CHARLOTTE
—No se te olvide que está encerrada en el armario —Comunicó el riquillo mientras corría a sentarse tras su escritorio.
A ver, recapitulemos. estaba en una situación difícil. Yo solo deseaba un empleo que impulsara mi carrera, no pertenecer a la telenovela de los domingos.
—¡Me la sacás! —Se escuchaban los pasos del vengador fantasma.
¡Dios mío!, nunca había sido una mujer que se dejara manipular, ni mucho menos hace lo que el otro le ordena.
Entonces, ¿Por qué habría de hacer algo en esa situación...?
Si él pensó que le temía a su Prometida, estaba muy equivocado la anguila con patas.
—¿¡Dónde está esa fufa!? —Vociferó Raquel al ingresar.
—Está escondida en el armario. —Informé con temor.
¿Han visto esas películas en donde el héroe entra a una habitación pateando la puerta?
Pues Raquel es la heroína de esta escena. Y yo no deseaba ser esa puerta.
Sus ojos desprendían la furia de su corazón, y su aura gritaba a los cuatro vientos:
''Soy capaz de matarte con una servilleta''Era mejor prevenir que lamentar.
—Raquel, cariño... ¿Qué ocurre? —Simuló el riquillo.
Yo, quien observaba todo desde al lado de la puerta, pegué mi espalda a la pared para sentirme segura.
—¿Dónde me decís que está? —Preguntó dirigiendo su mirada hacía mí.
¡No me mires así!, yo también era una víctima en todo eso.
—Armario —Pronuncié con temor.
Miré al riquillo de reojo y observé una sonrisa que se borró cuando Raquel lo miró.
—Sos un descarado —Anunció antes de empezar a caminar al fondo de la habitación. —Ni te limpiaste el labial.
El riquillo se puso de pie y se atravesó en su trayectoria.
Aquí, señoras y señores, les presento a la escena más conmovedora que podrán ver.
—Estaba comiendo moras. —Dijo el riquillo.
A ver, algo estuvo mal en su excusa. ¿Acaso eso hizo parte de la actuación?
—Apartáte de mi camino... —Amenazó Raquel en voz baja. —No querés morir de una patada en los huevos.
Si, definitivamente fue una buena elección elegir el lado de Raquel.
Esta mujer podría ser la versión más reciente de Mike Tyson.
—Mátelo con confianza... —Sugerí en voz baja.
Unos golpes provenientes del armario se escucharon.
Raquel situó sus dos manos sobre el pecho del riquillo y empezó a empujarlo.
—Si no te quitás no respondo —Pronunció. —El olor a zorra ya me llegó a la nariz. ¡Quitáte!
El riquillo se apartó y le permitió el paso a Raquel.
Me observó y alzó sus pulgares con una sonrisa de victoria.
—Bien hecho —No habló, pero pude leer sus labios.
¡EN VERDAD ERA UN HIJO DE SU GRAN... santa madre!
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Cuando empecemos a ser
ChickLitLa vida de Fredrik es una mentira. Está a punto de casarse con una mujer que no ama bajo la intensa presión de su padre por un simple beneficio comercial. Charlotte no tiene una situación diferente, ya que no logra encontrar un empleo en su profes...