Los hermanos Durst (hoja 3/3)

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Salí del cuarto y al poco tiempo lo hicieron ellos. los cuatro habíamos tenido suficientes escalas, abrí sin titubear la puerta. Me recibió lo que si la vida fuera justa debería tener que seguir siendo Rose.

Un puñito de huesos desparramados que no hubiera tenido la forma de reconocer si no tuviese las mismas ropas que le habíamos visto antes.

El lugar ya ni siquiera apestaba, no había un solo resto de piel, ni siquiera gusanos en la habitación.

De nuevo habíamos llegado tarde, y de nuevo no había ninguna forma en la que hubiéramos podido llegar a tiempo.

"Nos dijeron que era para protegernos" Rose apareció después de hacerlo su voz, con Thorn en brazos, brillando ambos en una etérea aura azul "Nos dijeron que solo era por un tiempo"

Su voz era mundana como si nos estuviera contando que el agua de una cascada va hacia abajo "pero desde que llegó el nuevo bebé todos en casa cambiaron papá ya no salía de cacería conmigo, Daisy ya no tenía tiempo de enseñarle trucos de magia a Thorn y madre estaba molesta todo el tiempo. Quizá fuimos malos niños, quizá si nos hubiéramos portado mejor no nos hubieran encerrado aquí, pero ni siquiera nos dieron una oportunidad, no nos dijeron que hicimos mal" con su rostro mostrando una tristeza resignada nos señaló una maqueta a escala de la casa, Thorn apareció con Hex y le dirigió a un baúl.

Quería hablar con Rose decirle que no era su culpa y que seguramente otra cosa había pasado porque, ningún padre abandonaría a sus hijos ¿verdad?

Pero era claro que eso había sido hace tantos años y yo le conocía tan poco, que consideré mejor guardar silencio respecto al pasado.

Recordé a Berrian, le dije que donde fuese que las almas descansasen le buscará. Quizá él podría enseñarle cacería y su rostro se iluminó un poco.

Junto a Vakura encontramos una trampilla resaltada en la maqueta, una trampilla que no habíamos visto.

Y es cierto, no vimos gran parte de la casa en nuestro recorrido, pero es ridículo, esa trampilla estaba junto a la puerta de entrada tuvimos que verla al entrar.

Preguntamos a Rose a donde conducía, pero sólo supo decirnos que tenían prohibido bajar ahí y que era "donde la bestia vivía".

Para mí era más que seguro que nuestra prioridad era dar la respectiva sepultura a los cuerpos de los niños, Vakura estuvo de acuerdo conmigo. Hex y Rowan no tanto, ellos continuaron explorando el ático mientras nosotros bajamos a enterrarles a los pies de la mansión. Mas en la habitación contigua a la de las escaleras al ático nos interrumpieron sollozos.

Detrás de la puerta una silueta femenina en traje de servicio lloraba desconsoladamente, con tal furor que ni siquiera nos notó "Walter, mi bebé" repetía mientras mecía una cuna vacía.

Miré a Vakura pensando que me miraría a mí, pero tanto su cuerpo como su mirada eran completamente estáticos.

"¿Qué pasó con Walter?"

Es difícil decir que tuve una conversación, todo lo que no fueran palabras clave parecieron perderse en el camino de mi boca a sus oídos, tampoco entendí mucho de las razones de la situación, pero comprendí que debía buscar a un bebé humano y que estaba en el sótano de la casa, entonces el espectro desapareció.

Antes que pudiera planear cualquier otra cosa Hex y Rowan llegaron corriendo. Retándose entre ellos habían bajado las escaleras caracoladas, Haciéndolo encontraron la cripta de la familia Dusrt.

Por primera vez estaba encarando a los chicos, sus rostros estaban cansados y aterrados. Yo invité a cada uno a unírseme en su momento, pero no los estaba tomando en cuenta. Sentí la tensión acumulada en mis hombros ¿he creado mi propia tribu? Si es así no les he estado dando la consideración respectiva.
"Dejemos a los niños y busquemos un lugar para descansar" Todos asintieron.

A medida que bajábamos en las escaleras la tonada que habíamos escuchado desde arriba se hacía más cercana, a pesar de eso, una vez estuvimos abajo dejó de escucharse completamente, encontramos lapidas con los nombres de los niños picados en ellas, nos despedimos y guardamos un minuto de silencio. Después de cerrarlas subimos de nuevo y cruzamos el pasillo esta vez vacío de armaduras en silencio, una vez en el otro extremo, acomodándonos en la habitación de la señora y el señor Durst nos percatamos que Vakura ya no nos acompañaba. Quizá pensar que había creado una tribu era demasiado, la vida aventurera a veces va de solo encuentros casuales.

Dormiré ahora madre, escribiré la próxima vez que descanse, buenas noches. 

Cartas de DalilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora