VI. Juego de Seducción

849 117 11
                                    

-¿una reunión de ejecutivos? - el pelirrojo ladeo la cabeza intentado comprender porque esa reunión tenía tan ansiosa a la fémina, solo se presentaría Dazai con un grupo de hombres para conversar sobre el extranjero que estaba causando problemas en la ciudad, era obvio que después querrían diversión e incluso ir con una linda joven a un lugar privado, no era algo que no hubiese sucedido antes- anee san dejame ayudarte, si te preocupa como actúen las otras chicas dejame ser yo quien les sirva las bebidas, los conozco a todos

-¿que? no, Chuuya no puedo pedirte eso, no es algo tan simple como las otras veces, si Dazai te ve como cortesana podría llamarme la atención y quitarme tu tutela -se sentó con la elegancia propia de una dama sacando el abanico que ocultaba en su kimono para disminuir la tensión y la preocupación que le ocasionaba el líder mafiosos, era el peor momento para que las muchachas mejor preparadas enfermaran o las pidieran otros hombres adinerados durante días

- y... ¿si el no se entera? cuando lo hago no parezco yo, podría pasar como cualquier mujer pelirroja de ojos azules - se acercó al escritorio posando ambas manos sobre la fría madera, en su mirada se percibía la determinación y que sin importar lo que dijera iba a ayudar a la mujer que lo cuidaba desde hace ya muchos años atrás

-Chuuya, Dazai me ejecutaría si llega a pensar que también tu ofreces servicios sexuales- con delicadeza poso su diestra sobre una de sus mejillas acariciando con su pulgar antes de remover uno de los caereles naranjas que bajaban por su rostro

- ambos sabemos que yo no hago eso, solamente voy a ayudar sirviendo la bebida y con el entretenimiento no será nada malo, no es como si fuese a aceptar ir a una habitación con ellos -continuaría insistiendo hasta que aceptara su decisión al final de cuentas si el castaño los descubría podía persuadirlo para que no le hiciera daño a la mujer, tenía sus métodos para que cediera hasta al más absurdo de sus caprichos

- bien Chuuya tu ganas- un largo suspiro escapo de su boca totalmente resignada, no podía continuar perdiendo el tiempo con él cuando aún le faltaba por terminar los preparativos para la reunión - en treinta minutos iré a buscarte para maquillarte así que ve a que te presten un kimono, exótico ¿entendido?

-si anee san- con su respuesta salió a toda prisa de la oficina en busca de alguna de sus compañeras que le ayude a vestir y a peinar pues cuando lo hacía por su cuenta no conseguía atar el kimono para marcar su delgada cintura

Las siguientes horas la casa de cortesanas estuvo llena de movimiento, entre las que terminaban de peinar sus largos cabellos lacios como quienes no conseguían terminar su maquillaje debido que no lograban tener el delineado perfecto, todas y cada una de las jóvenes que trabajan en el lugar se esmeraban por quedar perfectas pues pasar la noche con un ejecutivo significaba dejar esa vida, encontrar a alguien que les permita dejar esa vida de prostitución

Nakahara pensaba diferente a ellas, él se estaba preparando para tomar un cargo elevado en la organización y no tenía motivos para servir como entretenimiento a un grupo de hombres que le doblaban la edad a excepción de su mentor, todo era un simple pasatiempo además de entrenamiento para las misiones en las que debiera infiltrarse, quería prepararse para el futuro cercano

El reloj finalmente marco las siete y en dos hileras las chicas recibían a sus visitantes, las miradas de todos se posaban en ellas como si estuvieran escogiendo a quien llevarían a una alcoba privada, se notaba el deseo en sus ojos menos de uno

Kouyou les mostro la mesa donde podrían comer y conversar sin que nadie les interrumpa siendo ahí donde entraba él

Se adentro junto otras cinco trabajadoras al salón privado con una charola con los platillos que acostumbraban servir, las bebidas entre otras cosas, pero solo él salió

La noche parecía ser tranquila, bailó como acostumbraba a los clientes y todo el arpa como el koto, un instrumento hecho de madera que poseía 13 cuerdas, nadie más que el pelirrojo podía tocarlo pues era complicado para quienes no aprendieron desde la niñez

Con eso llamó la completa atención de los mafiosos incluso de esos orbes avellana que lo tenían cautivado, que lo hacían desear algo imposible pero en su corazón existía la mínima esperanza de que esa noche obtendría lo que deseaba.

Las bebidas aumentaban en la mesa, uno a uno los ejecutivos desaparecían en compañia de alguna dama, Dazai no tenía que quedarse ahí pero rechazaba a todas las que le ofrecían su servicios, nervioso se acercó a su lado sirviendo un poco más de sake en su vaso mientras lo veía beber, no decían palabra alguna sus miradas lo reflejaban todo, había iniciado su juego de seducción.

Acomodando un mechón tras su oído, mordiendo su propio labio inferior provocativo, permitia que esas manos grandes y firmes lo sostuvieran por la cadera, podía ver como el alcohol aumentaba en su torrente sanguíneo al punto que las caricias a su cuerpo se volvían más descaradas

-eres hermosa, tienes la mirada de alguien que me encanta - tal vez su voz no sonaba como si se encontrará borracho pero sus acciones lo delataban - tu cabello también y por eso debes ser mía - se inclino a su cuello aspirando el delicioso aroma de las rosas mientras su diestra llegaba a su espalda baja y más allá, sus labios comenzaron a depositar pequeños besos sobre la piel descubierta recorriendo por sus mejillas hasta llegar a los labios pintados de carmín del menor donde finalmente se unieron, un beso tan ansiado por ambos que primero fue lento y poco a poco aumentaban de intensidad separándose únicamente cuando sus pulmones exigieron oxígeno

Ese fue el primer beso de Nakahara

-Dazai san ¿deberíamos ir a una habitación? - con algo de dificultad se puso de pie esperando una respuesta afirmativa, al obtenerla ayudo al hombre delante suyo sirviéndole de guía entre los extensos pasillos hasta uno de los últimos cuartos

Pero se arrepintió, su primera vez no iba a ser mientras su mente estaba nublada por el alcohol, cuando creía que era una mujer, pero eso no sería lo peor

-Chuuya, siempre tan hermoso con esa cara de ángel me dan tantas ganas de mancillarte- el mafioso se dejó caer en el futon esperando que su acompañante comenzará a desvestirse

-¿que dijiste? ¿sabes que soy yo? - el kimono había bajado por su hombro tras dejarlo caer mostrando su piel blanquecina e inmaculada, lo acomodo rápidamente y retrocedió, de un segundo a otro ya se encontraba corriendo dentro de la casa de cortesanas en busca de la pelirroja.

Change  [Bungou Stray Dogs \ Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora