Capitulo 1

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Acostado en la cama, Saint Suppapong observó a su amante, Perth Tanapon, deslizarse sobre un par de atractivos pantalones de cuero.

—¿Estás seguro, de que tienes que ir? — Hizo una mueca, ante el timbre de su voz, incluso antes de que Perth le mostrara una reacción, sus ojos azul claro, expresaban su desaprobación.

—Pensé que disfrutarías de recibir mi collar, en lo que se considera nuestro día más sagrado. No podía haber un momento más perfecto, para que proclamemos nuestra unión.

—Yo-yo. Es decir, yo... Quiero decir, yo quiero celebrar nuestra unión—, dijo Saint, tropezando con su respuesta.

Nunca había esperado que Perth viera su renuencia a ir a la ceremonia, como un reflejo de sus sentimientos acerca de que le colocara su collar.

¿Cómo podía explicarle, a este muy confiado hombre, que ser el centro de atención en una habitación llena de criaturas sobrenaturales, lo ponía muy nervioso?

Dudaba que Perth hubiera tenido un solo ataque de nervios, en su larga vida.

Perth subió de nuevo a la cama y se arrastró por el colchón, hasta que se puso en cuclillas encima de Saint. Este emitió un gemido, mientras su pene se endurecía ante la proximidad de Perth. Maldita sea, prácticamente llevaba días de comando.

—Pase lo que pase, no voy a dejar de ir—El tono de confianza en la voz de Perth, instaló un tintineo nervioso en Saint.

—No me importa lo que cualquier otro vampiro, humano o werekin dice. Eres el único para mí.

Saint se fundió, debajo de la seguridad de su amante. En el fondo sabía que pertenecía a Perth, aunque algunos días le preocupaba que no fuera capaz de mantener al vampiro satisfecho, durante los siglos por venir. Infiernos, antes de encontrarse con el hombre, apenas había sido capaz de mantener a un individuo interesado en una segunda cita.

El intenso beso, de la boca ardiente y posesiva de Perth, le proporcionaba la tranquilidad que necesitaba.

—No seas tonto, mi sol. No hay nada de qué preocuparse. Se trata de Samhain, el día más sagrado para los vampiros. El único día del año, donde podemos comunicarnos con nuestros muertos, para recibir asesoramiento y profecías.

Perth lo hizo sonar como una cosa positiva, pero francamente la idea lo descolocaba. No podía pensar en una sola razón, por la que quería hablar con los muertos, pero un vistazo a la expresión de su amante, y sabía que tenía que ir. Se vería mal si la mascota de Perth no asistía, sobre todo porque el vampiro había anunciado que en la próxima ceremonia la daría un collar. Así eran las cosas, Perth había elegido a un simple humano como su compañero permanente, esto tenía a más de un vampiro dudando de la sabiduría, de la elección de su líder.

—Tener la oportunidad de hablar con fantasmas, realmente no hace que me den ganas de ir —, confesó.

Los ojos claros de Perth, brillaban con diversión.

—¿Voy a tener que arrastrarte, a la ceremonia, desnudo?

Se deslizó fuera de la cama y aparto la frazada.

—No tengo ninguna objeción a tu desnudez, sin embargo, quizás te pueda molestar todas las personas que tendré que matar por ver tu cuerpo desnudo. ¿Cómo futuro médico, no se supone que debes hacer todo lo posible para salvar vidas?

Saint se encogió de hombros.

—Solo habría más gente con quien hablar, en el otro lado. Sólo estoy haciendo mi parte, para la ceremonia —Le dio una mirada inocente a Perth través de sus pestañas, sabiendo que esa expresión en particular, excitaba a su amante.

Sonne und BlutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora