ContiGo

Cap25

Llegamos a un Penthouse muy lujoso, todo el lobby estaba atestado de 'los hombres de negro' y sus armas, Josh volvió a levantarme en sus brazos hasta la habitación que nos correspondía, al entrar me llevó directo a la cama, abrió las cortinas y se podía ver un atardecer colorido, hermoso y delicado y todo a nuestro deleite, ninguno dijo una sola palabra, simplemente el se entró a duchar dejándome sola, recostada mirando hacia la puerta corrediza que daba paso a un bien cuidado y despampanante balcón, con muchas plantas y flores, dos sillas reclinables y el hermoso atardecer dando su mejor espectáculo de verdadero arte y belleza, todo en la habitación es moderno pero clásico, con tonos neutros y detalles casi invisibles si no te detiene a observarlos, pero preciosos una vez te topas con ellos, hay una pantalla plana de sesenta pulgadas colgada sobre la pared, quedando frente a la cama, hay varios muebles blancos, en sus cojines decoraciones en tonos suaves, habían varios colores, entre estos estaban un hermoso verde manzana con azul oscuro y detalles en negro.

Me quedo mirando todo en la habitación con admiración hasta que siento una mirada puesta en mi, volteo el rostro y puedo verlo allí, una vez más nuestros ojos se conectan pero esta vez es diferente, no siento odio hacía el, en cambio estoy agradecida, puede ser un patán, grosero, pervertido, infeliz, mono gigante, entre otras cosas, pero me salvó la vida y se lo agradezco con el alma. Sus hermosos ojos negros y profundos, me miran y se le ve pensativo.

*Ahora que lo pienso, toda su familia tiene ese color de ojos ¿o qué?*
"Su mamá no los tiene así, pero su padre y primos si, tal vez sea por esa parte de su familia"
*Mmmm, por cierto... ¿Cuándo volveremos a ver a la suegrita? Ya quiero volver a saborear ese tremendo sazón de esa maravillosa mujer*
"De suegrita nada, aunque lo del sazón... Joder esa mujer es una diosa en la cocina"
*Concuerdo excepto por lo de que no es nuestra suegrita*
"Ya dejate de ilusiones, además ¿por qué un hombre como él, fuerte, adinerado, con un maldito rostro y una mirada que te producen un orgasmo instantáneo en fracciones de segundos, querría estar con alguien como yo? Ya sabes de que tipo le gustan"

Siento como mis propias palabras aunque han sido dichas para mi misma y sólo mi consciencia las haya escuchado, me duelen y mucho, pero tengo razón, es estúpido pensar que un hombre como él se fijaria en mí... ¡Dios Santo ¿pero qué rayos estoy pensando?!

*Tarde o temprano querida*

Me doy una cachetada mental y me concentro en el presente, el sigue aquí, mirándome, analizando me, como si quisiera saber que pasa por mi cabeza.

*Si supiera todas las porquerías que pensamos estoy segura que se retractaria*

Está mojado gracias a la ducha, lo único que cubre su espectacular cuerpo es una toalla enroscada en su cintura, observo sus tatuajes y valla que son demasiados, nunca me han gustado mucho los tatuajes, acepto uno o dos pero no más, aunque a él se le ven de maravilla, los tiene por todas partes, desde su frente van descendiendo por cada extremidad que forma su anatomía, pasa su cuello y pecho y van directamente hasta sus brazos y dedos, su estómago no se queda atrás, sus tatuajes bajan hasta esa zona prohibida bajando en 'v' que sé que a puesto loquillas a muchas, todo en él es deseable, tanto que dan ganas de... ¡¿Pero qué rayos me pasa?!

"Creo que me he golpeado muy fuerte la cabeza"
*eres mujer zoquete, una mujer que tiene a su disposición tremenda figura de oro y plata hecha por el mismísimo diablo lujurioso en persona, con sus propias manos, y tú, en vez de aprovechar a tremendo bonbomcito estás preguntando te el ¿por qué tienes pensamientos tan sucios ante aquel Dios griego que está frente a ti sólo en toalla? Y yo pensando que tu idiotez tenía un límite*
"¡Calla y mira!"