"Cap 43" Agente Liz

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No tenía idea de cómo este muchacho había obtenido tanta

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No tenía idea de cómo este muchacho había obtenido tanta.información de mi princesa, pero necesitaba averiguar a fondo que era lo que pasaba.

— Pero esta historia no termina aquí.  ¿Quiere que le siga contando?

— Antes que nada... ¿cómo sabes tanto? —preguntó Spencer, parece que yo no era el único con la duda.

— El patrón le dijo todo esto a la mujer, la verdad duraron mucho rato hablando, casi me hago pis encima —declara avergonzado.

— ¿Por qué le contó todo esto? —No me iba a quedar con la duda, tenía que saberlo todo.

— Ella quería saber absolutamente todo de la chica, quiere hundirla, destruirla, y empezará por lo más sagrado que tiene... su familia.

Spencer al instante se alarmó, se paró y salió deprisa de la habitación; lo seguí por los pasillos y lo escuché hablando por teléfono.

— Pase lo que pase, nadie abandona la casa. ¿Entendido?

Logré escuchar como le hablaba a alguien a través del celular, sus manos empezaron a temblar, todo su cuerpo sudaba; parecía como que fuese a entrar en una crisis.

— Oye calmate.

Me acerqué a él despacio y pude ver cuan nervioso estaba, su respiración estaba considerablemente acelerada, esto no me gustaba para nada.

— M-mi fami-milia...

— Tranquilizate, —lo abracé, tuve una muy condenada experiencia con un ataque de pánico de Neithan una vez, y no es muy lindo que digamos —todo va a estar bien, debes relajarte.

Le di palmadas en la espalda y me cercioré de que estuviese calmado, lo senté en uno de los sillones sin dejar de abrazarlo.

— Perdona, debe ser incómodo para ti.

— No te preocupes, ya pasé por varios momentos de estos, te acostumbras, —lo miré a los ojos y este estaba al punto de casi llorar —sé que sonará loco, tonto y muy ridículo, pero eres como mi hijo, que desgracia hombre.

— ¿Te molesta tener hijos? —preguntó y negué.

— No me molesta para nada, pero me encabrona que no hayan salido de mi carajo, es triste.

— Tranquilo, algún día tendrás la oportunidad.

— Seh, puedo esperar para eso, pero ya deja de llorar.

— Lo siento, cuando me altero no logro controlarme.   Parezco un niño con trastorno. —Dice triste.

— ¡Oye! no digas esas cosas que no lo eres, ¡jum!

— Bueno, será mejor que nos apresuremos con todo esto, debo volver con mi familia, no puedo dejarlos solos en esta situación.

— Vale, pero antes... ¿por qué no quisiste contarme tú lo que pasó?

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