—¿Quién es?—Pregunto ya con mi arma cargada.
—No lo sé, no a dado señal de ser de nuestro grupo. —Habla uno de los integrantes, eso puede ser un problema; no identificarse en medio de una misión importante, aunque suicida, es algo ilógico, puedes morir por tal estupidez.
— ¡No disparen! —Gritan a lo lejos, todos estamos armados y listos, somos quince contra uno, a de ser muy imbécil para estar haciendo esto.
—Identifíquese soldado. —Demando.
—¡El sol se oculta, y la dama de la noche hará su aparición!
Al instante todos bajamos nuestras armas, no entiendo el hecho de utilizar una clave tan larga, podrían decir, ¡Moras! O ¡Sol! O ¡Rayos y centellas! Pero no; tenía que ser un lema nuestro llamado de auxilio, creo que no es nada útil, pero son ordenes, y he aprendido a acatarlas, no de la mejor manera; pero aprendí, es lo importante ¿no?
—¿Qué sucede soldado?
—Fui a revisar el perímetro, hay diez guardias en la entrada, dos cubriendo la puerta principal, tres en el ala oeste, hay cuatro para las revisiones a vehículos, y el de registro; francotiradores hay siete en posición, hay doce cámaras cubriendo todo el perímetro, cada esquina, cada rincón, las cámaras hacen un giro de ciento ochenta grados, permitiéndoles una increíble vista a los de seguridad, y por si fuera poco... Hay perros de búsqueda por todos lados, en especial callejones, y la cerca está electrificada.
—Maldita sea. —Empieza a quejarse burlonamente, mi queridísimo amigo y compañero, el infiltrado.
—Por suerte. —Interrumpe Leo, y yo le sigo. Llegamos a una parte del camión en el que vinimos, abrimos un enorme baúl con las cosas que necesitaremos, y todos nos miran sorprendidos.
—Tenemos estos trajes y pases, que nos permitirán el acceso a la zona azul. —Comento con una gran sonrisa en mi rostro. —Lo único que debemos hacer, es robar un auto de los pitufos, y pasaremos desapercibidos, ya adentro, nos encargaremos de las cámaras y guardias, ustedes tomarán sus lugares, tendremos como mínimo, veinte minutos para entrar y salir, en el momento del cambio de turno, los pitufos tomarán sus lugares, a ustedes los estará esperando un auto blindado en la parte de atrás, salimos con el paquete, y listo.
Pinches pitufos que nos complican la vida, y pinche Marc que le encanta poner apodos, yo soy la ardilla madre, los polis son los pitufos, Leo es el venado feliz, en fin, cada quién tiene un apodo gracias a ese loco sin oficio.
—Nosotros nos encargaremos del auto. —Hablan dos del grupo, Lucio y Antonio, si no me equivoco esos son sus nombres; nunca e sido buena con los nombres, debo repetirlos millones de veces para poder recordarlos.
—Bien, —Ambos asienten y salen de allí. —conmigo irán... Marc, Leo y el capullo. —Esté último me fulmina con la mirada al escucharme decir su nuevo apodo, el infiltrado, y mi aliado, llegó nuevo la última semana, odia ese apodo que le pusieron en la jaula, su historia es algo chistosa, pero no es momento de chistes, aparte si lo hago se va a poner de malas, lo conozco, y puede ser muy impotente y altanero. —Nosotros iremos en el auto, los demás se quedarán como reemplazos; empezaremos los reemplazos por el ala este, y así sucesivamente.
Tuve que elegir minuciosamente a mi equipo, en especial a mis acompañantes; el infiltrado es bueno con la tecnología, el mejor de su clase, por ello me será muy útil, a Leo no le pesa el cuchillo para asesinar a los guardias, para él, esto es un matadero, y él, el carnicero; a Marc lo elegí por ser un buen distractor, sabe fingir, pasaríamos desapercibidos, es el más serio y preciso de todos, muy convencedor y atrevido, con él, podremos entrar sin ser detectados, aparte, es bueno con las cerraduras, eso nos ayudará a entrar a los lugares más reguardados de toda la estación, y más con su astucia.
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ContiGo
Random[Sinopsis]✓ 💀🌹Ella llegó de la nada... ~Y-yo sólo... Quería... Conocer el lugar. Y se convirtió en todo... ~Estúpida niñata... ~Te quiero... Él no creyó amarla... ~Te odio. ~¡Felicidades! el sentimiento es mutuo. Y terminará dándolo todo, por un a...