«Retiro la maldición, que no se cumpla jamás. Retiro la maldición, que no se cumpla jamás. ¡Retiro mi maldición, que no se cumpla jamás!».
«¡No quiero que ella duerma! ¡Por favor, despierta, no quería que esta historia terminará así! ¡Regresa conmig...
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Sus piernas temblaban, al igual que sus hombros. Su respiración intentaba mantenerse calmada, pero sus ojos se movian de un lado a otro intentando buscar quizás otro escondite cercano, lo cual, fue un fracaso por completo. Igualmente, dudaba mucho de poder esconderse en un nuevo lugar en esos momentos, lo mejor era quedarse donde estaba.
Su mano derecha yacía sobre su pecho izquierdo, hundiendo sus dedos entre los pliegues sobresalientes de la chaqueta de su nuevo... ¿uniforme? Si. Podía sentir el latir de su pecho dando brincos, golpeando con fuerza su interior. Era como si este fuera a escaparse.
—Oh, volvió—Escucho una voz masculina hablar, parecía que no le importaba en lo más mínimo, pues sonaba, de alguna manera, monótono.
Caliope sentía su rostro arder de vergüenza. Hace sólo unos segundos, el que se había presentado como el director de toda esa escuela había gritado que estaba ahí, consiguiendo la atención de todos. ¡Ella podía no ser vista, pero le era inevitable sentir una gran vergüenza ajena como si todos la estuvieran mirando! ¿¡Acaso ese hombre no sabía lo que era la vergüenza!?
Si hubiera sabido eso, podria haber intentado esconderse detrás de una columna... no, no. No hubiera tenido tiempo, y desde alguna perspectiva quizás hubiese sido pillada por uno de los chicos que estaban ahí... y hablando de eso, ¿cuanta gente había? Podía escuchar muchos murmullos, lo que ocasionaba que pensara que era un gran grupo. Rogaba porque se estuviese equivocando y en realidad no fuera tanta gente.
—Enserio... faltaba un nuevo estudiante, así que fui a buscarlo, pero parece que la ceremonia se acabó por completo—Con una voz apagada, como desilusionada, aquellas palabras salieron de los labios del adulto—Supongo que tendré que hacérselo a solas, y lo guiare a su dormitorio despues.
¿Eh? La cara de la joven no tardo en iluminarse ante tales declaraciones. ¡No tenía absoluta idea de lo que él director hablaba sobre una supuesta ceremonia, pero todo lo que tuviera que ver a solas y sin miradas, estaba bien para ella! Quizás, no todo sería malo en ese día. ¡Mientras no estuviera expuesta a otras personas, todo iría bien! Aún le avergonzaba el adulto, ¡pero era mejor que un público!
—¿Otro estudiante?—Fue una voz brusca la que habló, como si se encontrará impaciente. Parecía algo arrogante ante esa nueva información.
—¡No sabía que los estudiantes podrían salir por si solos de sus ataúdes!—Como si se encontrará sorprendido ante tal información, la voz energética de antes habló.
Por extraño que pareciese, Caliope se ruborizo débilmente. No podía creerlo, pero estaba avergonzada. Ella había salido del supuesto "ataud" antes que los demás, cosa que no debía. Lo positivo es que se había saltado la ceremonia, ¡pero igualmente se salto una regla! No, espera. En primer lugar, ¡ella ni siquiera debía estar ahí! Pero parece que el adulto no lo había comprendido cuando se lo dijo el gato. Y, hablando de aquella criatura, este seguía atado y zarandeandose lentamente, como si intentará no llamar la atención.
