro irradiaba felicidad. Por otra parte, Jin Zixuan se sentía la persona más dichosa de este mundo. Ni las piedras y joyas más preciosas del universo podrían compararse con la belleza que poseía su esposa.