«Retiro la maldición, que no se cumpla jamás. Retiro la maldición, que no se cumpla jamás. ¡Retiro mi maldición, que no se cumpla jamás!».
«¡No quiero que ella duerma! ¡Por favor, despierta, no quería que esta historia terminará así! ¡Regresa conmig...
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Goteo.
Goteo.
Goteo.
Cada vez que suspiraba, un vaho escapaba, yendo hacia arriba y desapareciendo, mostrando que aquel día era más frío de lo habitual.
Sus manos, desnudas, mostraban incluso sus venas de un color azul. Sus palmas se encontraban juntas y se frotaban en un intento de darse calor, aunque no parecía funcionar muy bien, pues estas ya apenas se sentian. Además, añadiendo que pequeños copos de nieve caían sobre ellos, era mucho más difícil.
—No pensé que hoy haría tanto frío...—.
Murmuro para si misma, mientras daba una pequeña mirada hacia atrás. Todo a su alrededor estaba lleno de capas de nieve y no había muchas cosas, aunque a lo lejos se podían ver calles de las cuales había usado para llegar hasta allí.
Se notaba nerviosa y temblaba. Cerró un poco sus ojos y acerco sus manos a su pecho, que parecía latir a 100 por hora en esos momentos. ¿Por qué ahora? ¿Por qué? Aún podía escuchar esa voz en su cabeza que la inquietaba.
Ella solo... solo quería estar tranquila, no resaltar en absoluto. ¿Qué tan difícil era eso?
—Hah... incluso esto me da sueño, ¿es algún tipo de broma...?—Se preguntó, alzando su cabeza hacia el cielo, viendo las nubes pasar.
«Por favor... debes confiar en mi»
Los copos de nieve caían sobre su rostro. Era una sensación nostálgica que le provocaba emociones extrañas, y, de alguna manera.
—Duele más de lo que crei...—Soltando una leve risa, se abrazo a si misma—No me gusta la nieve...
Goteo.
«Dulce Aurora... mi regalo es el don de la belleza»
Otro vaho salió de entre sus labios y sus piernas temblaron. El invierno había llegado de sorpresa aquel día, y ella, que aún llevaba el uniforme escolar de otoño, le hacía sentir congelada. Sus medias negras llegaban hasta un poco más abajo de sus muslos, su falda, su camisa y la delgada chaqueta, todo era con una temática de marinera, como algunos decían. El tipico uniforme que la mayoría de estudiantes femeninos japoneses tenían.
«Mi deseo es que jamás estes triste. Que seas feliz todos los días de tu vida»
