Capítulo 3

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[2- buscar métodos alternativos.]

Va a ser mejor buscarse otras maneras. No se puede confiar en estos soldados al fin y al cabo, ellos sirven a la corona británica, ¿cómo esperaría que pudiera sacar nada de provecho de aquí?.

Comenzó a analizar sus alrededores con mayor cuidado. La luz de las antorchas no permitía fijarse bien en que la rodeaba, solo podía fiarse de su tacto para entender aquellas paredes. No pudo evitar hacer un gesto de repulsión, podía sentir el moho acumulándose dondequiera que tocara, y la verdad, este método no parecía estar dando sus frutos.

Finalmente apartó sus manos, sacudiéndolas intentando limpiarlas como podía, en parte arrepintiéndose de siquiera haber intentado encontrar algo en la pared. ¿Qué habría?, ¿un pasaje secreto?. Ni que fuera a ser tan fácil, no la hubieran puesto allí si fuera así. Habría que probar otra técnica; así que se acercó a los barrotes de su triste celda, intentando ver sus opciones. No hay llaves a la vista, ni distracciones, ni... Nada útil. Lo único que era bueno saber era que había puertas relativamente cerca, no alcanzaba a ver todo el pasillo, pero podía empezar a ver el borde de lo que asumia que era una puerta, al menos es bueno saberlo.

Volvió a sentarse en su rígida cama, no le quedaba nada que hacer. Va a tener que esperar a su posibilidad, porque desde ahí no puede hacer nada. Tiene sentido, si se pudiera escapar fácilmente no la hubieran encerrado ahí pero, de todas maneras, le pesa pensar que no va a poder a hacer nada al respecto. La reina reflexionaba entristecida imaginando cómo podrían estar pasándolo en Versalles, ¿Qué les habrán dicho los británicos a las autoridades francesas?, ¿Sabrán que está bien, pero encerrada?. Gabrielle llorará su secuestro, sus damas de compañia también se preocuparán y Luis; Oh, su Luis, lo va a pasar tan mal, probablemente él vaya a embotellar esos sentimientos por el bien de la nación, ella lo conoce bien, mas le preocupa como vaya a lidiar con todo esto. No porque crea que sea un mal líder, para nada, pero porque dirigir cuando tienes tu corazón en juego es de las cosas más difíciles que se pueden hacer.

En cuanto más vueltas le daba al asunto más extrañaba su hogar, no pudo evitar que se le aguaran los ojos reflexionando en quienes tenía lejos, deseaba con todas sus fuerzas cerrar los ojos y abrirlos en Versalles, y despertar como si todo esto no hubiera sido más que una mala pesadilla; el mero pensamiento de dicha fantasía le entristeció un poquito más. No podía derrumbarse aquí, ¿pero qué más hacer cuando no quedan opciones?.

Ni siquiera podía saber si era de día o era de noche, carecía de luz natural, asi que todo aquello se sentía más como una tortura lenta y tormentosa que una mera retención. Uno pensaría que a la mismísima reina de Francia la detendrían en un lugar mejor, no precisamente uno lleno de lujos, nada de eso hace falta, pero al menos con una pequeña ventanita y una cama un poco más cómoda estaría satisfecha. De todas maneras no le sorprende que los británicos no le tengan consideración, ¿cómo podría sorprenderse de ellos?

Se resignó a acostarse en su cama, sin importarle que hora era; cuanto más durmiera, antes pasaría el tiempo en esa celda. No tardó en caer rendida, ya sea por el sueño, el agotamiento, el aburrimiento o una mezcla de todo. Sin saber cuántas horas después despertaría, la falta de dia y noche la desubicaba completamente, despertaba sin saber nada de sus alrededores, ¿sería de día?, ¿Noche?, ¿Madrugada?. Su única guía real eran los cambios de los guardias de al frente, que solo podía asumir que se cambiaban y cuando le entregan la comida, pero aparte de eso, todo era lo mismo.

[Ve al capítulo 5]

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