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Jamás pensó que el mismo día en dónde fue felicitado ante todo el instituto estaría a punto de ser expulsado. No quería ni siquiera imaginar lo mucho que sería regañado en su casa a causa de lo que había ocurrido. Mucho menos quería imaginar el gran problema que significaría para sus calificaciones en la asignatura de Química.

Él lo sabía ¡Demonios que sí lo sabía!

Pero aún sabiendo permitió que el menor continuara con lo que estaba haciendo ¿Porqué? Bueno, se dejó convencer por simples besos que le daba mientras la profesora no les veía. En otra época no se dejaría influenciar por nada, ni siquiera en ese momento, pero Jihoon podía con todas sus fuerzas, con esa sonrisa, esos deseables labios y esa mirada tentadora conseguía lo que sea del mayor. Vendería su alma al diablo si era lo necesario para recibir uno de sus besos o hacerlo feliz. Ya no lo podía negar, ese chico se había apoderado de toda su vida, se había vuelto su salvación y perdición, su enfermedad y medicina. Haría lo que fuera por él y estaba listo para entregarle su ser entero para que se encargara de cuidarlo.
Al menos era lo que creía él.

Pero todo el amor que ya aceptó tenerle no significaba que tenían que intoxicar a toda la clase y más estando a pocos días del cierre de año.

Joder que se arrepentía, de verdad lo hacía. Lastimosamente ya era tarde.

La profesora de química inmediatamente fue transladada en una ambulancia al hospital mientras otros cinco alumnos eran retirados por sus encargados.
Si luego el instituto recibía una demanda por parte de los padres de aquellos, temía tener que participar de un juicio. Ya estuvo cerca de ir a la cárcel junto a todo el fandom de su grupo musical favorito por participar ilegalmente de conciertos online o incluso ver fotos exclusivas antes de que éstas sean reveladas oficialmente y no consideraba una situación muy grata.

-Lo siento tigresito-la voz apenada de su novio demostraba que de verdad se sentía arrepentido, sólo que aquello ya no deshacía nada de lo que sucedió-, no pensé que fuera a ser tan malo mezclar eso.

Bajó la mirada para encontrarse con los ojos canela del menor, quién tenía recostada su cabeza sobre el muslo ajeno y su cuerpo descansaba sobre el pasto del campus mientras él permanecía sentado acariciando los mechones rubios.

Estaban bajo el árbol más frondoso de la institución esperando a que sus padres salieran del instituto y los llevaran a sus respectivos hogares para vivir sus propios infiernos con la amonestación que éstos les darían.

-Te dije cinco veces que los agentes químicos son sensibles a otras sustancias, por lo tanto una mala manipulación podría ser peligrosa, recalcándote siempre que si mezclabas a tu antojo crearias un vapor que podría intoxicarnos o en todo caso crear una explosión ¿Eso no fue lo suficientemente convincente?

-Pero no fue tan malo ¿o si? Nadie murió.

-Hoonie, no es necesario que alguien muera para que sea grave, inclusive nosostros pudimos habernos intoxicado mal. Y más aun tú, que fuiste el que directamente tuvo contacto con la mezcla-su pareja pintó un puchero en su rostro que ablandó por completo su corazón obligándolo a agachar la cabeza para dejarle un castro beso en los labios antes de continuar con su reprimenda-. Y si te pasa algo a tí, yo no sería capaz de seguir.

-Claro que lo eres tigresito-respondió dulce Jihoon.

-No, claro que no. Tú eres lo único que me impulsa a vivir Hoonie, yo-hizo una pausa intentando que sus emociones se contuvieran- ...no soportaría volver a lo que era antes de tí.

-Siempre fuiste tú precioso, incluso antes de mí-se sentó a su lado tomando en sus manos ambas mejillas del mayor-. Yo no te cambié ni creé una nueva versión de tí, solo mostré al mundo lo precioso que eres, solo te brindé parte de lo que mereces, pero la felicidad te la has puesto tú mismo.

Special (SoonHoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora