Martín
—Yo —contesté dulcemente— soy tuyo.
Con una sonrisa llena de lujuria, lo atraje a mi boca acallando sus jadeos al sentir mis manos de vuelta en su abdomen. De un tirón, se desprendió de aquella prenda sintiendo su piel cálida sobre la mía. Sus besos se tornaron más candentes y necesitados, mordiendo levemente mi labio y desviándose a mis mejillas y cuello. Lamía y mordisqueaba provocando una deliciosa sensación por todo mi cuerpo, mientras mis manos se enredaban en su cabello atrayéndolo más hacia mí.
Con delicadeza, fue retirando por completo mi bata lanzándola lejos. Mis piernas rodearon su cadera, aprisionando su pelvis contra la mía solo para sentir la dureza de su erección. Me miraba con picardía, el deseo refulgiendo en el brillo de sus ojos y me fascinaba tenerlo así. Hace tanto no me sentía de esta manera, tan vivo y lleno de energía.
Regresó a mi cuello y lentamente fui recorriendo su espalda hasta llegar a su trasero, duro y musculado. Fui metiendo mis manos por el borde de su pantalón, hasta llegar a la pretina. Donde, con algo de dificultad fui desprendiendo botón y cremallera. Atendiendo mi solicitud implícita, se desprendió por un rato de mí solo para terminar de quitárselo, dejando a la vista un sexy bóxer negro y el gran bulto que este ocultaba. Todo lento y sin quitarme los ojos de encima.
Su cuerpo es espectacular a mis ojos; brazos fuertes, abdomen sutilmente marcado y un paquete que me hacía agua la boca, aun sin verlo directamente. Se arrodilló entre mis piernas, tomándome de la cintura para jalarme hacia él y recostarse sobre mí. Besó mis labios con tanta dulzura, que me sentí en una nube rodeado de su aroma y la suavidad de su tacto. Ahogaba mis suspiros con su boca, rosando su pelvis contra la mía con descaro.
Sus besos fueron bajando por mi barbilla, recorriendo nuevamente mi cuello y continuando en mi pecho. Mordía suavemente mi labio para ahogar los jadeos que sus caricias me provocaban, cuando su lengua se paseaba por mi pezón endureciendo más que solo esa zona. Jugó con ellos con suavidad, sonsacando gemidos cada vez más sonoros de mi boca. Siguió con su viaje besando todo mi abdomen, lamiendo y humedeciendo todo a su paso.
Con una única mirada y sonrisa ladeada, bajo lentamente mi bóxer dejándome completamente desnudo ante él. Un leve sonrojo se esparció por mi rostro, sentía el rostro arder y el corazón acelerado. Era mi primera vez y aunque me daba un poco de temor, no pensaba echarme para atrás. Lo quería, deseaba hacerlo con él, con nadie más.
—Te ves tan lindo cuando te sonrojas —dijo subiendo hasta mi boca, susurrando sobre mis labios tentándome y, para terminar, mordió y lamió el lóbulo de mi oreja.
—No es justo —me quejé con un jadeo, atrayendo su atención— no estamos en igual de condiciones.
Y muy discretamente señalé hacia abajo, donde su cuerpo cubría mi desnudez.
—No me digas, pervertido —replicó entre risas.
Se bajó por un momento de la cama, se dirigió a la puerta cerrándola con seguro y, deteniendo su mirada en mí, fue acercándose mientras llevaba sus manos a su ropa interior. Y finalmente, bajo por completo aquella prenda liberando su palpitante erección. Se agachó en cuclillas en el borde de la cama, atrayéndome para quedar entre mis piernas.
Rodeé su cuello y apoyé mi frente sobre la de él, estaba muy nervioso pese a toda la excitación del momento y lo sabía. Acariciaba suavemente mis piernas, subiendo por mi abdomen hasta rodear mi cintura abrazándome.
—No tengas miedo —susurraba sobre mis labios— no te hare daño.
—Lo sé —rosaba mis labios con los suyos— solo estoy un poco nervioso.
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✅2. Yo, Soy Tuyo (Bilogía Mío)
RomanceLa historia de Ernesto y Martín aún no termina, todo lo contrario, apenas está empezando. Los verdaderos obstáculos están por llegar a sus vidas, problemas que pondrán en la cuerda floja su relación. Porque, aunque todo parezco color de rosa, manten...