Melanie tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para situarse. Tardó 3 segundos después de haber abierto los ojos en decidir que aquello, era un hospital. Otros 5 en incorporarse y decidir que aquello no era un sueño. Y tres mas para decidirse a contestar a la enfermera que la miraba pacientemente.
- La oigo.
14 segundos. Necesitó 14 segundos sumando los 11 ya dichos, los dos segundos de responder a la enfermera y otros dos de reacción para darse cuenta de algo obvio: estaba sola. En aquella sala blanca solo estaban ella y esa mujer que le sonreía amablemente. Abrió los ojos de par en par y tragó saliva. El "bip" incesante de la máquina se aceleró y Melanie hizo la pregunta de la cual tanto temía la respuesta.
- ¿Dónde están mis padres?
La mujer cambió su expresión amable casi de inmediato. Sus ojos se entristecieron y su sonrisa desapareció. Melanie no necesitaba nada más para darse cuenta de lo que estaba pasando. Sabía muy bien que aunque fuera una enfermera el silencio nunca es una buena señal. Se le empañaron los ojos de lágrimas y se le aceleró la respiración mientras negaba con la cabeza. Negaba. Negaba porque no quería creerlo. Porque no podía creerlo. Porque si lo creía sería real.
- Señorita West, - la enfermera adoptó un tono mucho más respetuoso- lamento informarla - Melanie seguía negando y empezó a emitir pequeños "no" apenas perceptibles que fueron cobrando fuerza a medida que la enfermera hablaba, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. - de que sus padres, el señor y la señora West...
-¡¡NO LO DIGA!! - estalló en un mar de lágrimas completamente desesperadas. - Marchese...
La enfermera obedeció sin rechistar y Melanie se quedó sola tratando de asimilar aquellas palabras que no había querido oír. Fue entonces cuando empezó a notar las magulladuras de su cuerpo. El corte de su labio o el de su frente. los moratones de sus piernas. Las rozaduras de sus codos y rodillas. De pronto todo aquello le quemaba la piel, y sus lágrimas lejos de refrescarla, le abrasaban aún más si cabía. "Duele.", pensó.
Entonces el médico entró en la habitación. Él quería preguntarle qué era lo que recordaba, quería explicarle con términos médicos lo que le había sucedido a ella y a sus padres y rellenar los huecos que su memoria había dejado vacíos. Quería informarle de la situación en la que estaba y ponerle en contacto con su hermano.
Fue entonces y sólo entonces cuando Melanie reaccionó.- Mi hermano. Quiero hablar con mi hermano. - dijo secándose las lágrimas por primera vez desde que se había enterado de la desgracia.
Por supuesto. Su hermano. Greg West. Ahora que sus padres, ambos sin hermanos y ya sin padres, se habían ido, su única familia era Greg. Su hermano mayor que trabajaba en la sucursal de Inglaterra. Necesitaba verle. Sin embargo, sólo pudo hablar con él por teléfono.
- ¡¿Qué quiere decir que no vas a venir?!
- No puedo, Mel.
- ¡Pero han muerto! - dijo con la voz entrecortada. Era la primera vez que lo decía en voz alta. - Papá y mamá han muerto... - Melanie rompió a llorar de nuevo. Se sentía sola. Estaba sola. y su hermano, que se encontraba en la misma situación que ella, no era capaz de apoyarla en el momento más difícil de sus vidas.
- Melanie...
- ¡Callate! - Melanie seguía llorando a voz en grito.- ¡Sólo piensas en trabajar! ¡En los negocios! ¡Hace tres años que no te veo! ¡Tres años! Y ni siquiera ahora eres capaz de estar a mi lado... ¡Papá y mamá han muerto! ¡¿Entiendes lo que significa?! ¡Muertos! ¡No se van a levantar mañana y darme los buenos días, no vamos a volver a desayunar juntos, no van a volver a sonreírme y a decirme que todo irá bien cuando este triste! ¡No lo harán nunca más! ¡No lo harán! ¡No podrán! ¡No podrán porque están muertos!
Greg permaneció en silencio durante unos segundos antes de contestar.
- Lo sé, Mel. Lo sé muy bien. - su voz se había tornado ronca, aspera. - Pero esto no nos afecta sólo a nosotros. Esto no te afecta sólo a ti. Nuestro padre es... era una persona importante. La más importante en esta empresa. Y ahora hay gente, familias, que dependen de su testamento. A diferencia de ti yo no tengo tiempo para llorar su muerte. Así que te pido por favor que seas fuerte.
Melanie se había ido relajando a medida que su hermano iba hablando. Ahora era más consciente de la situación en la que estaban. Habían más personas involucradas de lo que ella había pensado. Toda su vida había sido así: no se trataba sólo de lo que ella quería, sino también del resto del mundo. Su padre no era solo suyo.
- Está bien. Lo siento. - dijo secándose las lágrimas.
- Me alegra que lo entiendas. - esta vez su voz era más suave, pero a la vez, podías notar la pesadez propia de una persona tensa, preocupada, como si no hubiese descansado en horas.
Después de haber hablado con él Melanie se sentía mal por haberle echado en cara todas aquellas cosas sin pensar en todo lo que había sufrido él también, y se propuso ser fuerte, igual que él. Pero Melanie no era así, y pronto volvería a encontrarse a sí misma llorando debajo de las sábanas de su cama de hospital, a la espera de la llamada de su hermano. "Duele." era lo único en lo que podía pensar. Y así pasó, hasta que cayó la noche.
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Paso a paso
Teen FictionMelanie es una chica de buena familia en su último año de instituto. Sus padres la han educado de la manera más humilde que han podido, llegando incluso a hacerle trabajar para ganarse la paga. Aunque su hermano trabaja en la empresa de su padre ell...