I: As

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Lo primero que sentí al despertar fue el hedor del humo de un cigarrillo.
Tosí. Luego abrí los ojos.
Me encontraba sobre una caja de cartón desplegada a modo de colchón.
El cartón era sucio, estaba podrido y olía muy mal. Una mancha de sudor oscurecía toda la zona donde yo debía estar acostada.

El cielo estaba blanco grisáceo. No pude ver si más al horizonte habrían nubes de lluvia, me encontraba en un angosto callejón por el que no podía ver más allá de lo que tenía justo entre las dos paredes de ladrillo llenas de moho y musgo.

El reflejo del sol hizo que tuviese que apartar los ojos inmediatamente. Dolían.
Mi mirada fue por azar a algún punto del callejón, y pude ver a un chico con una apariencia bastante extraña.

Su cabello era negro, lacio y hacia arriba, como en un pico. Los mechones del medio de esa cresta, probablemente formada con gel, estaban teñidos de un intenso azul cobalto.  Llevaba un sobretodo oscuro.

Sus ojos, brillantes y celestes, se movieron en dirección a los míos.
Tenía una mirada penetrante e intimidante. Sentí como me sumergía en las aguas de ese océano que su iris lucía. Me ahogaba. Me ahogaba en esa corriente, que transmitía más sentimientos de los que jamás había conocido.
O que tal vez no transmitía ninguno, y solo era mi imaginación. Probablemente la segunda opción era la correcta.

-Ah, ya despiertas- dio una calada a su cigarrillo, cerró la boca y el humo gris salió por su nariz, lentamente- has dormido más de diez horas.
-¿Qué? ¿Quién...?- mis ojos aún no estaban despiertos del todo, se movían de un lado a otro, sin decidirse- ¿Qué carajo está pasando?
-¿No lo recuerdas? ¡Si te has lucido! Has destruido a Parker -dijo con una sonrisa, como si recordara con nostalgia algo muy lejano.

Me levanté. Di golpes con la palma de mi mano a mi ropa para sacar la mugre y el polvo que había juntado durmiendo.
Vi que llevaba puesta una musculosa roja, que tenía el lema 'Don't make me kick you' estampado en letras blancas y gruesas. Estaba pegada a mi cuerpo por el sudor.
Pensé en que necesitaba una buena ducha.

-Te juro que no tengo idea de lo que estás hablando- le dije.
-Poker, Claire, poker -dijo el chico, con un tono que me indicaba que hablaba de lo más obvio del mundo-. Jugaste poker.
-Yo... yo no sé jugar poker. Por cierto, ¿puedo saber quién se supone que eres? -pregunté, fastidiada por las respuestas poco claras que me daba.
-Ah, qué bueno que lo preguntes. Yo soy AS -dijo, con una reverencia- el placer es todo tuyo.
"Oh" pensé "Se ve que es un presumido".
-¿As? ¿Como la carta de poker? -lo miré extrañada.
-Exactamente. Veo que comienzas a entenderlo. Poker. Todo se trata del poker. Y las fichas. Y el dinero -pasó la mano por su pelo, como si quisiera dejarlo más hacia arriba aún.  Tenía un piercing en el cartílago de la oreja, noté.
-No necesito esto -extendí la mano-. Vamos, dame para el taxi. No sé dónde se supone que estoy pero si no vas a ser claro, voy a irme a casa. Jenna va a matarme.

Jenna es mi compañera de piso. Es una chica muy pequeña y escuálida, siempre lleva sus gafas exageradamente grandes, que ocupan tres cuartos de su cara. Tiene el cabello muy largo, hasta la cintura, de un rubio deslumbrante. Es muy tímida, casi incapaz de mantener una conversación fluida con casi cualquier persona (exceptuándome) sin quedar roja como un tomate ni tartamudear.
Y lo último que yo recordaba era que debía llegar a las cuatro al apartamento, prometí acompañarla a la reunión con el casero, Bob. Nos estaba por echar a la calle.
¿Cómo se las iba a a arreglar esta chica para ir a hablar con este tipo sin mí? 

-Wow, espera -me agarró la mano que yo tenía extendida hacia él con por la muñeca. Era muy fuerte-. Ni se te ocurra irte todavía, ¿me escuchas?
-Mira, no sé quién te crees que eres, pero te aconsejo que me sueltes la mano en este mismo instante- soy de muy mal carácter, pobre de quien no lo sepa-. No has explicado nada con claridad, y tengo que disculparme con mi amiga. No sé ni siquiera si eres un psicópata, un violador o cualquier cosa.

Rió por lo bajo. Luego me miró seductoramente, como si esperara que yo cayera rendida a sus pies, o algo por el estilo. Tiró de mi muñeca y quedó justo contra mí. Su frente tocaba la mía, y su aliento llegaba a mi cara, caluroso.  Tenía ese asqueroso olor a tabaco.
-Puedes contar con que no soy nada de eso, mi querida Claire. Pero si no te quedas tranquilita y te portas como una niña buena, podríamos dejar de ser buenos amigos...

Hundió la punta del cigarrillo aún encendido en la cara superior de mi mano.
El dolor me obligó a arrancar el brazo de su fuerte mano, lastimándolo más aún. Unas lágrimas cayeron por mis mejillas.

-¡Hijo de puta! ¡Aaghh! -agité la mano llena de dolor, como si quisiera que el aire la curara. Dolía mucho.
-Ya lo ves, Claire. No te conviene dejar de ser mi amiga. Mi buena amiga -dijo con una sonrisa de satisfacción grabada en su rostro.

El cigarrillo yacía en el suelo, apagándose poco a poco.
As sacó un revólver de su largo abrigo negro, y me apuntó.
-Ahora sígueme. Quiero que juguemos otra animada partida de poker -dijo amenazándome.
"Poker" pensé "Este imbécil solo sabe hablar de poker".
Con la quemadura en mi mano ardiéndome, lo seguí, resignada, a través del largo callejón, ese día gris en el que desperté sin saber dónde diablos estaba.
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Hola, espero que les vaya gustando. Acabo de darme cuenta que hasta la mitad del capítulo o un poco menos escribí con errores en los diálogos, el tema de los guiones. Así que no le hagan mucho caso al asunto de los guiones con los puntos. No sé si me explico. En todo caso, sigan leyendo como si nada.

Como un juego de Poker [En pausa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora