¿Qué es eso?

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Melanie llegó al comedor social a duras penas por culpa de un retraso en el autobús. A diferencia del trabajo, que lo tenía porque cuando pidió una paga a su padre le dijo que se ganaría el dinero por si misma, el voluntariado lo hacía por que quería hacerlo. De hecho, era lo que Melanie quería hacer. Quería dedicarse a ayudar a los demas, aunque todavía no había decidido como. Quizás estudiaría medicina, o abogacía... En cualquier caso, le encantaba. Incluso acabó convenciendo a su padre para que hiciera donativos bastante generosos a algunas organizaciones, incluida en la que ayudaba ella, y aprovechó sus influencias en más de una ocasión con el mismo fin. Respetaba que su hermano hubiera seguido los pasos de su padre, pero ella tenía otros planes.

Bip, bip, bip...

- ¿Que es eso? - preguntó Melanie a su compañera del comedor social, Rosa García, mientras servía la sopa.

Rosa era una mujer de origen latino, encantadora. Era cocinera en el centro, en un restaurante pequeño, bastante acogedor, pero los viernes, su día libre, ayudaba en el comedor ya fuese cocinando o sirviendo. Melanie confiaba mucho en sus consejos y le contaba todas sus preocupaciones.

- ¿Qué es qué, cariño? - le respondió rosa.

-Ese pitido...

Rosa se paro a escuchar.

- Yo no oigo nada...

-¿No?... - Hizo una pausa. - me lo abré imaginado.

Melanie le contó a Rosa el estrés que tenía que soportar durante los examenes y lo poco que le apetecía la cena de su padre con todos aquellos estirados. Bueno, y también comentó un encuentro inesperado con cierto chico de padre americano. Rosa supo como animarla en seguida. Melanie siempre pensó que aquella mujer ganaría mas de psicóloga que de cocinera. ¡Y eso que la comida de Rosa era de rechupete!

Cuando acabó su turno, volvió a casa y comenzó a prepararse para la fiesta. Serían las 6:45 pm cuando su madre entró a la habitación.

- Estas preciosa Melanie. Ven, te prestaré un collar que te quedará genial con ese vestido.

Bip, bip, bip...

- Pero ¿Que es eso?

-¿El qué?

- Llevo todo el día oyendolo. Parece como una alarma o algo así.

- Mira tu móvil, a ver.

Melanie sacó su móvil y comprobó las alarmas, pero no encontró nada encendido, así que dejó correr el tema.

Llegaron a la fiesta, donde tuvo que saludar a cientos de personas que no conocía, como siempre, y reir chistes que no tenían gracia, como siempre. En un momento dado, su padre le susurro a la oreja:

- Me acaban de invitar a una clase de ballet. Dicen que es la última moda entre las altas esferas. ¿Que te parece? Tu padre en leotardos.

Melanie solto una carcajada lo mas discreta posible.

Bip, bip, bip...

- ¿Has oído eso?

- ¿El qué?

Melanie dudó unos instantes.

- Nada, no importa.

Por fin llegó la hora de irse, y Melanie solo quería llegar a casa. Si hubiera llegado a tener que oir una sola gracia más, le hubiesen petado los tímpanos. Llegaron al coche.

Bip, bip, bip...

- Bueno esto empieza a enfadarme.

- ¿Qué pasa? - dijo su padre.

- Es esa "alarma". No paro de oirla. -Bip, bip, bip... - ¡Ahí esta otra vez!

- Yo no oigo nada Melanie, calmate.

Bip, bip, bip...

- ¡No puedo! Cada vez lo oigo mas alto.

Bip, bip, bip...

- Melanie... -le dijo su madre.

- Espera un segundo intento localizar ese sonido...

- Melanie...

- ¿Donde está? No puede andar lejos. - se registraba de pies a cabeza desesperada.

- Melanie...

- ¡¿Qué?!

De pronto todo se paró. Sus padres, el coche. Como si se detuviera el tiempo. Todo en silencio. Solo se oía ese pitido insoportable y la voz de su madre: "Melanie...". No... no era su madre. Era otra mujer. ¿Quien era? ¿Quien la llamaba?

- Melanie... ¿Puedes oírme, Melanie?

Abrió los ojos. Una habitación blanca. Una enfermera repitiendo su nombre. Buscando respuesta. Y un "bip, bip, bip..." persistente e incesante que probaba....

que aún seguía viva.

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