Capítulo 17

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Me recosté sobre la cama, dejando que mis lamentables lágrimas caigan de nuevo mientras pensaba. ¿Por qué no podía fijarme en chicos/as de mi edad?

Después de unos minutos, me di cuenta que a Tonj no le interesaba nada cuando no se molesta para volver a llamarme o enviarme algún mensaje. No le importaba una mierda sobre mí, y no creo que pueda superar eso. No importa cuántas veces me diga a mí misma que ella no me ama, porque una parte de mí siempre va a tener esa esperanza.

Oí un fuerte ruido en la puerta, haciéndome saltar del susto mientras me sentaba en la cama. Me limpié mis ojos mojados, y fui escaleras abajo para ver quién era en este momento del domingo por la tarde. Mis padres estaban trabajando, así que estaba completamente sola.

Abrí la puerta, y estaría mintiendo si dijera que me sorprendía quién era. Era Toni, y apuesto a que quería una disculpa.

-Toni...

Antes de que pudiera terminar la frase, me empujó bruscamente contra la pared mientras entraba. Rápidamente callándome mientras cerraba la puerta y apretaba su cuerpo contra el mío.

-Tienes una boquita muy grande para ser una niña muy pequeña.
Casi gimió contra mí, su entrepierna clavándose sobre la mía.
-Tengo que darte una lección.

Sus labios se fueron hacia mi cuello, y me quedé completamente congelada mientras todavía seguía consternada por el hecho de que ella simplemente irrumpió y me inmovilizó contra la pared.

-Me irritaste, maldita sea.
Habló sobre mi piel.
-Debes pensar mejor en las cosas que dices antes de llamarme odiosa.

Seguí sin responder, estaba demasiado aturdida por sus acciones. Sus manos agarraron mis pechos, apretando contra ella, haciendo que me quede sin aliento con un poco de dolor. Parecía enojada, realmente cabreada.

Puso sus manos en mi cintura.
-Fui yo, Cheryl, He sido yo ¿De acuerdo? Lo hice, pagué por tu puta educación.

Quería sonreír, pero todavía ella aparentaba estar tan furiosa.
-Toni ¿por qué estás tan enojada?

-Pensé que sería linda, y saqué diez mil dólares de mi propio bolsillo.
Llevó su mano hacia arriba y con rabia golpeó la pared con frustración, justo al lado de mi cabeza.
-Quería sorprenderte, pero eres tan jodidamente molesta, solo debías...
Se volvió débil, respirando ligeramente a medida que se pasaba una mano por el cabello.
-Solo tenías que arruinármelo.

-¿Por qué te importa tanto, Toni?.
Le pregunté débilmente.
-Lo siento, pero ¿Por qué estás tan ofendida por esto?"

-¡No estoy ofendida!.
Argumentó, tirando de mi hacia atrás, estando sumamente cerca ambas.
-Estoy molesta, no soy ningúna odiosa, cerda arrogante. Traté de ayudarte porque... Bueno, mierda, solo quería hacerlo. No tengo por qué hacer eso, pero al verte tan deprimida me hizo sentir culpable, no me gustó, no me gustó la forma en la que estabas tan triste.

¿Realmente Toni demostró que yo le importaba? Fue horrible, pero no podía dejar de sentir felicidad. Ya que, básicamente, abrió su corazón justo en frente de mí.

-No era mi intención hacerte daño.
Susurré en voz baja.
-Lo siento mucho.

-No estoy herida!.
Resopló, frunciendo las cejas.
-Estoy agravada.

-Estas herida.
Le respondí en voz baja. Llevé mi mano hacia su pecho, presionando mi palma derecha sobre su corazón.
-Justo aquí.

Ella extendió su mano hacia la mía, tratando de recuperar el aliento.
-Me llamaste arrogante, y odio eso ¿Y sabes qué? Me lastimaste. Tus palabras fueron jodidamente horribles. Odio verte enojada conmigo porque... simplemente me dan ganas de disculparme contigo continuamente y... ni siquiera hice nada malo.

