El paisaje en el que tú estabas

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CHARLOTTE


La empresa estaba presentando un serio desbalance. Hubo una reducción de nómina tanto a nivel nacional, como a nivel mundial. Varios puntos de ventas estaban presentando las consecuencias de una mala inversión y la mala suerte de haberse topado con gerentes corruptos.

Por los pasillos ya trascurría la información de que el gerente general encargado de la línea de hoteles, le había jugado sucio al padre del riquillo. Se había abstenido de pagar impuestos y usó varios de los hoteles como centros para lavado de dinero. Eso, sumado a la reciente inversión fallida en medio oriente, le generó a la empresa una crisis financiera.

Crisis que, puso en serios aprietos a Akres.

—Lamento informarle que usted ha sido despedida.

El riquillo había dejado el país y viajado a Estados unidos para intentar solucionar los problemas, y de paso, encargarse de las líneas de hoteles más importantes.

Y sin jefe, no había empleado.

—Gracias por trabajar con nosotros, pero como deducirá, ya no hay un lugar para usted en esta empresa. —Platicó Bastián, el secretario del presidente.

Al llegar al piso él me esperaba frente al escritorio. Lugar donde esperaba encontrar otra persona.

—Comprendo. Les agradezco por haberme brindado una oportunidad. —Pretendí no verme afectada.

Bastián me había agradecido por haber intentado hablar con el riquillo, pareció muy agradecido conmigo, aunque no le conté lo que había sucedido entre él y yo. Cosa que aún continuó dándole vueltas a mi mente.

—Lamento molestarle, pero, ¿por casualidad usted está al corriente acerca de algunos documentos que el joven Fredrik no entregó?

Me confundí por un instante, no supe a qué tipo de documentos se refería.

—Es una información que se le demandó al joven Fredrik que obtuviese —Específico. —. Estuve examinando el día de ayer en su oficina sin obtener resultados.

Me adentré en mi mente, tratando de recordar a que se refería. Apreté mis labios y me adentré un poco más para dar con la posible respuesta.

—Creo que sé a qué documentos se refiere. —Me dirigí a mi escritorio y abrí el primer cajón. Guardado allí, estaba el primer trabajo que la anguila con patas me solicitó. Indagar en la base de datos acerca de dos personas. Dos hombres, Sebastián y Arturo.

Aquellos papeles que, nunca supe para que eran hasta dentro de un par de días.

Al sacarlos, Bastián confirmó que se trataba de ellos. Tomó los papeles y con algo de prisa, se despidió.

—Le deseo la mejor de las suertes, señorita. Y le agradezco de nuevo por haberlo intentado. Sé que el señor Fredrik tendrá a consideración sus palabras. —El hombre asintió con la cabeza. Yo le devolví el gesto.

Hasta esa fecha habían trascurrido 8 días, 8 días que se sintieron como cinco meses.

Bastián se retiró a tomar el ascensor, pero sin antes despedirse de nuevo de la manera más educada posible. Yo permanecí sobre el que era mi escritorio para recoger todas mis pertenencias. Recargué mi espalda a la silla y dejé salir un largo suspiro.

Observé el techo por un par de segundos y después dirigí mi mirada hacia los cajones. En ellos solo había un par de lápices y alguno que otro documento que faltó por entregar. Me puse de pie sosteniendo mi cajeta y me dirigí hacia las escaleras. Bajé, escalón por escalón pensando en que debería hacer ahora. Me sentí algo deprimida, decepcionada, y aunque relacioné esos sentimientos con mi situación laboral, en el fondo de mi corazón supe que era un sentimiento diferente el que me arropaba.

Cuando empecemos a serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora