"Cap 44" Deseos.

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Ya habían pasado dos días de mi secuestro

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Ya habían pasado dos días de mi secuestro.

*Bueno, al menos no dieron un descanso, hay que admitir que hace mucho no nos jodian así la vida*
'Tenemos cosas que hacer y esto sólo nos atrasa'
*Relaja la raja loca, te dije que hablar con Joshi, hiciste lo que se te vino en gana, ahora te las aguantas*

Me encontraba sentada en el balcón de la habitación, mirando al mar y sus hermosas olas, a punto de iniciar una guerra conmigo misma cuando escucho un carraspeo de garganta a mis espaldas.

— ¿Puedo? —Pregunta Santiago entrando a la habitación.

— Es tu casa, no puedo hacer nada.

— También es tuya, todo lo mío, es tuyo.

— Santiago no...

— Te amo.

Acercó peligrosamente su rostro hacia el mío pero por suerte logré detenerlo a tiempo, lo que menos necesito es un romance con mi secuestrador, ya lo tuve con uno y no salió muy lindo que digamos.

— No hagas esto.

— ¿Lo dices por tu noviecito?

— No, lo digo porque no se me antoja un puto beso, menos si viene de tu boca, eres un ciclo cerrado, entiendelo.

— Ay por favor, ambos sabemos que él te gusta.

— Él no tiene que ver en esta conversación, pero para quitarte tus dudas y perturbaciones; si, —aseguré firme — y no hay nada que puedas hacer para evitar eso.

— ¿Es enserio? ¿Lo vas a preferir a él?

— Al corazón no se manda Santiago.

— ¡Ese hombre no te ama! ¡no siente nada por ti! ¿enserio pensaste que estarían juntos? ¿qué tendrían una vida feliz fuera de peligro con sus ratitas despertandolos a media noche por hambre?

— Si él no siente nada por mi pues él se lo pierde, si no me ama y me ve como a una más, es mi maldito problema; pero yo al menos no me vivo haciendo una película ridícula en mi cabeza de un futuro perfecto que no existe, somos peligrosos separados, juntos ni se diga, en nuestro mundo la paz, nunca es una opción.

— Siempre tan elocuente mi vida —expresó con su encantadora sonrisa que tanto lo caracterizaba.

— Siempre tan impertinente, querido.

Le pasé por el lado dispuesta a alejarme de él y no verlo; lo que sería difícil ya que estamos en su casa. Justo antes de entrar a la habitación siento como tira de mi brazo hacia él acercando nuestros rostros, pone su mano en mi cuello así que me pongo en guardia, sé que no me hará nada pero desde que estoy en esta casa ando armada, por si eso de las dudas.

— Quiero que recojas toda la ropa que te compré, vamos a cambiar de casa, si tu hermano sabe que estás conmigo, significa que me buscará, por lo tanto tenemos que rotar posiciones.

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