6. Un sueño

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Estaba tranquila en el sofá, todas las modelos corriendo de aquí para allá me daban dolor de cabeza, algunas me miraban como si fuese la peor escoria del planeta y otras simplemente evitaban mirarme, tal vez debí arreglarme un poco antes de salir. Jugaba con mis dedos con aburrimiento y miraba hacia la puerta muy seguido, Amanda no debía tardar en llegar. Miré el reloj de mi muñeca y comencé a desesperarme.

«Dios, cuánto más tardará está chica»

Tomó mi mochila y me levanto de mi lugar y empiezo a caminar hacia la salida, no pensaba esperar más a mi amiga. Siento un líquido caliente mojar mi piel, al levantar la mirada, caigo en cuenta de que una de las modelos acaba de derramar café sobre mí blusa.

-¡Mierda! -digo, sin importarme las personas al rededor.

-Deberías fijarte por dónde caminas, idiota -me dice la chica, con desdén, mi sangre arde y cierro los puños con fuerza.

-¿Disculpa? -le digo, retándola, acercándome más.

-Lo que oíste -me responde sin rechistar, nuestras respiraciones se juntan y de pronto la ira en sus ojos es reemplazada por ¿Deseo? Me inclino hacia atrás, alejándome de ella, buscando el baño para limpiarme un poco, por suerte la casa es inmensa y el baño donde entro está deshabitado, saco una blusa de mi mochila y me la pongo, el recuerdo de la mirada de esa chica vuelve a mi memoria y por un momento nos imagino juntas, ella sobre mí, tomando mis manos, jalando mi cabello, me descubro a mí misma excitada por la chica. Mi imaginación es más creativa de lo que creí y comienza a llevarme a escenarios inimaginables con ella, comienzo a excitarme, a tocarme por sobre el pantalón, luego bajo esté, rozando mi intimidad con mi mano, cada vez más rápido mientras la imagen de ella haciendo lo mismo no sale de mi mente, cuando abro los ojos un poco la veo parada en la puerta e inmediatamente me levanto de golpe, ella se muerde los labios y la sangre sube hasta mis mejillas.

-¿Q-qué haces a-aquí? -tartamudeo sin poder evitarlo.

-La verdadera pregunta es qué haces tú -se acerca y cierra la puerta tras de sí con seguro- Continúa, no pares, anda. -dice y yo me quedo inmóvil- ¿O prefieres que lo haga yo? -me voltea, impidiendo mirarla, y comienza a tocarme, me pegó a ella por instinto y gimo, una de sus manos toca mi pecho y la otra está centrada en mi clítoris, mueve su dedo en círculos sobre la ropa interior. Se separa de mí y va hacia la regadera, la enciende y empieza a desnudarse, mis ojos viajan a su pechos rosados y a sus múslos, me sonrojo.

-¿No me harás compañía? -me cuestiona, no soy capaz de responder nada y solo me quitó la ropa que está comenzando a estorbar, ella se sienta en el suelo de la regadera, abre sus piernas y comienza a tocarse, viéndome, viendo mi cuerpo. -Házlo también, tócate para mí -me dice.

Me siento frente a ella, observando sus dedos en su intimidad y comienzo a masturbarme, me sorprende lo mojada que estoy, cierro los ojos, las sensaciones recorriendo mi cuerpo, pero ella me interrumpe, me pone de pie, pegada a la pared, mientras el agua sigue corriendo, ella baja hasta llegar a mi clítoris, y comienza a besarlo, meter un dedo, mientras con su otra mano se masturba a ella misma, trato de separar mis piernas para que tenga más alcance y tomó su cabeza, gimo como loca, es mucho más de lo que nadie me ha hecho, ni yo sola he alcanzado tales orgasmos, me vengo en su cara, sube y nos besamos con pasión, ella baja su mano y me masturba, otro orgasmo en manos de la linda chica desconocida, lame mis pechos, mi cuello, gimo a más no poder. Luego yo bajo, hasta su intimidad, pongo uno de sus piernas en mi hombro, y hago todo lo que ella me hizo, sus gemidos me motivan y la hago alcanzar el clímax. Me quedo en la regadera mientras ella sale, hacia un pequeño armario dentro del baño, donde encuentra un vibrador, me acuesta en el suelo, con el agua cayendo sobre mí vagina, y comienza a meter el vibrador, primero lento y suave, hasta que comienza a hacerlo rápido, mientras me acaricia los pechos y me besa, la sensación es indescriptible. Luego se pone sobre mí, haciendo una tijera y nuestras intimidades chocan, nuestros clítoris se rozan y nuestros pechos rebotan, la sensación que nos produce es tan placentera.

De pronto para y se acerca.

-Despierta -susurra.

Me levanto de golpe, estoy sudando y recuerdo mi sueño, me comienzo a exitar y a tocarme, imaginando que todo no fue un sueño.

Relatos GalácticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora