La fiesta de Julieta.»
Era un sábado por la noche, una de mis amigas insistía en salir un rato, al parecer una de sus compañeras daría una fiesta, decidí ir, para no dejarla sola. Al llegar, la casa estaba repleta de gente, algunos chicos fumandose un porro, algunos otros fajando en un rincón, lo normal, mi amiga me dejó sola para ir por bebidas, cuando empecé a notar su ausencia, la encontré con la mirada bailando con un tipo, y reí. Fuí a la cocina, tenía bastante sed, busqué en el refrigerador y en las hieleras, estaban totalmente vacíos. Una chica entró, llevaba un top negro y jeans ajustados, sonrió y le devolví la sonrisa.
-¿Sabes dónde puedo conseguir alguna bebida? -le pregunté, mi sed estaba antes que mi timidez.
-Tal vez haya algunas en el garage, ¿te llevo? -dijo, solo asentí con la cabeza- Soy Julieta, por cierto.
-Yo soy Olivia, un gusto.
Me pareció curioso que se llamará justo como la protagonista de la obra que estoy leyendo, sin embargo, no le tomé demasiada importancia. Llegamos al garage, donde había un pequeño refrigerador, del que Julieta sacó dos cervezas y me dió una, la tomé y agradecí con un ligero movimiento de cabeza. Se escucharon los gemidos de una pareja en una de las habitaciones de arriba y Julieta y yo reímos, sin darme cuenta, tenía un ligero rubor en mis mejillas.
-Te ves linda cuando te sonrojas -me dijo, dándole un trago largo a su cerveza, yo solo pude murmurar un tímido "gracias". Julieta se acercó un poco más a mi tomó mi barbilla, me sorprendió un poco, podía oler claramente su perfume de rosas, me besó y me gustó.
Había un auto en el garage, ella abrió la puerta trasera de este y fue cuando caí en cuenta de que ésta era su casa, pusó Sex on fire de Kings Of Lion en el diminuto estéreo, e hizo palmaditas a su lado en el coche, entré y cerré la puerta de este, ella se me lanzó, la letra y melodía de la canción, sin mencionar los besos de Julieta, eran una descarga de adrenalina, que recorría mi cuerpo, jugaba con el borde de mi suéter tres tallas más grande que la mía y lo quitó con rapidéz, mi corazón palpitaba tan fuerte que creí que saldría de mi pecho, le quité su top, Julieta no llevaba sostén, y comencé a bajar por su cuello, hasta besar sus senos, ella daba pequeños suspiros, sus manos jugaban con mis senos, sobre mi sostén, hasta que lo quitó, entonces me volvió a besar, tan apasionadamente que sentí cómo mi ropa interior estaba empapada. Julieta me quitó mis shorts junto con mi ropa interior y entonces notó lo mojada que estaba. Ella dió un recorrido con sus labios desde mi cuello hasta mi abdomen, y entonces se detuvo.
-¿Estás segura de esto? -me preguntó.
-Completamente segura -contesté sin preámbulos. Y entonces se acercó a mi oreja, lo cual me hizo estremecer, la besó y luego susurró.
-Te haré venir como nunca antes nadie lo hizo -sus palabras, tan seguras, exactas, me hicieron temblar. Siguió jugando con mis senos, hasta que volvió a bajar a mi abdomen, tomó mis piernas y las puso sobre sus hombros, me jaló un poco hacía ella, besó mis labios un poco, cada beso me hacía sentir en las nubes, luego su mirada se dirigió a mis manos, las cuales tenía ocupadas, tocando mis senos, ella quitó una y empezó a hacerlo ella misma, su lengua comenzó a jugar con mi clítoris lo cual me hacía sentir en las nubes, y luego, sentí uno de sus dedos adentrarse en mi vulva, la música no dejaba oir mis fuertes gemidos, causados por el sexo oral que Julieta me estaba dando, los vidrios estaban comenzando a empañarse, y yo estaba a punto de llegar al orgasmo, justo cuando los movimientos de Julieta eran tan rápidos y placenteros, hasta que llegué a tocar el cielo, ella tenía razón, me hizo venir como nunca nadie lo había hecho, ella se colocó sobre mí, dejando un pequeño espació entre nuestras vuelvas, y guió mi mano hasta la suya, comencé a masturbarla, jugando con su clítoris y metiendo tres dedos dentro de ella, estaba tan mojada, sus gemidos eran tan angelicales. Se movía sobre mi mano y de vez en cuando se acercaba a besarme, seguimos así hasta que ella terminó, nos besamos, ella sostenía mi cuello mientras yo jugaba con su espalda y su trasero desnudos, Julieta era un ángel, empezó a moverse sobre mí, sin querer, ambas gemíamos y nos volvíamos locas con la otra, hasta que terminamos juntas, Julieta me dió un último beso largo y tierno y le bajó a la música, lo suficiente para escucharnos entre nosotras, nos vestimos en silencio, y me dí cuenta de la mancha de fluidos que dejé en el asiento, estaba realmente apenada, Julieta acarició mi mejilla y me dijo:
-No te preocupes, lo limpiaré.
Sonreí con timidéz, ella salimos del auto para pasar a la parte de enfrente, tomamos cerveza, reímos y hablamos de cosas interesantes, el olor a sexo todavía alcanzaba a percibirse en el coche, y eso me trajo recuerdos que quería revivir, la miré y me acerqué a besarla, quería tocar las nubes con este bello ángel otra vez.