Vacilantemente aferré mis brazos alrededor de su cuerpo, tirándome hacia ella poco a poco.
-Lo siento mucho, Toni, no eres arrogante, eres muy amable.

Ella suspiró profundamente, colocando su cara en el hueco de mi cuello. Era bueno ver a Toni actuar vulnerablemente de vez en cuando.

-Vamos a mi casa.
Susurró.

-Pensé que estabas trabajando.
Le contesté tímidamente.

-No me importa.
Habló en voz baja, agarrando con más fuerza mi cuerpo.

-Ven a mi habitación.
Ofrecí.
-No puedo salir de la casa, mis padres piensan que estoy haciendo tareas todo el día. Se volverían locos si llegan y no estoy aquí.

-¿Dónde están ahora?.

-En el trabajo, regresarán a casa en un par de horas.

Ella resopló.
-Bueno, guíame a tu habitación.
Ella habló, casi en tono de broma. Le sonreí, tomando su mano, dirigiéndome hacia las escaleras con ella.

Entramos a mi habitación lentamente, de inmediato recogí unas cuantas prendas de ropa que había dejado en el suelo y las puse en otro lado.
-Perdón por el desorden, no creía que nadie podría venir, excepto yo.

Se sentó en la cama, mirando algunas cosas de mi habitación.
-¿estas contenta que pagué para que vayas a la universidad? ¿No crees que es raro, verdad?

Fruncí mis cejas mientras la miraba y rápidamente negué con la cabeza, tomando asiento junto a ella.
-No puedo explicarte lo agradecida que estoy...
Hablé en voz baja junto a su oído, con mi mirada sobre su bella línea de la mandíbula, lo que me hacía sonreír a mí misma.
-Tal vez pueda mostrarte.

Ella negó con la cabeza y viró su cabeza hacia mí.
-Si alguna vez necesitas dinero, sabes que puedes llamarme ¿de acuerdo?.

Apoyé la barbilla en su hombro mientras la miraba fijamente. Mi brazo envuelto alrededor de su torso, lo que lo hizo suspirar profundamente.
-¿Y si necesito a alguien con quien hablar?.

Ella asintió con la cabeza, como si estuviera de acuerdo.
-Voy a escucharte, si quieres que lo haga.

-Te lo agradezco mucho.

La tiré hacia mí luego de eso, haciendo que las dos caigamos a un costado. No sabía a donde iba con todo esto, solo quería tenerla cerca. Toni permanecía en silencio mientras permanecía a mi lado, dejando escapar un gran suspiro. Pude deducir que algo no estaba bien.

-Toni, no puedo darte dinero... Pero si alguna vez necesitas hablar con alguien, yo siempre voy a escucharte.

Ella asintió con la cabeza y sonreí. Tal vez Toni y yo estábamos haciendo progresos. Tal vez a ella si le importaba.

-Me gustaría tener tu edad.
Ella dijo.
-Soy tan vieja.

-No eres vieja.
Reí después de sus palabras.
-Solo tienes treinta y cinco.

-Me siento vieja
Exhaló.
-Nunca te dije esto pero... mi espalda siempre me duele después de cogerte.
Reí para mis adentros, ella me empujó mientras yo reía.
-Escuché que el ballet realmente ayuda con el dolor de espalda"

-No, gracias.
Resopló, acariciando su rostro en mi pecho.
-Dios, tus tetas son tan grandes.
habló, arruinando el momento.

Unos pocos minutos después, continuábamos en silencio, mis manos estaban recorriendo el cabello de Toni. Creo que jamás había sido tan feliz como hoy. Realmente la amaba.

-Toni...
Susurré.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué pagaste por mí?.

Ella suspiró con cansancio.
-Ya te dije, quería ayudar.

-Pero, ¿Por qué?.
Volví a preguntarle.
-¿Que te hizo querer ayudar?.

Ella gimió, sentí con como sus hombros se levantaban contra mí, como si se encogiera de ellos.
-Al verte tan infeliz, me hizo sentir... bueno, infeliz también. No sé, Cheryl. Solo espero no tener que volver a verte así.

Sonreí luego de eso. Mierda, sabía que ella se preocupaba por mí.  

Call me MommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora