Los días siguientes hizo cumplir su orden, Nakahara permanecía encerrado en una alcoba amplia sin recibir ningún tipo de visita y donde se había asegurado de que nada le faltara, la ropa, comida, incluso los caprichos que llevaba esa edad tan problemática, juegos, libros, postres, no parecía un castigo para él pues todo lo que pedía se lo daban, Dazai no dejaba de pensar que quizás lo estaba malcriando de más pero no podía evitarlo, quería tener su atención otra vez, quería verlo sonreír de la misma forma que cuando estaba con esas mujeres, recuperar el brillo inocente de sus ojos, brillo que lo hacía despertar una extraña sensación en su pecho, queria que saliera de esa cama donde lo ignoraba cada noche y decirle que lo que sentía por él era un cariño insano para ambos
-me voy Chuuya, si necesitas algo Akutagawa estará afuera cuidandote- se acercó al mullido colchón pasando su diestra sobre su desordenada cabellera del menor sintiendo como su cuerpo se tensaba y comenzaba a temblar, miedo o repulsión no sabía que podía ser -te veré al amanecer
Sin decir alguna otra palabra se puso de pie y tomando su gabardina salió cerrando con cerrojo la enorme puerta de madera
El silencio lo envolvio durante largos minutos antes de removerse entre las sabanas para sentarse y observar la única salida, dio un largo suspiro antes de levantarse estirando su cuerpo para despertar cada músculo, ya habia pasado una semana desde que lo alejaron de Kouyou y no podía continuar con ese berrinche por separarlo de quien consideraba su figura materna, no cuando quería demostrar que ya no era un niño
Sus ojos zafiro recorrieron la alcoba como si se tratase de la primera vez que estaba ahí, como si buscara algo y que encontró en el tocador, como cada noche antes de que el mafioso se marchara le dejaba la cena, algo ligero acorde a la dieta que a los 11 la pelirroja le dio para mantener su delgada figura pero que al mismo tiempo recibiera todas las proteínas que un joven en pleno desarrollo necesitaba
-anee san...
La llamó en medio del silencio ansiando una respuesta, respuesta que sabía jamás podría obtener mientras permanecíera encerrado en esa prisión de oro, después de tantos días continuaba haciéndose la misma pregunta ¿como es que permitió que todo terminara así?
Camino al gran ventanal para poder apreciar el cielo nocturno y las brillantes luces de la ciudad, la feria a lo lejos, el inmenso mar y cerca de este el cráter donde inicio su vida, donde ahora se encontraba el barrio mortero, no pudo evitar formar una ligera sonrisa con sus labios al recordar aquella noche donde lo conoció y todo lo que habían pasado juntos, quizás si estaba exagerando su reacción cuando Dazai tenía razón, se arriesgo por querer demostrar algo que no tenía sentido, el castaño solamente quería protegerlo, debía de hablar con él cuando volviera al amanecer, disculparse e intentar obtener de nuevo su confianza
Palmeo un par de veces sus mejillas olvidando el sueño y el cansancio para después encaminarse al baño, se daría una ducha, se arreglaria lo mejor posible y pediría a ese chico Akutagawa que lo llevará ante el líder de la mafia
Comenzó a desvestirse mientras dejaba la tina llenar, una a una las prendas cayeron al suelo hasta quedar completamente desnudo cayendo en cuenta que había olvidado las cremas que la pelirroja le regalo en el armario así que envolviéndose en una toalla salió, lo hizo por simple inercia no porque pensara que alguien podría verlo pero mientras buscaba entre sus cosas aquel obsequio la puerta se abrió
El moreno había regresado, solamente iba a buscar su telefono celular pero ver esa imagen delante suyo quedó perplejo, en un completo shock, por un segundo olvido como respirar, su corazón se aceleró y algo más despertó dentro de sus pantalones
-Chuuya ¿que estas haciendo? - paso saliva por su garganta para mantenerse tranquilo sin alejar la mirada del niño, notaba sus mejillas sonrojadas aunque parecía que quería ocultarlo con su cabello al igual que la presión en la toalla como si temiera soltarla, pero más que eso comprendía que el haber sido criado por mujeres lo llevó a adquirir ciertas costumbres y movimientos de ellas por ello su postura rígida al ser descubierto en ese estado
-volviste... iba a darme un baño - evitaba el contacto visual, la mirada avellana del mayor era tan pesada que parecía podía atravesarlo con esta - quería verte más tarde y así hablar con.. .
-no, no podemos hablar hoy si eso quieres, estoy ocupado, bañate y te veo en la mañana - le interrumpio sin consideracion y se golpeo mentalmente por tratarlo de forma hostil pero sabía que de estar a solas con él demasiado tiempo no iba a poder controlarse -come, te veo mañana Chuuya - tomó el movil del tocador y salió cerrando la puerta con fuerza
Ambos quedaron con sentimientos cruzados, el menor sintió el rechazo total al punto de no poder evitar que sus ojos se humedecieran por la decepción que lo inundó, quizo arreglar las cosas pero al parecer era imposible, nada sería como antes
Por su parte Dazai sintió enojo al pensar en tomar de forma carnal a su aprendiz, de nuevo estaba ahí el inmenso deseo de hacerlo suyo, sostenerlo entre sus brazos y lastimarlo, verlo gemir y llorar de placer, no entendía que clase de loco podía ser para fantasear con abusar sexualmente de un menor de edad pero ni así podría sacar de su mente esa imagen tan provocativa, su hermoso Chuuya desnudo, su blanca piel que brillaba con la luz de la lámpara tan suave, tan perfecta, sus labios carnosos que no dejaban de temblar y su rostro sonrojado, lo quería más que nunca, necesitaba buscar la manera de dejar en claro que era su propiedad para que nadie lo vuelva a mirar, ahora no tenía duda el pelirrojo se estaba convirtiéndo en una peligrosa tentación de la que era cuestión de tiempo para que lo hiciera caer por él
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Change [Bungou Stray Dogs \ Soukoku]
FanfictionEstaban mal ambos lo sabían, lo que había iniciado por mera curiosidad se convirtió en algo más que Nakahara se esmeraba en ocultar, no podía enamorarse porque solo era un absurdo juego de niños en donde solo él saldría perdiendo. Aclaraciones ▪los...